La guarida del Sevilla pasa a mejor vida
El equipo necesita dos puntos para sólo igualar su peor registro del siglo en casa, sumando también la peor racha sin ganar de forma consecutiva
El largo túnel de Lukebakio con el mercado a las puertas

El Sevilla se ha acostumbrado a firmar nuevas rachas negativas encima de otras igualmente sonrojantes. Un dato negativo más para empeorar al anterior y así sucesivamente. Lo que no hace tanto eran flores a un equipo que rara vez dejaba escapar algún punto como ... local, enrocado en no dejarse doblegar por nadie, ahora se ha convertido en un equipo al que le asusta sobremanera el colocarse delante de su público a intentar competir, a sacar los encuentros adelante. Su mala racha en este 2025, sin conocer la victoria en el año natural como local, como si Jesús Navas hubiese impuesto una maldición en su despedida en diciembre del año anterior, sólo puede ser igualada por la vivida entre Mendilibar, Diego Alonso y Quique. Cualquier tiempo presente y futuro es posible de empeorar, pensarán los sevillistas.
Aquel Sevilla y el actual acumulan ocho partidos de forma consecutiva sin ganar en el Sánchez-Pizjuán. Para irse a una peor dinámica en el siglo, sólo hay que marcharse al año de Lopetegui, Sampaoli y Mendilibar, con siete partidos sin ganar como local. El descenso en las prestaciones de un equipo que lleva dos temporadas quedando en la segunda parte de la clasificación y, con suerte, repetirá demérito sin descender esta ejercicio, se deja ver con más fuerza en los puntos obtenidos en el su templo, en esa guarida que casi nadie se atrevía a arañar y que ahora cualquiera que se mantenga medio en pie en los partidos es capaz de puntuar, sino algo peor para los intereses hispalenses.
Pensaban los dirigentes que la llegada de Caparrós, quien acumulaba en su histórico más de un 50% de triunfos en Liga con el Sevilla delante de su público, serviría para levantar a un vestuario temeroso de sí mismo. Nada que ver. La dinámica es la misma y las jornadas se comienzan a terminar. No queda tiempo para sumar los puntos necesarios para conseguir la permanencia, por mucho que el mensaje fuese un punto más y un partido menos. Es decir, el entrenador sólo piensa en que necesita aguantar a una distancia prudencial del descenso el mayor tiempo posible, con Vigo y Las Palmas como próximos objetivos, antes que Real Madrid y Villarreal, dependiendo lo que se jueguen, desdibujen el sol sevillista.
Es evidente que el mensaje del entrenador sigue centrado en el partido a partido, en no salirse de la línea de lo inmediato, sin desviar la mirada hacia otro asunto que no sea el primer pleito. Pese a ello, en el club hay una sensación trágica de final el martes que viene contra Las Palmas. La última. La verdadera. Tras dejar escapar las oportunidades de Alavés o Leganés en el Sánchez-Pizjuán, la visita de los canarios es la última para agarrarse de verdad a la salvación. Porque después tocará recibir al Real Madrid que, pese a que pueda no jugarse nada, dado el sentimiento de desesperación sevillista y la poca compasión del club blanco con el andaluz, quien se ha dedicado a meterle el dedo en el ojo en los últimos tiempos, la esperanza sólo puede sostenerse venciendo a Las Palmas. Antes al Celta también, claro, pero visto con perspectiva y lógica, los pocos equipos que preceden al Sevilla en la clasificación son ahora a los que les puede meter mano. No al resto.
Los puntos del Sevilla
Cada temporada, todos los equipos de la Liga se juegan 57 puntos en su estadio en 19 jornadas. Lo habitual es que se saque más como local que jugando lejos de tu gente y tu estadio, lugar que conoces mejor y te sientes más arropado. Así ha sido a lo largo de la historia del Sevilla, más todavía en esta época moderna de títulos y grandes clasificaciones ligueras. Y los buenos momentos o malos son fácilmente medibles con los números que un club arroja en su recinto deportivo. Es la prueba del algodón. Este Sevilla suma 21 puntos tras 17 jornadas disputadas como local. La mayoría los hizo en la primera vuelta del campeonato, dado que en 2025 acumula cinco empates y tres derrotas. Una situación que se ha prolongado en el tiempo y ahora amenaza su propia supervivencia.
De terminar con esta puntuación, o simplemente sumando un solo punto en los dos enfrentamientos que le restan del campeonato en Nervión, contras Las Palmas y Real Madrid, se confirmaría como la peor temporada del Sevilla en su estadio en este siglo. En la anterior se llegó a los 23, dejándose el equipo de Quique ir, con la permanencia agarrada, en duelos como ante el Cádiz. 26 se firmaron en la 22-23, otra de esas dolorosas y complejas. Los cinco triunfos de este año, igualmente, son el peor bagaje registrado. Falta por ver si se alcanzan las seis del pasado o las siete del anterior.
También siete victorias se sumaron en la primera temporada, precisamente con Joaquín Caparrós, en la vuelta a Primera división, donde el Sevilla finalizó su curso liguero en casa con 27 puntos. A ese nivel está llegando el equipo en las tres últimas temporadas, con plantillas mucho más costosas y con un rendimiento muy por debajo de lo esperado y presupuestado. Sí hay que irse más lejos para encontrar otros equipos del Sevilla que demostraron que la guarida de Nervión no podía ser asaltada, que para que se marchasen puntos de allí debía ocurrir una catástrofe.
El mejor año en el Sánchez-Pizjuán fue con Juande Ramos en el banquillo, justo el año donde se rozó el título de Liga y se dejó escapar, precisamente, por dejarse puntos en la recta final lejos de su fortaleza. Hasta 47 puntos hicieron los pupilos de Juande, alcanzando las 15 victorias. También impuso su ley Unai Emery, el genio de la regularidad, con 44, 43 y 46 puntos, respectivamente, en sus tres años completos en el banquillo del Sevilla. Y hasta con Lopetegui se superaron los 40 en dos temporadas. Entrenadores de nivel con plantillas acordes a su director técnico. Todo ha cambiado en Nervión. Hasta la afición se ha mimetizado con esta época oscura y pese a sus ánimos el día del Leganés, siguen asistiendo a la caída del Sevilla sin poder echarle una mano. La animación ante el Lega fue de diez. La que se espera ante Las Palmas será incluso mejor. Sin embargo, serán los futbolistas, con la mano de su entrenador, los que deberán recuperar por un día al menos el aura de su templo.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete