PERFIL
Marc Márquez, cuando la magia nace sola
Desde pequeño destacó por su genialidad con la moto; siempre confió en él, nunca dudó de que llegaría a triunfar
tomás gonzález-martín
Juliá, su padre, era un loco de las motos. Era fácil que sus hijos cayeran en esta afición. ¡A qué niño no le gusta montar en moto, sobre todo si es de gasolina, de las de verdad! Marc Márquez (Cervera, 17-2-1993) montó ... en ellas desde los cuatro años. A esa edad pidió como regalo de Reyes una moto de gasolina, no de batería. Como todavía usaba ruedecitas laterales en su bici, papá tuvo que ponérselas en la moto para participar en su primera competición, en el campo.
Era su locura. Solo pensaba en ellas. Papá y mamá decían que había que estudiar. Pero el niño tenía claro que ese era su mundo. Quería ser piloto. Comenzó a correr en velocidad en 2002, con nueve años. Alzamora le ficha en 2007. Ahí nace su camino hacia la gloria.
Compite con el equipo Monlau, a lomos de una KTM monocilíndrica de dos tiempos y 6 marchas. Lleva un peso adicional de 20 kilos para poder llegar al mínimo total exigido, que es de 136. Porque es muy pequeño, muy bajito y pesa muy poco. Pero Emilio confía en él.
Corre el Campeonato de España y consigue su primera «pole» en la segunda carrera, celebrada en Montmeló, el 27 de mayo de 2007. Alcanza su primer podio y a su vez primera victoria en la tercera carrera, en Jerez, el 17 de junio de 2007. Es un diamante que solo necesita pulirlo bien, piensa Alzamora.
Queda octavo en el Campeonato de España, que es ganado por Bradl, su futuro enemigo en Moto2. Pero se ha ganado el salto al Mundial.
Debuta en 2008 con una KTM, en un equipo que también integra Tito Rabat. Repsol le patrocina. Alberto Puig dirige el equipo. Alzamora es su tutor personal. Es su año de adaptación al gran circo móvil. Consigue su primer podio, en Gran Bretaña, el 22 de junio. Es el español más joven en subirse a un cajón, con 15 años y 126 días, superando el récord de Pedrosa (15 años y 359 días). Es el comienzo de una carrera decidida hacia el éxito. Decimotercero en la clasificación final, aprende mucho, demasiado. Su técnica es depurada. Necesita adquirir experiencias. Destaca por su valentía. Por esa voluntad para meter la moto siempre, a todos los rivales, siendo un mico.
En 2009 acaba octavo en el Mundial de 125, pero está preparado para triunfar. Demuestra su clase en cada gran premio, se escapa con los mejores, está siempre en el grupo de cabeza. Acusa su falta de envergadura y de peso. Todavía es demasiado pequeño. No ha crecido. No ha dado el estirón. Con ese problema es tercero en el Gran Premio de España, en Jerez. Pero se espera que su salto físico adelante se produzca ya. Los médicos lo tienen previsto. Aquí todo está atado. No se ha dejado nada a la improvisación.
El niño se hace grande en el transcurso del invierno que pasa de 2009 a 2010. Cuando comienza el siguiente campeonato, es mucho más alto y fuerte. Solo necesitaba eso para imponer su calidad. Los rivales le respetan. Y Marc hace valer su clase. Gana diez carreras, hace dos podios más y se adjudica su primer título mundial con un espectáculo que amenaza con extender a las grandes cilindradas. Su triunfo en Estoril, saliendo el último, definió su estrellato. Allí se ganó al aficionado de todo el mundo.
Había nacido una estrella. Valentino lo afirma. Se ve reflejado en él por su talento, arrojo, genialidad y magia para vencer entrando por interiores insospechados, al borde de la caída.
Su éxito le lleva a ascender a Moto2 en 2011. Y Márquez da otra exhibición de motociclismo. Comienza mal, con tres malas carreras. Sus caídas provocan críticas. Debe ir con mayor control. Es la ansiedad por demostrar su valía la que le traiciona.
El ilerdense no se hunde. Emilio sabe cómo llevarle. Aguanta el chaparrón. Hay que asegurar mejor las acciones sobre la moto. Y adelante, demuestra ese talento. Vence en Le Mans. Es segundo en Montmeló. Y enlaza después otras seis victorias que ponen a Bradl, su viejo rival de la niñez, al borde de la derrota.
El alemán era líder del campeonato y solo lo ganó cuando el español sufrió un accidente en el circuito de Malasia, en los entrenamientos, que le afectó en un ojo y le impidió disputar ese gran premio y el de Valencia. Stefan se llevó la corona, pero Márquez se llevó la gloria.
Al año siguiente, 2012, el catalán arrolló. Obtuvo su segunda corona universal, la de Moto2, con ocho triunfos y trece podios. Su exhibición conquistó a los pocos seguidores que le faltaban por convencer. Era un piloto de MotoGP que continuaba en un escalón inferior. No quiso subir a la categoría reina hasta ser campeón de la división precedente. Ya lo era. Era la hora.
Nakamoto, jefe de Honda, predijo en noviembre, hace seis meses, que esperaba que Marc debutara en el Mundial de MotoGP, en Qatar, con podio. Así fue. Dos semanas después, ahora, se ha adjudicado la «pole» más precoz de la historia, preludio de convertirse en el ganador más precoz de un gran premio al más alto nivel. Llevamos dos carreras y el español lidera el campeonato. Es un genio de este deporte.
Tiene 20 años y suma dos coronas, 27 victorias, 41 podios, 29 «poles» y 17 vueltas rápidas en carrera. Y solo acaba de empezar.
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