MOTOCICLISMO
El divorcio Rossi-Yamaha se tiñe de rojo
El Mundial de motociclismo espera la confirmación oficial del fichaje de Valentino por Ducati
TOMÁS GONZÁLEZ-MARTÍN
Como siempre, la "esposa" -Yamaha- lo sospecha y es la última en saberlo. Yamaha espera la confirmación de su divorcio de Rossi. Una separación que comenzó en 2008, cuando Jorge Lorenzo, campeón del mundo de 250 en 2006 y 2007, entró a formar parte de ... la casa. Así comenzaron las primeras peleas. Valentino se sintió traicionado porque la escudería no le consultó el fichaje del segundo piloto. El italiano, claro, prefería un jinete secundario, como Edwards, que no diera guerra. El litigio nació porque la fábrica quería contratar un ganador del futuro, para mantener el liderazgo de la marca. El emperador del motociclismo analizó la realidad con nitidez: Yamaha buscaba la continuidad del éxito a medio plazo. Se sintió "menospreciado".
Rossi no quería admitir que era ley de vida. Había perdido los campeonatos de 2006 y 2007. La llegada del español supuso la reacción del gran campeón. Conquistó los títulos de 2008 y 2009 con Lorenzo como acicate. Jorge le puso las pilas nada más debutar hace dos años, cuando sus "poles" y sus podios pusieron al número 46 en entredicho. "Vale" cambió el chip. Se concentró en recuperar el trono. El mando. El poder. No podía aceptar que un mocoso le robara el liderato de Yamaha nada más llegar. Para la escudería fue un duelo feliz, que provocó el renacimiento de Rossi y la constatación del magnífico porvenir del balear. Para el veterano rey del motociclismo, esta lucha interna fue una segunda decepción. La casa a la que él había levantado de las cenizas en 2004 le colocaba una bomba de relojería bajo sus ruedas para suscitar su "despertar" competitivo. Eso no se hace, pensó el icono de este deporte. La verdad es que sí se hace. Es la táctica para sacar el mejor rendimiento de un campeón. Pero el ídolo de masas no olvidó. Apuntó. Era el segundo aviso.
El tercero llegó muy pronto. El mallorquín volvió a tutear al maestro en 2009. Davide Brivio, director deportivo de Rossi, asumió que el piloto español ya era más rápido que su tótem. Entonces debía vencerle por experiencia, por sabiduría. Por triquiñuelas. Y surgieron las armas dialécticas. Valentino denunció que su compañero de equipo, su máximo enemigo, se aprovechaba de sus datos telemétricos y de la puesta a punto de la moto que él había logrado durante años. "Giorgio" le respondió: "Él también copia mis registros".
Esa ya era una afrenta. Ningún profesional de los equipos de VR había osado contestar nunca al dios de este negocio. Jorge sí. Porque el niño de Palma es diferente. Valiente. No se arruga. Algo estaba cambiando en Yamaha.
Masao Furusawa, el jefe japonés de la escudería, salió en defensa del supracampeón. "Es el líder de la marca". Quería decir que siempre recibiría primero el mejor material de fábrica. Pero Lin Jarvis, director deportivo, pensó en futuro: "Jorge debe recibir la misma ayuda técnica". La igualdad de trato tecnológico fue el tercer golpe contra el "vecchio campionissimo".
La "falta de respeto" de la marca con el italiano abrió la espita de esta separación
El cuarto se produjo en el ecuador de la temporada pasada. El nueve veces coronado exigió a Yamaha que no renovara contrato al número 99. Pedía una elección . "Él o yo". La empresa nipona renovó a los dos con vistas a 2010. Serían, por tercer año, un matrimonio mal avenido. Y el campeonato actual ha vivido el cambio de poder que ha excitado la animadversión.
Lorenzo dominó desde la pretemporada, se situó en cabeza del gran circo y el accidente de Valentino en su tierra, en Mugello, sólo sirvió para constatar un querer y no poder. Hoy, Jorge es el rey de este deporte. Lesionado, operado, Rossi ha intentado una última jugada. Ambos finalizan contrato en diciembre y ha solicitado a Yamaha que elija definitivamente a uno de los dos, porque dos gallos no pueden convivir en el mismo corral aunque los separe un muro. Jarvis ha dicho que la prioridad es Jorge. Es su valedor. Furusawa, el protector del italiano, se jubila. O le jubilan. Ha jugado mal las cartas. La marca ha expuesto a Rossi que su deseo es volver a renovar con los dos. Y Valentino, lejos de la pista, se ha sentido vapuleado por su empresa. Ha escuchado como nunca los piropos de Ducati, esa amante italiana que siempre le enseñó el escote. Ahora, además, trae dote: una inversión descomunal para hacer una máquina a su gusto y el fichaje de los mecánicos que desee. El acuerdo prematrimonial es total. Dos años de contrato (2011 y 2012) y 14 millones de euros. Sólo falta que el marido, el hombre laureado con nueve cetros, lo anuncie oficialmente. Podría decirlo en las próximas horas, mientras Lorenzo intenta batir una nueva plusmarca de victorias españolas en Montmeló. Los técnicos de Ducati se sienten nerviosos. No saben si continuarán o no. Que "Vale" se decida ya para conocer su futuro y buscar, si hace falta, trabajo. En Yamaha, que habrá sitio.
Spies sería el compañero de Lorenzo en 2011
A expensas del número 46i, la parrilla se define para 2011: Spies sería el compañero de Jorge en Yamaha. Pedrosa, Stoner y Dovizioso tendrían tres motos oficiales en Honda. Y Hayden sería el segundo de Valentino.
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