Marina García Polo: «El cambio es que Andrea Fuentes nos exige bastante, pero sin hundirnos»

—Llegan a Singapur después de brillar a lo grande tanto en el Europeo como en la Copa del Mundo. ¿Qué expectativas tienen?

—Hemos hecho una temporada muy buena y bastante completa, con presencia en todas las competiciones del calendario. Empezamos con muchas ganas y con un cambio muy importante que sabíamos que nos iba a venir bien. No sé si teníamos las expectativas tan altas, pero han resultado mucho mejores de lo que pensábamos al inicio. Para el Mundial, la intención es seguir ese camino, perfilar los detalles que hemos ido viendo en las demás competiciones y dar, una vez más, nuestra mejor versión para terminar la temporada por todo lo alto.

—Habla del gran cambio de este año. La llegada de Andrea Fuentes como seleccionadora. ¿La conocía?

—No la conocía personalmente, pero sí sabía quién era, claro. El año pasado ya escuchábamos bastante su nombre, y todo lo que nos llegaba era positivo. Una vez la hemos conocido, se ha confirmado todo eso. Es una persona muy creativa, confía mucho en nosotras y nos lo hace saber. Nunca se le acaban las ideas, siempre nos pide más porque sabe que podemos dar más. Eso nos da mucha seguridad. Aporta mucho y nos motiva en el día a día.

—¿Cuál ha sido el mayor cambio respecto a la etapa anterior?

—Se nos exige bastante, pero siempre de forma positiva. Andrea sabe que podemos dar más y quiere sacar nuestro máximo potencial, pero sin hundirnos. Siempre nos explica muy bien el porqué de las decisiones, intenta entendernos y quiere que estemos cómodas, que disfrutemos entrenando. Si no estamos bien dentro del agua, no podemos rendir al máximo.

—Le cito una frase textual de Fuentes: «Tenemos que cambiar hábitos que, para mi gusto, un equipo número uno no debe tener». ¿Sabe a qué se refiere?

—No sé exactamente a qué hábitos se refiere. Lo que sí tiene claro es que, como equipo número uno, debemos inspirar al resto, guiar el camino de la natación artística, intentar que todo sea más artístico sin perder la dificultad. Nos insiste mucho en no perder la parte artística porque es lo bonito de este deporte. Quiere que seamos un equipo que la gente quiera conocer, seguir y copiar.

—¿Se prima más lo artístico ahora?

—Sí. Sin perder lo técnico, pero queremos contar algo, transmitir algo con nuestras coreografías. No se trata solo de ejecutar elementos técnicos, sino de dar cohesión, musicalidad, contar una historia.

—Otro hecho importante es la incorporación de chicos al equipo (Dennis González y Jordi Cáceres). ¿Cómo les ha cambiado eso en el día a día?

—Ha sido un cambio importante. Estamos supercontentas de que por fin haya chicos en el equipo. Aportan mucho, sobre todo en la parte artística. Dennis, por ejemplo, es muy expresivo e intenso, y aprendemos mucho de él. También él aprende de nosotras. Estar rodeado de chicas todo el día siendo él un chico puede ser complicado, pero nos hemos adaptado bien y nos beneficia tenerlo.

—En lo personal, ¿cómo ha sido esa integración?

—No nos ha costado tanto. Con Jordi y Dennis nos llevamos muy bien. Son buenísimos, se adaptan rápido y cualquier problema o malentendido lo hemos solucionado fácil. Tienen muchas ganas de estar en el equipo y eso se nota. Ya nos conocíamos y nos llevábamos bien, aunque no hubiéramos coincidido en el agua.

—En este Mundial vuelve Rusia. ¿Qué esperan de ellas?

—Vamos un poco a ciegas. No sabemos cómo estarán. Nunca han competido con este reglamento nuevo, así que no sabemos por dónde pueden salir. Pero nuestro trabajo no depende de ellas. Pase lo que pase, tenemos que hacer lo que nos toca. Nuestro trabajo ya está hecho; solo tenemos que llegar y demostrarlo.

—¿Qué recuerdo le queda de París?

—El último día. Es lo que más recuerdo, porque los primeros están un poco borrosos, supongo que por las emociones. Ese último día fue precioso. Las nueve que estábamos allí nos sentíamos superunidas. Ninguna decía nada, pero todas confiábamos desde por la mañana en que iba a salir bien. Fue un día especial. Después de una temporada tan dura, necesitábamos ese final para poder seguir un año más, seguir motivadas y volver a creer en nosotras.

—¿Es real todo ese sacrificio que se intuye a las nadadoras artísticas?

—Es bastante real. Hay que trabajar mucho, ser constante, disciplinada. Un deportista de élite debe tener como prioridad el deporte, con todo lo que eso implica. Pero todo esfuerzo tiene su recompensa. Para ganar hay que darlo todo.

—En el pasado se han conocido episodios hasta de maltrato. ¿Ha vivido algo así?

—Por suerte, no. Y espero no vivirlos. Hay días mejores y peores, con más o menos gritos, pero nada fuera de lo normal.

—¿Y lo de estar lejos de los tuyos?

—Es lo más duro. Mis padres son mi apoyo, y de repente ya no los tenía cerca. No podía llegar después de entrenar y abrazar a mi madre. Lo bueno es que sé que están ahí, pase lo que pase.