Rally Dakar
«Una mujer no puede ganar el Dakar, no es machismo sino ser realista»
Laia Sanz, ganadora femenina en motos de los últimos diez Dakar, afronta en enero una nueva edición lastrada por la enfermedad de Lyme
Laura Marta / Sergi Font
El vuelo 3412 de Smartwings aterrizará hoy en Jeddah con Laia Sanz a bordo. La piloto de Gas Gas disputará, de la mano de KH-7, su undécimo Dakar consecutivo, que durante doce días se disputará en Arabia Saudí. Menguada por el tratamiento médico que ... está siguiendo por la enfermedad de Lyme que ha padecido, causada por la picadura de una garrapata, afronta la carrera raid más exigente del mundo sin haber podido prepararse cono en ediciones anteriores.
—¿Cómo está?
—Mejor de lo que estaba aunque no como me gustaría antes de irme al Dakar, pero viendo todo lo que he pasado pues estoy contenta.
—¿Qué ha aprendido del confinamiento?
—El confinamiento no lo he vivido como seguramente lo han vivido en Barcelona, en un piso... Tengo la suerte de tener un garaje con un gimnasio, de tener una buena terraza y en un pueblo pequeño tampoco se ha vivido tan mal. He aprovechado para hacer todas esas cosas para las que nunca tienes tiempo, he bajado el ritmo... Lo que vino después con el Lyme ha sido más complicado.
—¿Qué objetivos se ha marcado en libro de ruta?
—Va a ser diferente a la del año pasado porque fue el primero en Arabia y fue más rápido. Este año será un recorrido más navegado, más técnico. Los cambios en el reglamento también ayudarán a bajar el ritmo y a que pasen cosas. Será un Dakar diferente y no me marco ningún objetivo después de un año como el que he pasado. Quiero acabar el Dakar y eso significaría que me encuentro más o menos bien.
—Pero en usted, lo de acabar el Dakar suena a poco, se queda corto...
—En un año normal le diría que sí, a pesar de lo difícil que resulta acabar un Dakar pero después del año que he tenido, para mí acabarlo significaría mucho. Sería muy buen síntoma.
—¿Aquel noveno puesto en 2015 le sigue lastrando? ¿Le añade presión?
—No porque soy muy consciente de que fue un año superredondo. He estado siete años entre los veinte primeros y eso demuestra mucha regularidad y un buen nivel. Pero sí que de cara a la gente... Después de hacer ese resultado, acabé la quince un año y parecía que no tenía ningún valor. Pero cuando has hecho la carrera y sabes el nivel que hay... A mí no me pesa. Al contrario, tener un top-10 en el Dakar no es fácil y es algo que ya he hecho. Tal vez por eso me quite presión, porque ya lo he hecho.
—¿Sabía lo que era la enfermedad de Lyme antes de contraerla?
—Sabía lo que era porque hay un compañero que tenía que entrar en KTM y venir al Dakar y antes de la carrera cogió el Lyme. Me sonaba pero no sabía realmente lo que era. Ahora está claro que sé muy bien y lo que es y preferiría no saberlo.
—¿Qué pensó?
—El problema es que se tardó mucho en diagnosticar. No encontraban qué era, tenía síntomas muy raros y te llegas a asustar porque no sabes qué te pasa. Fue complicado. Es una enfermedad que puede llegar a ser muy puñetera, que te puede durar mucho tiempo, pero si tiene arreglo eso es lo importante.
—¿Siendo deportista de elite se saben afrontar mejor estas malas noticias?
—Yo creo que no. Creo que peor. Es cierto que tenemos mucha fuerza de voluntad y mucha disciplina y que seguramente estamos más acostumbrados al dolor por las lesiones, pero creo que lo llevamos peor que una persona normal porque al final, si tú te encuentras cansado pero tienes que trabajar sentado en un banco, por ejemplo, no es lo mismo que tener que ir a entrenar. Al final vivimos de nuestro físico y cuando nuestro físico no está bien, es una faena porque te pesa más anímicamente. Tenía ganas de hacer cosas y mi cuerpo no me seguía.
—¿Le ha cogido más respeto a la naturaleza y a los imprevistos?
—Te das cuenta que realmente de un día a otro las cosas pueden cambiar tanto que hay que valorar lo que tenemos. Cómo una tontería o una picadura de un bicho te puede llegar a hacer tanto daño... Siempre he tenido mucho respeto a estas cosas pero ahora puedes valorarlo más.
—¿Cómo ha preparado el Dakar?
—Poco, mucho menos de lo que me gustaría porque me entrené una semana en Dubái y luego he estado algún día aquí yendo en moto pero no he entrenado lo normal y, además, este año he venido arrastrando una lesión en la mano del Dakar del año pasado. Prácticamente ha sido un año sin moto.
—¿Y cómo le ha afectado el confinamiento y el Lyme a la hora de entrenar?
—Ha sido todo totalmente diferente a como tenía que ser. No he hecho moto prácticamente en todo el año cuando antes estaba acostumbrada a hacer cinco días de moto a la semana. Físicamente he tenido muchos problemas porque había días que me encontraba muy mal. Voy prácticamente sin preparación comparado con lo que eran otros años, que llegaba en muy buena forma.
—¿Es una situación similar a la del 2019, cuando sufrió mononucleosis y varios virus?
—Sí, pero entonces pude vivir de renta de lo que hice durante el principio de año. La primera mitad de año me entrené muy bien. Ahora llevo prácticamente un año sin entrenar. Se me ha juntado lo de la mano con el Lyme. A aquel Dakar ya llegué curada y ahora aún sigo con antibiótico, que me deja chafada. Y cuando llevas tres meses de medicación aún más.
—En este sentido, ¿cuánto de mental tiene el Dakar?
—Mucho pero aunque estés bien de salud. El coco es superimportante en una carrera de resistencia, tan larga en las que te pasan mil cosas. La cabeza en un Dakar es fundamental.
—¿Cuándo cree que hay que tirar más de psicología que de físico?
—Va muy atado. Si estás bien físicamente, el coco funciona mejor. Cuanto mejor preparado llegas, menos sufres allí. Pero sí que hay momentos... Por ejemplo, si te pierdes tienes que mantener la calma porque allí tienes mucha presión y el tiempo pasa. Una pérdida tonta te puede llevar a perder treinta o cuarenta minutos que luego es difícil de recuperar. Tienes mucha presión y es difícil recortar tiempo a base de gas. Ahí es cuando tienes que mantener la cabeza fría, o cuando tienes un problema mecánico o una caída... Cuando hay imprevistos es cuando más fuerte hay que ser psicológicamente.
—¿Veremos ganar alguna vez a una mujer ganar el Dakar en moto?
—En moto lo veo complicado por un tema de físico. Nos guste o no hay una diferencia física que existe. Si pasa será dentro de muchos años. Ahora no creo que una mujer pueda ganar el Dakar y no es un tema de machismo, es un tema de ser realista. No tenemos el mismo físico.
—¿En coche sí?
—En coche sí porque no hay diferencia física. Para hacer un Dakar en coche hay que estar en buena forma pero es cuestión de técnica y de saber conducir. Es diferente.
—¿Se ha planteado hacer un Dakar de coche?
—Siempre lo he pensado. Era una muy buena manera de alargar la carrera deportiva y cada vez lo veo como algo más cercano. Ya no tengo 20 años y ya llevo once Dakar. Pero ya veremos si se presenta la oportunidad.
—¿Con qué palabras definiría el 2020?
—Serían palabrotas, seguramente, así que prefiero no decir nada.
—¿Qué le pedirá a los Reyes Magos?
—Salud, mucha salud.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete