Una jaula de ingenieros, biomédicos, bomberos, policías o enfermeros
Ilia Topuria ha puesto en el mapa las MMA, un deporte en el que compiten luchadores de las profesiones más variopintas
«Hay mucho respeto entre las personas que sabemos lo que supone subirse a la jaula», señala una campeona mundial
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Las artes marciales mixtas (MMA) son aquel deporte en el que el favorito es el menos favorito de todos los deportes. Esta frase, de cosecha propia, define una de las claves del éxito de la disciplina de combate de mayor crecimiento a nivel mundial ... . Las MMA, que no son más que la mezcla de todas las herramientas de pelea conocidas bajo un estricto reglamento específico, son emocionantes, poco predictivas y están repletas de acción en un corto periodo de tiempo. En otros sectores, como el del tenis, por poner un ejemplo, es extraño ver que un competidor que llega al juego con un alto porcentaje de victoria termine perdiendo. Quizá lo haga un set, pero tiene chance de remontar el encuentro. Aquí, un golpe, una mano, una sumisión, lo cambia todo. Es estrategia, preparación física extrema y técnica. Y eso tiene mucho encanto, especialmente para la población más joven, donde ha calado inexorablemente. Sin embargo, y pese a que el doble campeón de la mayor liga del mundo -la UFC-, Ilia Topuria, ha puesto en el mapa español esta disciplina deportiva, las artes marciales mixtas continúan sin ser comprendidas por algunos segmentos de nuestra sociedad, y son estigmatizadas por su «agresividad».
Lejos de lo que aquel espectador pueda pensar la primera vez que visualiza un combate que termina con un nocaut sobre la lona, este deporte es apto para personas de toda índole, con su adaptación particular. Es una disciplina que iguala al bombero, al policía, al enfermero, al ingeniero, al biomédico o al miembro de las fuerzas especiales de operaciones de alto riesgo. Todos ellos luchan por mejorar, a su manera, la sociedad, pero muchos también lo hacen dentro de un octágono.
Isabel Calvo es campeona mundial amateur de artes marciales mixtas. Podríamos asegurar, sin temor a equivocarnos, que lo ha logrado de una manera terapéutica. La joven madrileña se introdujo en este deporte porque pasaba muchas horas investigando en el laboratorio, haciendo experimentos, microscopio en mano. Es doctora en Biomedicina y y cuenta con varias publicaciones científicas para batallar contra el cáncer, especializada en plasticidad celular y regeneración.
«Empecé por casualidad, pero me enamoró el deporte y la competición. Aporta seguridad a todo el que lo practica, el tatami nunca miente, saca lo que llevamos dentro. Las MMA me han dado la oportunidad de ser yo misma, me han dado seguridad y me han hecho mantenerme en forma. Esto es clave para desarrollarme personal y laboralmente», señala Isabel Calvo, que debutó recientemente en el campo profesional en WOWFC, la mayor promotora de España. «Las MMA están creciendo y se están desestigmatizando, no son dos personas tatuadas matándose como borrachos de bar. Hay mucho sacrificio, dietas, horas de ver y estudiar vídeos del rival, y mucho respeto entre las personas que sabemos lo que es subirse a una jaula a pelear», apunta la capitalina.
Trabajar bajo presión
En esa misma línea se expresa Ignacio Capella, luchador profesional de MMA con un récord de 9 victorias y 3 derrotas. A sus 33 años, es ingeniero industrial, aunque su espíritu emprendedor le llevó por el cauce de la inteligencia artificial. Las MMA, dice, son el mejor deporte para colocarte fuera de tu zona de confort, para aprender a trabajar bajo presión. «Te enseñan a aguantar y a tirar para adelante. La vida te va a poner en situaciones difíciles siempre, hay que aprender a tomar decisiones, te aportan mucha calma y foco», describe el empresario menorquín, que disfruta del actual panorama del que goza la disciplina en estos momentos. «Estamos en un punto increíble. Ahora tenemos a muchos españoles en lo más alto, y los amateurs van preparadísimos», cuenta el co-fundador de Cognotica, un proyecto que, entre otras cosas, trata de mejorar la calidad de vida de los niños con autismo.
Eduardo Riego tiene 37 años y es padre de dos niñas. También ingeniero de Edificación, criminólogo y policía local en la provincia de Castellón. Es uno de los luchadores considerados de la 'vieja escuela', pues debutó como profesional cuando «todo esto era campo», en 2009. Actualmente atesora un récord positivo de 7 triunfos y 2 tropiezos. Riego cuenta con un perfil muy potente en redes sociales, donde aporta formación para que las personas sepan defenderse, pero también prepara a sus propios compañeros para actuar contra los malhechores. «Las MMA me han ayudado a gestionar con mayor eficacia situaciones complejas y exigentes, me han abierto la oportunidad de formar a nuevos agentes de la academia de Policía, transmitiendo, no solo técnica, sino también valores fundamentales», subraya el funcionario.
Riego lucha, además, por quitar de la cabeza a los desconocedores del deporte su percepción de que los peleadores son macarras o camorristas: «Les animaría a abrir la mente. Las MMA tienen un efecto contrario al que muchos imaginan: lejos de fomentar la agresividad, canalizan la energía y enseñan autocontrol. Quienes realmente practican este deporte de forma constante suelen ser personas respetuosas, comprometidas y disciplinadas».
Fuerzas especiales
Si hablamos de sujetos disciplinados, es inevitable pensar en Alejandro 'Hispano'. Él forma parte de los servicios especiales de operaciones de alto riesgo de una unidad que no desvelaremos por seguridad. También es luchador de MMA, y comenzó entrenando kickboxing, porque, dice, las artes marciales implican una serie de valores que desarrollan al ser humano física, mental y espiritualmente. «Mi servicio es muy exigente. Suelo aprovechar periodos vacacionales para preparar las competiciones de MMA, pero tengo que priorizar mi trabajo que tiene una función social, que va de protegerse a uno mismo y proteger a los demás. El conocimiento de las MMA no solo permite poder acabar con una agresión, sino además hacerlo de la forma menos dañina posible», señala Hispano, que insiste en que «el deporte va evolucionando e implementando reglas encaminadas a proteger a los atletas».
Alguien que sabe mucho de proteger es Alberto Lopesino. El madrileño es, desde hace poco tiempo, miembro del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Y además, tres veces campeón de MMA de esta ciudad. Ha tenido que pasar por muchos trabajos, la hostelería, la noche, emprender… Hasta que dio con la tecla que le permite ser docente de artes marciales y competir dentro de una jaula. «Ahora, por los turnos que yo tengo de trabajo, voy a poder compaginar mi labor como bombero con los entrenamientos y mis competiciones», cuenta Lopesino.
Asegura, además, que ya no es que este deporte sea para todo el mundo, que lo es, sino que se presenta, incluso, como necesario. «Las MMA te dan una concepción de tu coordinación, psicomotricidad, equilibrio y agilidad neuronal que te permiten entender tu cuerpo. Por otro lado, para tener una tranquilidad en la sociedad actual que tenemos, el hecho de tener unos conocimientos extensos en deportes de combate tiene mucho valor, por si ocurre algo en un ámbito urbano o domiciliario, que tengas capacidades para poder actuar. Yo el día de mañana quiero ser un padre de familia que, sin ser Superman, pueda tener la seguridad de que vaya donde vaya pueda tener unos atributos que me generen una tranquilidad. Las artes marciales tienen una parte terapéutica que te ayudan a mantener la calma en situaciones de agresividad o estrés de tu vida diaria», apunta este joven bombero.
Alejandro Manzorro es un enfermero sevillano de 22 años. Su esfuerzo constante le llevó, alcanzando al veintena, a proclamarse campeón de España de MMA. Hoy continúa apurando su carrera amateur, con el objetivo de ser un día cercano un peleador profesional. «Tengo la suerte de hacer lo que más me gusta: las MMA y la enfemería. Uno de mis sueños es impulsar a los adolescentes para que prueben este deporte, ojalá muchos de ellos sigan mi camino», reflexiona.
Control de las emociones
Las MMA, afirma, le han enseñado que todo se consigue con disciplina. «Tienes que sacrificar y trabajar muchísimo. Para nada es un deporte violento, te enseña a no dejar llevarte por las emociones… Además, te igualan, te llevan a compartir tatami con todo tipo de gente, da igual el origen que tenga. A mí me han cambiado la vida, me han ayudado a ser un hombre de valores», proclama Manzorro.
Las artes marciales mixtas, insisten nuestros entrevistados, son un mecanismo de canalización, de ayuda social, una manera de llevar las vidas por los derroteros oportunos. Es innegable, aseguran, que vivimos en un planeta repleto de violencia, pero las disciplinas de combate no forman parte de esa categoría. «Después de la pelea todos podemos ser testigos de la cordialidad, el respeto y la admiración por parte de los contendientes. Ojalá los problemas se resolvieran siempre dentro de un octágono y no con los fusiles y las bombas como se hace siempre», remata el miembro de las fuerzas de operaciones especiales.
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