Athletic - Sevilla: Un punto de prestigio (1-1)

Las lesiones de Saúl, Sow y Lokonga llevaron a Pimienta a componer su sala de máquinas con Agoumé y Gudelj en el doble pivote, acompañados por Peque como mediapunta. Una combinación que dio buenos resultados en el tramo final de la anterior jornada. La incorporación del ex del Racing ha dotado al bloque de más llegada entrelíneas, aunque se sigue echando en falta un rematador que finalice las ocasiones generadas. Por su parte, la ausencia de Marcao, que está sancionado por su expulsión ante los pucelanos, fue suplida por Nianzou, que acompañó a Badé en el centro de la defensa. Para sorpresa de todos, el francés mejoró las prestaciones del brasileño y fue de los puntos más positivos del día.

El partido arrancó con el Sevilla marcando el guión. García Pimienta demostró que conocía a Ernesto Valverde a la perfección de la etapa de ambos en Barcelona y buscó atacar sus puntos más débiles desde el inicio. Los sevillistas basaron su juego en la presión posicional alta y en el control del cuero, creando incertidumbre en su rival y merodeando con bastante peligro la portería de Agirrezabala. El problema es que los nervionenses siguen sin controlar las áreas, les cuesta un mundo finalizar las jugadas y no es contundente de cara a portería. La combinación de Barco y Ejuke por la banda izquierda fue la más letal y trajo de cabeza a De Marcos, pero las escapadas del nigeriano no obtenían recompensa al no haber rematador. Iheanacho estuvo desaparecido casi en todo momento y Peque fue el único capaz de tirar a puerta. El ex del Racing de Santander entró enchufado al encuentro, pero su participación se fue diluyendo hasta desaparecer por completo.

Desesperado quedó Pimienta con la participación de Valentín Barco. El argentino ensombreció sus buenas acciones ofensivas con sus groseros fallos atrás. De hecho, la primera ocasión del partido fue local, tras permitir Barco la llegada de Nico Williams y su asistencia a Unai Gómez. El peligro del conjunto vasco llegaba siempre por esta zona y Nianzou tuvo que emplearse a fondo para arreglar los desaguisados que le dejaba su compañero de banda.

Aun así, la primera media hora del encuentro tuvo sabor sevillista. Las llegadas de los de Pimienta fueron numerosas, siendo la más clara un tiro de Peque que tuvo que despejar Agirrezabala con los puños. El cuadro hispalense controlaba el juego desde el centro del campo y buscaba los extremos para generar ocasiones de peligro. Al contrario que otras veces, el Sevilla tuvo facilidad para llegar al área rival, aunque moría en la orilla.

El crono corría y, a pocos minutos del descanso, los errores en la salida de balón favorecieron los mejores minutos de los locales. El cuadro hispalense se encerró en bloque para achicar el peligro y buscaba el contragolpe para reaccionar con rapidez. Sin embargo, Iheanacho sigue sin estar a la altura del trabajo de sus compañeros. Su única aparición hizo al sevillismo echarse las manos a la cabeza. Barco cabalgó por el carril para enviar un centro desde la izquierda al nigeriano, al que le pasó el balón por debajo de las piernas. Una jugada que fue invalidada por fuera de juego.

Tras esto, el Sevilla perdió fuelle y, a escasos diez minutos para el descanso, llegó el gol de los locales en una jugada a balón parado. Berenguer mandó el balón a la olla desde la banda y, tras un mal despeje, Mikel Jauregizar adelantó al Athletic en el 35. El gol descolocó al Sevilla, el cual veía como, una vez más, se ponía por detrás en el marcador, a pesar de estar siguiendo lo mejor que puede las directrices marcadas.

Llegó el descanso y Pimienta tuvo claro que Barco no debía continuar en el duelo. Juanlu entró por el argentino para ocupar el lateral derecho, mientras que Carmona se desplazó a la izquierda. Entraron fuertes los blanquirrojos al partido en la segunda parte. Ejuke no tardó ni un minuto en tirar a puerta y provocar el primer saque de esquina de la reanudación.Se perseguía el empate con insistencia y estuvo a punto de llegar tras un fortísimo zapatazo de Lukebakio. El balón chocó contra el palo.

El técnico catalán siguió moviendo las piezas, para encontrar la fórmula que desatascara al equipo. Mientras, el Athletic se encerraba en su área, paciente, cortando las llegadas del rival y aprovechando los contragolpes para intentar sorprender a Nyland. Probó primero Berenguer, que controló un centro raso de Nico Williams, pero el disparo se marchó fuera. Seguidamente, Nico tuvo otra que taponó Agoumé.

El partido iba llegando a su final en San Mamés, pero llegó la jugada cambió por completo el encuentro. Agirrezabala vio la roja tras cortar una jugada de gol de Mateo Mejía, que debutaba con el primer equipo. El Athletic se quedó con uno menos y Suso erró a la hora de ejecutar la falta. Con superioridad sobre el tapete, el Sevilla cogió las riendas del encuentro y, a base de arreones, buscaba el gol. Casi lo tuvo Gudelj, que mandó un torpedo desde fuera del área y que Padilla interceptó como pudo. Pero el premio a la insistencia llegó tras una gran jugada de Ejuke, que envió el balón al área rival y, de rebote, los defensas lo empujaron al fondo de la portería a escasos minutos del pitido final. Punto más que merecido, trabajado con oficio y que supone un aval para Pimienta.