Enrique de la Cerda responde al presidente del Sevilla: «Del Nido Carrasco, que es como un hermano, en su fuero interno sabe que se está equivocando»
El exconsejero, que ha estado en el club durante doce años, espera que Del Nido Benavente pueda regresar a la presidencia en la junta de marzo
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Doce años dan para mucho. En un cargo dentro de una institución parecen una vida. Y el Sevilla FC lo es. Estar ahí te da la perspectiva de lo bueno y lo que no lo es tanto. Enrique de la Cerda Cisneros (16- ... 3-1976), posiblemente el único sevillano con dos apellidos ligados con Betis y Sevilla, salió del club de sus amores hace menos de un mes, después de otra junta de accionistas «lamentable», con un desplante por parte del actual presidente de la entidad «un poquito falto de la categoría que debe tener», un José María del Nido Carrasco que ha sido una persona muy cercana a Quique, como le conocen sus cercanos. El abogado repasa con ABC de Sevilla desde su despacho su trayectoria en el Sánchez-Pizjuán, con el alejamiento incluido de su íntimo amigo Junior (sobrenombre que no utiliza), además de su opinión sobre la necesidad de que Del Nido Benavente coja las riendas. Sin callarse nada. Su adiós y la forma en que lo despidieron del cargo aún le duele.
-¿Cómo se ve el fútbol en la grada?
-Tan sólo he ido a un partido por ahora. Una vez que finalizó la última junta, otra vez convulsa, lo único que realmente me hacía ilusión era ver los partidos desde la grada, en mi asiento de tenido siempre. Me he llevado 12 años de consejero y era la primera vez que veía el partido desde allí con mis tres hijos.
-¿Se disfruta de otra manera?
-El primer día sí que fue un cruce de sentimientos porque escuchas a la grada, la visión objetiva de la gente, las opiniones a favor o en contra de jugadores, entrenadores, directiva y tal. Y tú lo ves con una sensación de infiltrado entre ellos. Y después pues, lógicamente, te das cuenta que tú eres aficionado y que sabes cuál es el sentir de la gente. Pero me quedo con el recuerdo de ver el partido con mis hijos.
-¿Le reconocieron? ¿Qué le decían o pedían?
-La verdad que hubo mucha gente que se me acercó. Sentí la indignación del aficionado, no sólo por por el tema con con José María del Nido, sino también porque ahora mismo no se apostará por gente que trata de sumar a la junta. Tuve esas muestras de indignación, pero también de felicitación, de cariño. Mis hijos también estaban contentos en ese sentido.
-Doce años en la brecha del consejo, se dice pronto.
-Yo me quedo lógicamente con los ocho primeros. Y no sólo por lo deportivo, los títulos, sino por los compañeros con los que he compartido el consejo, gente muy brillante de los que he aprendido muchísimo, tanto del mundo del fútbol, como del derecho o la economía. Y, claro, después los cuatro últimos que han sido donde a lo mejor incluso, por contra de lo que José María del Nido Carrasco manifestó en la junta, donde más he tenido que ejercer de consejero. Mi labor fue un poco como 'señores, se puede hacer esto, pero esto no se puede hacer. Por aquí no podemos ir'.
-Ir en contra de todo y contra todos.
-Claro. En los últimos años, desde que ya comienza la ruptura padre-hijo, que sufrí muy directamente, cumplo con mis obligaciones y con la persona que me dio el privilegio de ser consejero. Representando al accionista mayoritario y siendo además el único consejero que lo representaba, me sentí en la obligación de dotar al consejo de administración de la importancia y repercusión que tiene, que ya se quedó totalmente vacío de contenido. Era un órgano meramente testimonial o tan solo de informativo. Porque ser consejero es un cargo no sólo de representación, sino que es el órgano fundamental del día a día de la sociedad. Era el único que iba en esa dirección. Cuando tratan de afrontarlo como una batalla constante, cualquier crítica la ven de manera destructiva y la rechazan.

«El presidente del Sevilla se preocupa más por la entrada de su padre que en buscar las soluciones que necesita el club»
Enrique de la Cerda
-¿Qué recuerda de sus primeros consejos?
-Estar con gente muy preparada. como Juan Luis Villanueva, José Luis Moscoso, Faustino Valdés, Ramón Somalo, Luis Galán... Cada uno de ellos aportaba en su sector. El propio Gabriel Ramos con la familia Carrión, cada uno aportaba. Juan Luis Villanueva ha sido uno de los consejeros más brillantes que ha pasado por la historia del Sevilla y de los que más he aprendido, porque tenía la capacidad de análisis no sólo de la parte financiera de la entidad, sino de cada uno de los departamentos. Tenía la capacidad de anticiparse y todos hemos aprendido mucho de él. Se creaban comisiones para cada uno de estos departamentos y nos reuníamos cada dos semanas.
-Antes de ahondar un poco en la actual situación, ¿cuál es su mejor recuerdo y de qué se siente más orgulloso?
-Lógicamente, todo el mundo te respondería que el mejor recuerdo son los títulos. Los he disfrutado desde dentro, he tenido ese privilegio. Yo me siento orgulloso de la labor que he tratado de realizar en mi primera etapa dentro del departamento jurídico. Se modernizaron los estatutos, se hizo una modificación estatutaria, se crearon distintas herramientas de gestión interna, tanto del personal como de la estructura mercantil de la sociedad. El Reglamento de la Junta, reglamentos del consejo... Han sido muchísimos años y muchísimas funciones. Es importante aquí destacar la figura de José María Cruz porque sí creía plenamente en las obligaciones de los consejeros.
-¿Y el peor?
-Me quedo con la última junta. Porque el espectáculo que se vio fue lamentable. El sevillismo no se merece ese espectáculo en el cual, más que centrarnos en la situación delicada que vive la entidad, tanto a nivel deportivo, institucional, económico, financiero o social, nos centramos en tratar de mantenernos en el poder, llegando a proponer recursos o justificaciones para seguir en el cargo que ya roza lo ridículo.
-Todavía le duele...
-Directamente manifesté que no aprobaba esas circunstancias y me retiré. Tampoco creo que estuviera muy acertado el presidente con lo que me respondió, pero cada uno que asuma sus palabras. Fue una junta complicada para todos y él tuvo un desplante un poquito falto de la categoría que debe tener.
-¿Le sorprendió viniendo de un, hasta hace poco, amigo muy cercano?
-No sabría que decirte. Yo, como todo el mundo sabe, tenía o quiero pensar que tengo una buena relación con José María. Hemos sido prácticamente hermanos. Hemos crecido juntos, su familia y la mía, íntimas de siempre. Nosotros hemos compartido momentos muy felices y momentos muy delicados en los cuales nos hemos prestado una ayuda por encima de todo y hemos estado no sólo estos 12 años, sino muchísimos años antes, muy unidos.
-¿Es un punto y final?
-Ese cariño queda ahí. En el momento en el cual nos ponemos el traje de presidente o el traje de consejero hemos tenido que defender los intereses contrapuestos que tenemos actualmente y hemos sido un poco más duros de lo normal. Yo quiero pensar que él no lo hace a gusto, o que no pueda sentir lo mismo que siento yo en lo personal, no en lo profesional. Él tiene una opinión, yo tengo otra y y actualmente estamos totalmente separados. Me hubiera gustado que él o el presidente del Sevilla, más que él a título individual, se hubiese limitado a agradecer los servicios prestados. Todo hubiera quedado mejor con una situación un poquito más, no voy a decir de clase, pero más acorde con el cargo que representa.
-¿Ha cambiado Del Nido Carrasco?
-Creo que ha cambiado. Sigo pensando que en su fuero interno está esa persona cariñosa, cercana, con empatía hacia los demás y tal. Incluso creo que él sabe que en cierta medida se está equivocando. Esto es una valoración mía, exclusivamente personal. Yo creo que el problema de José María del Nido Carrasco y José María del Nido Benavente es el problema de ellos dos. Ninguno puede opinar porque al final los problemas entre padre e hijo son problemas muy delicados y cada uno puede tener su punto de vista. Yo, desde el punto de vista de amigo de José María, creo que ha cambiado y que hay determinados aspectos que debería haberlos realizado de otra manera o yo al menos lo hubiera realizado de otra manera.
-¿Se puede entender esa ruptura entre un padre y un hijo?
-Antes de esa ruptura estuve haciendo todos los esfuerzos para tratar de acercar a las partes. Yo trataba de hacer ver a Junior que podía internar decir: 'Oye, José María o papá, no estoy de acuerdo, vamos a tratar de encauzarlo'. 'No estoy de acuerdo, esto no hay que hacerlo así. Vamos a hacerlo de esta manera. ¿Tú qué opinas?' Algo parecido. Pero ahora lo que no puedes es: 'No estoy de acuerdo contigo, represento tus acciones y voy a continuar aquí sacrificando mi familia y mis relaciones con mi familia'.

-¿Del Nido Benavente volverá a ser presidente?
-Estoy totalmente convencido. José María ostenta más del 51% de las acciones que acuden a la junta. Bien directa o indirectamente. Y casi todas las resoluciones judiciales sobre el fondo del asunto le están dando la razón. Esto es cuestión de tiempo. Una parte reivindica sus derechos, sus títulos, su titularidad y la parte de representación en el club. Y la otra juega con maniobras dilatorias y cautelares para alargar esa agonía. Pero tarde o temprano, yo confío que en la próxima junta de marzo por fin podamos entrar en el Sevilla.
-¿Le han dejado tirado los americanos?
-En la junta se vivió una jugada extraña. José María tiene un acuerdo con los americanos. O más que con los americanos, con la sociedad española que los representa en la titulación del capital. Y en el momento en el cual se acreditó este acuerdo, ellos recularon, abandonaron la junta y, posteriormente a esto, hemos tenido conversaciones y tratos con ellos. Hemos hablado de la próxima junta y no debe haber ningún tipo de problema con su apoyo.
-¿Comprenden que el aficionado esté harto de esta batalla judicial que parece no llevar a ningún lugar?
-El problema no es ese, Alberto. El problema es cuando llegue el momento en el cual José María tire la toalla, que esperemos que no, porque José María no deja de reivindicar dos situaciones. Una, él es accionista mayoritario. Es que no es una persona que quiera una agrupación de minorías para tener voz en el consejo o en junta, como pudiera ser cualquier otra familia. José María es que además titula como para dirigir una entidad y ve esa opción sesgada, sin ningún tipo de argumentación, porque ya ha habido resoluciones del Juzgado de Primera Instancia número 10. Los propios autos de medidas cautelares han llegado a pronunciarse en este sentido, incluso la Audiencia Provincial, de que se le está privando ilegítimamente a José María o ilícitamente de su derecho a voto.
-Y, encima, la pelota no entra.
-El problema también es que, además, si tú me dijeras que la sociedad está funcionando a nivel deportivo o a nivel institucional, social, económico, pues sería un empecinamiento absurdo de José María. Pero es que, además, se da la circunstancia de que lo están haciendo todo mal. Otro problema añadido es que muchísimos profesionales vinculados al club están abandonando el barco. El discurso de cuando José María llegue como un elefante en la cacharrería... Los trabajadores o altas direcciones, como José María Cruz, Jesús Arroyo, el propio Monchi, se les invita a que se vayan o están abandonando por pérdida o vacío de contenido de su cargo. Estoy hablando además altas esferas, pero a nivel interno, el desagrado o el miedo y la incertidumbre de muchísimos trabajadores es amplio. La afición esta cansada, lógicamente, porque esto es una situación insostenible.

«Del Nido Benavente, si fuese otro tipo de persona, ya habría tirado la toalla; se le está privando ilegítimamente de su derecho al voto»
Enrique de la Cerda
-Y ahí siguen todos enfrentados.
-Sería tan fácil como se le ha planteado a la familia Carrión o como se le ha planteado al resto de grandes accionistas, o como que incluso yo le he planteado a José María: 'Oye, esto es una entidad que está en una situación agónica ahora mismo, ¿por qué no sumamos entre los grandes accionistas y que cada grupo accionarial tenga una representación en el consejo y a partir de ahí trabajemos todos en sintonía y todos en beneficio del Sevilla?'. Él se preocupa más de la entrada de su padre que de buscar soluciones actualmente. Entonces, la mayor parte del trabajo, más que gestionar el club, se está destinando a impedir esta entrada.
-Ha dicho textualmente que espera que 'José María no tire la toalla'. ¿Se le ha pasado por la cabeza?
-A cualquier persona se le hubiera pasado por la cabeza. José María, si fuera cualquier otra persona, hubiera tirado ya la toalla. Es una persona que vive por y para el Sevilla. Centra y focaliza todos sus esfuerzos en volver al Sevilla, pero no por él o por la gente que le rodea, sino porque sufre con la situación del club. Entonces, confiemos en que en esa lucha continúe con firmeza y esperemos que en marzo, cuando sea la convocatoria de la nueva junta, haya posibilidades de que sea presidente.
-En el peor de los escenarios, ¿se pone 2027 como fecha de entrada?
-Lo que pasa es que yo entiendo que previo al 2027 debe haber ya resoluciones ejecutivas. O bien por la vía mercantil o por la vía penal, que los actuales dirigentes no puedan acreditar de forma más ridícula la negativa a que un accionista pueda pueda votar o pueda representar sus acciones en junta.
-¿Era la foto de Río Grande el Ibex 35 sevillano?
-Yo pienso que sí. Pero lo peor no ha sido la foto en sí, con las personas que no hace falta que cite, que todo el mundo conoce a la mayor parte, sino el problema ha sido la repercusión que ha tenido porque hay muchísimos más empresarios que en el momento en el que han visto ese esfuerzo y esta necesidad de cambio por parte del Sevilla han querido sumarse. Por lo tanto, si ahora mismo José María hiciera la misma convocatoria, tendríamos que coger un salón mayor o una foto mayor, seguro.
-Una pregunta directa: ¿tiene este Sevilla solución?
-Tiene solución. Ahora mismo la situación es muy complicada, casi ha tocado fondo. Confiemos. Pero urgen cambios inmediatos. El Sevilla necesita una reestructuración de cabo a rabo.
-¿Y solución económica? O se va a una ampliación de capital, o...
-Hay que ir a ampliación de capital o conseguir algún tipo de inyección económica, como las plusvalías por ventas. Porque en la última junta se presentó un presupuesto irreal de la temporada en curso, con una situación de pérdidas de 26 millones, considerando un escenario positivo en el sentido de que se llegarían a realizar ventas con plusvalías de 35 millones, o sea, si no se pudieran realizar o si hubiera cualquier situación diferente a la programada, la situación sería mucho más grave. El Sevilla podría entrar en causa de disolución. Por eso entiendo que de alguna manera se necesita un cambio para poder inyectar o con ampliaciones o con otros mecanismos mercantiles de solvencia económica a la entidad.
-¿Hasta dónde va a llegar esta situación?
-Se tiene que contener el gasto de alguna manera, porque los ingresos se han reducido de una manera alarmante, tanto por competiciones, derechos de televisión y sobre todo ventas. Antes una de las partidas más importantes era los ingresos por ventas de jugadores por plusvalías. El gasto se tiene que contener, pero el gasto a nivel de retribución del consejo o altos ejecutivos, hasta las fichas de jugadores, inversiones, etcétera. Pero lo que no se puede es cometer locuras como por un lado estar conteniendo el gasto y por otro lado estar realizando planteamientos absurdos de una remodelación del estadio con el precio que todo el mundo conoce, que además no creo que sea el momento para ello. Lo primero es contener el gasto y una vez que la situación esté de alguna manera contenida, asumir las obligaciones a corto y medio plazo que se tienen, que no son pocas y, a partir de ahí, tratar de buscar ingresos de alguna manera.
-Ha tocado una parte interesante como la retribución del consejo, ¿usted qué opina de ella?
-Un buen amigo me dio un consejo en su día: todo el mundo es dueño de su silencio y enemigo de sus palabras. Están ahí las actas. Si nosotros nos remitimos a la totalidad de las actas del consejo desde que se aprueba la retribución hasta ahora, yo me manifesté en contra, puesto que yo no fui nombrado con un carácter retribuido y mi sacrificio profesional para aportar al Sevilla no tenía un fin retributivo. Así lo manifestamos en su día otros consejeros. No quiero nombrar a ningún en particular. Lo que pasa es que, según incluso nos informó José María Cruz, el al ser un acuerdo global del consejo, no se podía renunciar a esa retribución posterior. Cada vez que el Sevilla ha tenido resultados económicos negativos, yo he manifestado la necesidad de renunciar a la retribución. En muchísimas actas debe constar mi pronunciamiento en tal sentido, porque yo además en todos los consejos llevo una anotación, una nota que la aporto al acta.
-Con usted, y también ahora sin estar en el cargo, esa retribución continúa.
-Nosotros tenemos una modificación estatutaria en la cual la retribución del consejo no va en función de los beneficios, va en función de los ingresos. El 1% de los ingresos brutos obtenidos, por lo que al final es siempre va a estar retribuido. Posteriormente, hicieron una maniobra para tratar de ponerme en contra de alguna manera, todos los consejeros fueron renunciando a su retribución y eso se supone que no se podía hacer, o por entonces no se podía. El primero que manifestó la posibilidad de renunciar fui yo. Yo renuncié expresamente.
-Al final eso genera una desafección del aficionado. Se dice que quien entra no quiere ayudar al Sevilla, sólo por el interés económico.
-Antiguamente los presidentes se dejaban su patrimonio particular por el por el club de su vida o por el club de sus amores o el club de su familia. Hoy en día eso no es así.
-¿Algo que se le haya quedado por decir, por comentar, que no quiera pasar por alto?
-Bueno. No me gustaría terminar la entrevista con el tópico de lo mejor está por llegar, pero que ahora más que nunca, confiemos en que lo mejor está por llegar.
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