Atlético - Sevilla: Con la cara de la esperanza y la cruz del resultado (1-0)
El Sevilla de Quique completó un buen partido en el Metropolitano pero se quedó sin botín por pequeños detalles; decantó la balanza un solitario gol de Llorente
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Iniciar sesiónPoco, o casi nada, hacía presagiar que el compungido Sevilla de los últimos tiempos fuera a sacar algo positivo de su visita a territorio colchonero, donde para más inri no gana en liga desde hace tres lustros. Estuvo cerca, la verdad. Quique ha ... venido con ganas, dispuesto a ordenar el patio y devolver al club a lo que él mismo denomina su 'normalidad', pero tampoco es un mago ni hace milagros. Necesita su tiempo, como todo el mundo. No lleva ni una semana al frente del equipo, ha ganado en Granada y dado la cara contra el Atlético, que no es poco. La batalla ante la formación del Cholo volvió a salir cruz, como casi siempre que el Sevilla visita estos campos. Hasta ahí, nada nuevo. Sí ofrecieron los de Nervión una combativa imagen, un traje diferente, de equipo que está muy vivo con su nuevo entrenador. La contienda, de hecho, fue bastante igualada y sólo se decantó para los locales con un detalle, con el único gol del partido que firmó Marcos Llorente en el inicio de la segunda parte en la aislada grieta que dejó un consistente Sevilla en el Metropolitano.
No hay botín para despedir el año. Pero el equipo, al fin, merece. Da la impresión de ir levantando cabeza. Adiós del Sevilla a un 2023 en el que ha pasado por las manos de hasta cuatro entrenadores, uno por estación. Quique puede ser el bueno. El tiempo dirá. De momento se va un año en el que la angustia por no descender contrastó con la heroica consecución de la séptima Europa League… cosas de un club que se resiste a jubilar su grandeza. Esa misma grandeza que quiere recobrar a toda costa Quique Sánchez Flores y que este sábado esbozó en cierta manera, sin premio, en el último partido del año en nuestro país, aplazado en septiembre por la DANA.
Tampoco tenía demasiado donde elegir, con una decena de inquilinos en la enfermería, así que Quique optó por repetir en terreno colchonero prácticamente el once que salió airoso de Granada. Sólo introdujo una variación. Reseñable. Rakitic entró en el equipo y salió Youssef En-Nesyri, quedando como 'falso 9' Lucas Ocampos. La prueba no salió bien del todo, ni mal, pero queda la duda de qué habría ocurrido si el Sevilla inicia este choque con un punta nato.
A los dos minutos, el Atlético ya enseñó las garras… y ahí se quedó realmente gran parte de su ímpetu. De Paul habilitó a Morata en una buena triangulación de los locales aunque el delantero rojiblanco no fue capaz de superar a un felino Dmitrovic. Parada clásica de balonmano achicando espacios. El portero serbio del Sevilla, que ya venía de completar una buena actuación en Los Cármenes, volvió a exhibir seguridad y buena colocación durante todo el encuentro en el Metropolitano. Otra anticipación suya evitaría poco después que Nahuel Molina conectara con Griezmann en el área pequeña. La inspiración del cancerbero cargaba de solidez y confianza al grupo de Quique, sobre todo a nivel defensivo. Muy serio el Sevilla atrás con su línea de cinco.
Al conjunto hispalense, aun así, le costaba salir, generar cuando tenía el balón. El centro del campo colchonero obstruía casi siempre la creación de Óliver y Suso. Ello no evitó que el gaditano se fabricara un centro de dulce desde la derecha a la cabeza de Ocampos que se convirtió en una de las mejores acciones de ataque de los nervionenses durante la tediosa primera parte. El testarazo del argentino, centrado, lo detuvo sin excesivos problemas Jan Oblak.
A partir de ahí, el Sevilla no tuvo reparos en concederle toda la iniciativa a su adversario. Lo hizo con una confianza pasmosa. El goteo de acercamientos de los colchoneros fue incesante, aunque infructuoso a todas luces. Los Griezmann, Morata, Riquelme y compañía nunca llegaron a incomodar ni hacer sufrir de verdad al Sevilla. La imagen del cuadro de Quique estaba resultando más que aceptable; eso sí, andaba lejísimos de los dominios del meta esloveno del Atlético de Madrid. El equipo daba la impresión de estar demasiado encogido, con Ocampos como principal referencia ofensiva. Precisaba mayor despliegue en esa zona. Tenía que abrir el acordeón arriba y ello requería quizá de la inclusión de un especialista, un delantero puro.
Con todo, el Sevilla también sobrevivía a un arbitraje 'caserete' de Soto Grado. El trencilla riojano estableció un baremo extraño con las faltas y las tarjetas, y fue tan permisivo con el local Giménez que ni contempló sacarlo del partido ni revisó un posible penalti por manos del uruguayo dentro del área… unas manos muy similares por cierto a las dos que le cobraron a Juanlu en el partido contra el Getafe.
Así se marcharon los dos equipos al descanso. Simeone, en máxima alerta, agitó su banquillo con un doble cambio. Entraron Marcos Llorente y Correa por Nahuel Molina y Riquelme. Esa permuta resultó decisiva para decantar el choque. Quique, mientras, siguió prescindiendo de su delantero. Al poco de la reanudación, Llorente rompió por la derecha y tras recoger el rechace de su primer centro batió a Dmitrovic para instalar el 1-0 en el luminoso del Metropolitano. Nadie conseguiría ya alterar ese resultado. Y eso que Quique reaccionó tirando de Sow y de En-Nesyri (al fin), dotando a su equipo de esa profundidad que demandó durante tantos minutos.
El Sevilla atosigó de lo lindo a su rival. Ahora sí, llegaba y apretaba. Ocampos disfrutó de la más clara del partido para el Sevilla en un mano a mano ante el Oblak en el que salió victorioso el meta colchonero. Poco después, Óliver también lo intentó de volea. Además, el Atlético tuvo que jugar los últimos 25 minutos con un hombre menos por la merecida expulsión de Soyuncu por una entrada criminal por detrás a Lucas Ocampos. El Atlético, verdadero especialista en estos guiones de sufrimiento, logró aguantar. El Sevilla no pescó, pero nadie duda de que abandona el 2023 con otra cara, la de la esperanza.
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