Los niños se reparten las medallas en la Olimpiada de Ajedrez ante el fracaso de EE.UU.

Gukesh lloró sobre el tablero, incapaz de reaccionar durante varios minutos, pese a la actitud intachable de su capitán, R. B. Ramesh, que ha formado una selección fabulosa con un equipo casi infantil. Al joven gran maestro no se le olvidará nunca su pequeño acto de egoísmo, en busca de un resultado de leyenda. Pese a todo, ganó el oro individual, triste y fenomenal consuelo. Durante unos días pareció invencible, casi inmortal, pero en ajedrez es imposible no acabar cayendo alguna vez, aplastado por la dureza del tablero. Este golpe no debería interrumpir un ascenso espectacular a los primeros puestos de la clasificación mundial.

Gabriel Sargissian, primer tablero de Armenia, explicó por su parte que el secreto de su equipo es que todos son grandes amigos, algo que no siempre ocurre entre los equipos más fuertes. Han sufrido la baja de Levon Aronian, 'fichado' por Estados Unidos, y sin embargo han logrado una plata que sabe a gloria, por encima de equipos con mejor puntuación, incluida España. Estados Unidos, que partía como indiscutible favorita, se ha quedado sin medalla.

Aunque para batacazo, el de los noruegos, que partían como terceros favoritos y han quedado en el puesto 59. Magnus Carlsen ha estado casi en su puntuación esperada, pero sin ilusión, rodeado de jugadores que han rendido muy por debajo de su nivel. De momento, el número uno no se ha acercado a su sueño anunciado de superar los 2900 puntos Elo.

Nuestra selección cayó en la última jornada contra los armenios, con lo que perdió cualquier opción de acercarse a las medallas. España partía en cuarta posición, algo nunca visto, pero no supo aprovechar la ausencia de rusos, chinos y bielorrusos.

La selección femenina no ha estado mejor. Partían en el puesto 13 y han acabado en el 21. La Ucrania de las hermanas Muzychuk ha logrado un oro histórico, por delante de Georgia, India y Estados Unidos, de nuevo sin ningún metal como recompensa, aunque en este caso era lo esperado.

En España, no se puede culpar a ningún jugador en concreto, pero ha faltado algo parecido a la unidad armenia. Alexei Shirov estropeó su marcador con su derrota en la última jornada, ante Sargissian. Su otra derrota se produjo contra Gukesh, que ganó a estrellas como Fabiano Caruana.

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Paco Vallejo no ha perdido Elo en el segundo tablero, con 5,5 puntos en ocho partidas, invicto. David Antón tuvo un día malo, contra Kazajistán, pero luego tampoco ha hecho nada fuera de lo previsto. Con una victoria en las dos últimas rondas, contra rivales inferiores, habría logrado un buen resultado.

Jaime Santos ha sido el mejor del equipo, con el premio final de una medalla de bronce en el cuarto tablero. Logró 8 puntos en diez partidas, un gran resultado, con grandes victorias, como la conseguida ante uno de los chicos de oro indios, R. Praggnanandhaa. Más discreto ha estado Eduardo Iturrizaga, en su debut con España. 4,5 puntos en 7 partidas es más o menos lo esperado. El problema es que, salvo Santos, ninguno ha brillado realmente, algo necesario para estar en los primeros puestos.

Así celebraba Marcelino Sión, entrenador de Jaime Santos, la medalla del español:

En el equipo femenino, la mejor con diferencia ha sido Sabrina Vega, digna defensora del primero tablero. Jugó todas las partidas y solo perdió una, contra la veterana Pia Cramling, leyenda sueca, que ha vuelto a ganar un oro individual.

Esta vez Ana Matnadze ha estado por debajo de su nivel, Marta García empezó bien pero sufrió dos derrotas en sus tres últimas partidas, Mónica Calzetta puntuó bien, aunque falló contra las suecas, y María Eizaguerri, la menos experta, también se desfondó en las rondas finales, tras un buen comienzo.

Por lo demás, el ruso Arkady Dvorkovich fue reelegido casi sin oposición como presidente de la FIDE, por lo que seguirá en el cargo cuatro años más. El ucraniano Andrii Baryshpolets no consiguió apenas votos: 16 contra 157. Viswanathan Anand debutará así como vicepresidente.

La Federación Internacional también aprobó que la Olimpiada de 2026 se celebre en Uzbekistán, donde los actuales campeones, con cuatro años más, tendrán la oportunidad de volver a conseguir la victoria. Antes, tendrá lugar la de Budapest en 2024.