Athletic - Sevilla
Mendilove is in the air
No ha habido ni una sola caseta en Sevilla en la que no se haya escuchado en algún momento el nombre de Mendilibar.
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Iniciar sesiónEs en la zona interior de las casetas, adonde el sonido de las sevillanas llega muchas veces enlatado y las chaquetas y los trajes de gitana se maceran con el aroma de la fritanga, donde se tienen las conversaciones más apasionadas de la Feria. No ... ha habido una sola caseta en Sevilla en la que no se haya escuchado el nombre de Mendilibar, asociado a la milagrosa metamorfosis de un equipo que ha pasado del estadio zombi a convertirse en el más competitivo del último mes en LaLiga.
Muy pronto, ojo, empezarán a proliferar las camisetas con el careto del vasco, como un nuevo Che Guevara. Es el liberador del Sevilla, y sus seguidores, que se incrementan tras cada jornada, son los mendilovers. Gente que te apaliza con el milagro del regreso al fútbol sencillo, con un punto de amateurismo, sin complicaciones. Capaz de obtener triunfos en partidos donde el único tiro a puerta del Sevilla, casi en el descuento, es el del propio gol, y encima de penalti. Ni más ni menos que lo que vimos ayer.
En la rueda de prensa anterior al partido, Mendilibar observaba con sarcasmo que los únicos periodistas que estaban cubriéndola eran los del propio club. Todos los plumillas de Sevilla se habían quedado celebrando la Feria, dijo. La cuestión es que el Sevilla pareció también en muchos momentos del partido que se había quedado en el Real. Porque el planteamiento del equipo nervionense, aparentemente con un once de gala, parecía no hallar fluidez frente a un Athletic que encontraba numerosas ocasiones de llegar al área del Sevilla. Se vieron duelos muy lucidos, como el que mantuvo todo el tiempo Navas intentando sostener la impetuosidad de Nico Williams. Al final, el desgaste cobró la forma de un golpe entre ambos que acabó con Navas en el banquillo. Pero corría el minuto 51 y el de Los Palacios había logrado contener los minutos más espídicos del jugador vasco.
Todo hubiera cambiado si alguno de los dos goles del Athletic anulados en el primer tiempo, uno en el minuto 7 y otro en el minuto 15, hubieran subido al marcador. Pero en el segundo tiempo, gracias en parte a los cambios introducidos por Mendilibar (especialmente Bryan Gil por un Lamela que no tenía su día y un resucitado Papu Gómez por Rakitic) y también a una consecución de errores defensivos del Bilbao, el partido tenía toda la pinta de acabar en tablas.
Y ello a pesar de que, rigurosamente, el Sevilla no tiró ni una sola vez a puerta en todo el encuentro. Pero daba la sensación de que en cualquier momento podía precipitarse el peligro. Este vino finalmente en un penalti contra Ocampos cuando estábamos a punto de enfilar los minutos del descuento.
Nuevo éxtasis para los acólitos de Mendilibar. Nueva fiesta para los mendilovers. Anoche, con toda seguridad, se cerraron casetas con el nombre del vasco, para mal y para bien, en la boca.
Mendilibar es un zorro estepario. Espera pacientemente su momento, sabe que más tarde o más temprano llegará. Félix Rodríguez de la Fuente se hubiera entusiasmado narrando los movimientos del depredador esperando un descuido de la presa. La presa fue un Athletic que, después de algunos errores previos, tuvo uno estrepitoso que permitió a Ocampos quedarse casi solo con el balón frente a la portería.
Mendilove is in the air. Un amor de la tercera edad, impropio, contra todas las modas: en estos tiempos de gerontofobia y abandono de los ancianos, un caballero entrado en la sesentena, que no tendría ninguna posibilidad en nuestro mercado laboral, se estrena en Europa dándole un señor baño al Manchester United, y consigue, tras una larga carrera al frente de más de media docena de equipos, ganar por fin en San Mamés. Una hazaña personal, una espina clavada, con la que el de Zaldívar se suma a la nómina (ahora tríada) de entrenadores vascos que han obtenido victorias en el feudo bilbaíno.
No parecía estar para feria el otro día Mendilibar en la rueda de prensa. Pero lo único cierto es que, con el nuevo triunfo de anoche, triunfo casi sobre la bocina, inesperado, absolutamente cabreante para el rival, le ha alegrado todavía más la feria de Sevilla a la mitad de la ciudad. Anoche, hubo discusiones sobre Mendilibar hasta la hora de los churros.
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