El difícil casting para elegir nuevo entrenador del Sevilla FC

Un nombre que ha cogido fuerza en las últimas horas es el de Oliver Glasner, ex del Eintracht. Se trataría de una apuesta rupturista con todo lo anterior. Una elección muy afín al gusto de Orta, que buscaría en este técnico un revulsivo para cambiar el rumbo del Sevilla FC. El austríaco ha triunfado dirigiendo al Wolfsburgo y, sobre todo, al Eintracht, al que llegó a ganar la edición de la Europa League 2021-22. El sistema de juego de Glasner es vistoso y directo, dejó Frankfurt este pasado verano por un desacuerdo con el nuevo proyecto. Opositó para ser el nuevo seleccionador alemán, pero finalmente no lo consiguió. Eso sí, no ha jugado nunca en la liga española y no habla castellano, lo cual desentona con las intenciones de la directiva del club sevillista.

Y es que en Nervión, tradicionalmente, han preferido a técnicos nacionales que conozcan bien la liga española. De ahí, que en las quinielas hayan aparecido antes los nombres de Marcelino, Iraola, Quique Sánchez-Flores o Raúl González. Sobre el tapete también se puso el nombre de Javi Gracia, viejo conocido de Víctor Orta. No obstante, el propio técnico se ha descartado, puesto que no piensa volver a entrenar por un tiempo. También sonó en su momento con fuerza el nombre de Marcelo Gallardo, el cual firmó una etapa gloriosa en el River Plate y sus pretensiones son las de dar el salto a Europa. No obstante, las condiciones, sobre todo económicas, del argentino no casan con las intenciones del Sevilla FC.

Con estos dos descartes, el cerco se va estrechando. Si los filtros se fijan en la búsqueda de un entrenador con experiencia y versatilidad, capaz de dirigir una plantilla internacional y con trayectoria europea, el nombre de Marcelino García Toral es el primero que aparece. No obstante, según ha podido saber ABC de Sevilla, el preparador asturiano pide una serie de requisitos absolutamente indispensables para él y que podrían colisionar en algunos puntos con la idea inicial que maneja el Sevilla. Según su agente, Manuel García Quilón, el preparador quiere «estabilidad», es decir, un contrato mínimo de 2-3 años. Esta idea choca frontalmente con las intenciones que José Castro desveló la pasada temporada, cuando renovó a Mendilibar por una temporada. La intención de la entidad de Nervión es la de ofrecer contratos cortos o supeditados a renovaciones opcionales a final de temporada, una decisión adoptada tras el abono de los finiquitos de Lopetegui y Sampaoli.

Marcelino solicita también una atmósfera de trabajo racional, alejada de escenarios convulsos de todo tipo, ya sea a nivel deportivo o institucional. Ni en lo uno ni en lo otro anda el Sevilla FC en su mejor momento, con visibles urgencias en el apartado futbolístico y un club judicializado entre demandas, con el expresidente Del Nido intentando retomar el poder y las cuentas sin aprobar. Concretamente, el entorno de Marcelino habla de «tranquilidad y herramientas para estar peleando arriba siempre entre los seis primeros». Una petición razonable, teniendo en cuenta que las últimas tres salidas de Marcelino de sus clubes han sido por motivos extradeportivos. Y es que el asturiano dimitió en el Olympique de Marsella a principios de curso tras haber sido amenazado por los ultras del club.

De hecho, las condiciones del Sevilla FC a la hora de contratar a un nuevo entrenador pueden ser el mayor hándicap a la hora de cerrar algún acuerdo. Los de Nervión quieren un profesional con experiencia y, teniendo en cuenta la situación económica del club, que no cueste una fortuna. Además, la duración del contrato no sólo será un impedimento para Marcelino. Viendo el reciente historial del Sevilla con los entrenadores, no es de extrañar que cualquier técnico que oposite a venir pida un proyecto con estabilidad.

Una política a la que el club tendrá que darle una vuelta, puesto que está a punto de contratar a su cuarto entrenador en un año. Un dato que no dice nada bueno sobre la estabilidad del proyecto. Es posible que Mendilibar no cumpliera con los requisitos que buscaba la entidad sevillista y aprovechó el tropezón para prescindir de él. No obstante, el próximo que llegue debería ser el capitán elegido para un proyecto a medio plazo, no un parche. Un entrenador con proyección que devuelva al Sevilla a los derroteros del éxito.

De vuelta a la ruleta de nombres propios nacionales, Andoni Iraola suena de nuevo con fuerza. El extécnico del Rayo Vallecano era el elegido por el Sevilla FC para dirigir esta temporada 2023-24. Sin embargo, los buenos datos de Mendilibar y la consecución de la Europa League obligaron al club a renovar al de Zaldívar. Con este barco zarpado, Iraola decidió poner tierra de por medio y marcharse a la Premier League, competición en la que no le va especialmente bien. El técnico se encuentra en el banquillo del Bournemouth inglés. El equipo marcha ahora penúltimo en la Premier League y podría ser despedido inminentemente tras la derrota por 3-0 ante el Everton del pasado sábado, algo que facilitaría muchos las cosas al club de Nervión si decide ir a por él. También está la opción de que el propio entrenador presente su dimisión, una acción bastante arriesgada.

De fallar todos los anteriores, y haciendo un barrido al mercado nacional, Quique Sánchez Flores y Raúl González son otros dos entrenadores disponibles para el banquillo sevillista. El exmadridista sonó con fuerza para sustituir a Quique Setién en el banquillo del Villarreal, pero fue el propio Raúl el que decidió no dar el salto y quedarse dirigiendo al filial del Real Madrid. No obstante, el cercano cambio de banquillo en el Real Madrid podría hacer que el técnico del Castilla permanezca en el club para ver si logra dar el salto al primer equipo. Por su parte, Sánchez Flores se encuentra sin equipo, fue destituido del Getafe en el tramo final de la pasada temporada, y podría ser un candidato válido por su conocimiento de la liga española.