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«Siempre será mi Marta»

El entrenador y un amigo de la infancia retratan a una campeona en apuros

FERNANDO BLANCO

MIGUEL ÁNGEL BARROSO

Mediados de la década de 1980. Mariano Díez, entrenador de atletas, conduce con prudencia su Talbot Horizon desde Palencia a Venta de Baños. Afuera, viento y escarcha al estilo de la vieja Castilla, no apto para todos los públicos. Adentro, el habitáculo está lleno de ... niños, unos sentados encima de otros, nerviosos, vocingleros, con las pilas intactas. Uno de los pequeños pasajeros es Marta Domínguez, que viaja acompañada de sus hermanos Agustín, Nuria y Noelia, y unos vecinitos del barrio con los que juegan al fútbol habitualmente. Precisamente el tío de estos chicos es técnico del club de atletismo de Venta de Baños. Un día le preguntaron a Nuria, la mayor, si le apetecía practicar ese deporte. Dijo que sí y poco después arrastró al resto de parientes. De todos ellos, Marta, nueve años, destacaba por unas aptitudes y ambición que no le cabían en el cuerpo.

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