El Año del Dragón

La lluvia en Sevilla es una maravilla, le hicieron decir los dobladores a la Hepburn en My Fair Lady. Cuando gana el Sevilla, añadimos nosotros, la maravilla se desborda. Da igual que ayer hubiera que regresar pingando a casa: le habíamos ganado al Atlético de Madrid. Jugando, además, un partidazo. Y consiguiendo algo a lo que este Sevilla está poco acostumbrado: mantener durante ochenta minutos un marcador favorable.

A Quique Sánchez Flores se le ha quitado el rostro cenizo de repente. Cuando Isaac marcó el gol de la victoria, tras apenas un cuarto de hora de juego, el entrenador lo celebró como el tanto de una final en el último segundo de la prórroga. Se le cayó el Sánchez, y el Flores se convirtió en Flower. Porque el juego del Sevilla se puso muy flower power. Los de Quique Flower plantearon un primer tiempo de ensueño, una suerte de viaje alucinógeno sin los malos rollos del peyote o las setas chungas. Como la música de los Grateful Dead o de algún cantautor folk que nos conduce de forma agradable por el espacio sideral.

El tema más célebre de Al Stewart, uno de esos cantautores folk setenteros, se llama The Year of the Cat. Pero en el calendario chino no existe tal año. El que comenzó este sábado, con el Año Nuevo Chino, fue el Año del Dragón. Cuando el Sevilla saltó al terreno de juego, al ver la camiseta con la que el equipo sevillista se hizo la foto previa al partido, creí por un momento que habíamos firmado por fin el anhelado patrocinio principal con alguna marca oriental. Pero resultó que era una manera de conmemorar el Año Nuevo Chino. El Dragón, en el horóscopo chino, se asocia a valores como la tenacidad o la nobleza. Los nacidos en el 2024 pertenecen a este animal. Y también, los nacidos en 2000. Es el año de nacimiento de Isaac Romero, nuestro inesperado dragón. O más bien Double Dragon: el lebrijano se tiene un indudable aire a Billy Jee, el luchador de artes marciales que lo petaba en las arcade de los 80. Tiene ese mismo porte musculado y recio. Aunque si tuviera que buscar comparaciones, diría más bien que pertenece a la tradición currista. Que me perdone don Curro Romero y su sagrado beticismo, pero creo que, además de compartir el apellido, Isaac forma parte de cierta escuela de jugadores sevillistas de raigambre currista, a la que pertenecen otros históricos jugadores como Navas o el malogrado Reyes: todos ellos, como Curro Romero, solo encuentran en su arte la forma perfecta de expresarse. No les pidas que lo expliquen fuera del ruedo: es en el albero donde hablan, y allí queda todo dicho.

Issac, como Curro Romero, juega desde la inteligencia que proporciona el más puro instinto. Ese que resulta complicado verbalizar. Es una maravilla verlo jugar y darlo todo hasta desfondarse. Y es una suerte que no cabalgue solo. En el Double Dragon tenías la oportunidad de jugar en pareja, y con En-Nesyri forman una dupla inesperada que es posible que esté llamada -quién sabe- a convertirse en la sensación de la primavera.

Pero no fue, ni de lejos, lo único bueno del Sevilla. Tras el dedo en el orto de Vallecas, Ocampos volvió con el pelo teñido, que más bien parecía canoso, para ofrecer un clinic memorable de arrojo. Acuña estuvo inconmensurable, y Nyland tuvo algunas paradas providenciales. Cuando no llegó, apareció Navas como portero interino. Un partido para enmarcar. Ojalá que todo lo que venga sea así. Ojalá que ruja bien fuerte el dragón.