La primera victoria en Nervión abre otra dimensión
El Sevilla de Almeyda certifica las buenas sensaciones del inicio liguero con un triunfo de nivel ante el actual campeón que lo hace apuntar alto
Sevilla FC - FC Barcelona: El Sevilla abre el tarro de la ilusión con una goleada al campeón (4-1)
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Iniciar sesiónLa primera victoria del año en el Ramón Sánchez-Pijzuán llegó a lo grande. Una goleada de nivel para que hincase la rodilla el actual campeón de LaLiga, un Barcelona que llegó invicto a Nervión. Un triunfo que certifica las buenas sensaciones que este Sevilla ... de Matías Almeyda ha ido dejando desde la llegada del argentino. Más que tres puntos para meter a los sevillistas en otra dimensión, por más que la prudencia aparezca en el mensaje de su entrenador. Llegar en zona europea al segundo parón de la temporada no estaba en el guión de casi ningún aficionado. Pero esos 13 puntos que luce en la tabla reflejan el buen trabajo de todo el Sevilla.
La grada vivió un partido vibrante. Un equipo enchufado desde el minuto uno para conectar con el hincha y que el alto voltaje reapareciera en el Sánchez-Pizjuán. Una jornada para el recuerdo. Historia. Más de diez años desde aquel último triunfo que Grzegorz Krychowiak desgranó en estas páginas. «Lo más importante es hacer un partido perfecto defensivamente. Si no estás preparado tácticamente es difícil ganarle al Barcelona o al Real Madrid», señaló el polaco para marcar el camino. El Sevilla de Almeyda se lo aplicó al pie de la letra. Compromiso y solidaridad en todos los integrantes. Una maestría en César Azpilicueta, ese veterano que se ha marcado el desafío de vivir una segunda juventud en Nervión. Con Odysseas Vlachodimos exhibiendo que el Sevilla cuenta con un portero de primer nivel. Ni la presencia de Robert Lewandowski intimidó al greco-alemán, al contrario. Aguantando hasta el último momento para hacer dudar al atacante polaco, que acabó disparando fuera.
Desde un 4-0 en el viejo Nervión, el Sevilla no goleaba al Barcelona
«Lo segundo más importante: no puedes defender los 90 minutos. Tienes que tener calidad para mantener un poquito la pelota», añadió Krychowiak como la otra clave para poder lograr una victoria ante un gigante como el Barcelona. Ahí emergieron Rubén Vargas y Alexis Sánchez para desarbolar a la zaga azulgrana. No sólo exhibieron compromiso sin la pelota sino que casi siempre tuvieron buenas elecciones para asediar la portería de Szczesny. También los que entraron desde el banquillo aportaron lo suyo. Contragolpe de Ejuke y gol de Akor Adams para cerrar una goleada histórica. La mayor del Sevilla contra el Barcelona desde 1951. Cuatro goles que incluso pudieron ser unos cuanto más si la puntería hubiera estado más afinada. Un recital para que el sevillismo volviera a enloquecer con los suyos.
Este Sevilla de Almeyda ya ha dejado muy atrás el sufrimiento para mirar por encima del hombro a los de años anteriores. Cuatro puntos más que la pasada temporada o cinco que la anterior no sólo espantan los fantasmas sino que alumbran un futuro de más optimismo. Esa palabra Europa que parecía tabú en Nervión, aunque en el vestuario sí se pronunciara, se colocará ahora como preferida durante al menos dos semanas.
Un cambio de esquema
Sorprendió Almeyda con un retoque de entrenador. Pese al buen funcionamiento del Sevilla con cinco defensas, ante el Barcelona el argentino volvió a colocar cuatro. Un integrante más a la medular para desactivar esa sala de máquinas azulgrana. Una presión hombre a hombre para sacar del partido durante muchos minutos a De Jong, Pedri y Dani Olmo. Una intensidad elevadísima que atosigó al Barcelona como sólo pensaba que podía conseguir el PSG. Un ritmo de juego que encendió a la grada de Nervión. «Jugar en el Sánchez-Pizjuán, con toda esta gente detrás, es muy difícil para todos, sea el equipo que sea», expuso también Krychowiak, que conocía a la perfección cómo se las gasta el hincha sevillista en los días grandes.
Las claves y presagios del histórico centrocampista se cumplieron a la perfección. La libreta de Almeyda se llenó de apuntes para que su Sevilla se elevase a los altares. Una primera victoria como local que abre las puertas a objetivos de otra magnitud. Un triunfo que devolvió la felicidad al sevillismo.
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