Larrazábal conquista en Corea su octavo título europeo

En ese momento, cualquier cosa podía pasar. El catalán es un volcán de sensaciones que oscila entre el más firme optimista o el deprimido más absoluto. Hasta hoy llevaba diez meses de bajón y no estaba claro que el recorrido de Incheon, diseñado por el mítico Jack Nicklaus, fuera el mejor lugar para recuperarse. Afortunadamente, la moneda cayó por su cara más amable. Pablo sacó toda su garra y firmó su mejor tarjeta de la semana.

«Soy un luchador nato, es lo que me queda ante unos jóvenes que la pegan larguísimo y me superan en físico» comentó al terminar con una sonrisa. Y es cierto que en eso nadie le gana, pues nunca da un golpe por perdido y sabe sacar partido de unos golpes que al resto ni se les ocurriría imaginar. Es el último heredero de las 'manos españolas' que tanto han caracterizado a los hispanos a lo largo de la historia, lejos de los bombarderos que predominan en otras latitudes.

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De cara a la última ronda coreana estaba claro que Larrazábal iba a salir a atacar. Es un animal competitivo que cuando huele la sangre no suele dejar libre a su presa. Después de un año sin ganar estaba ante su gran oportunidad y no la iba a dejar escapar. Por eso salió restando con cabeza (en el hoyo 7 ya llevaba dos 'birdies' y era colíder) para luego desplegar todo su arsenal en la segunda mitad. A pesar de un tropiezo en el 10 que le retrasó en la tabla (-8), luego tuvo un final de ronda espectacular. Debía luchar contra Jorge Campillo y Joost Luiten, que terminaron antes y ya habían colocado un (-9) en la casa club, y Helligkilde y Sebastien Sordet que compartían esa cifra con agujeros aún por delante.

Fue entonces cuando el de El Prat marcó las distancias. Con dos 'birdies' consecutivos tomó la cabeza en solitario (-12) y luego solo le quedó disfrutar del golf. Otros dos aciertos en el 14 y el 15 le podían poner el triunfo en bandeja a poco que mantuviera la cabeza fría hasta el final. Así lo hizo y volvió a demostrar que 'el que tuvo, retuvo'. La calidad es algo que no se pierde y solo hay que encontrar el momento justo para sacarla a flote.

«Solo los más cercanos saben lo mal que lo he pasado en estos últimos meses; este título se lo dedico a ellos», afirmó. Es su octavo en el Circuito Europeo, lo que le coloca séptimo en la lista histórica de triunfos por detrás de Seve Ballesteros (51), Chema Olazábal y Miguel Ángel Jiménez (21), Sergio García (15), Jon Rahm (10) y Manuel Piñero (9). La fiesta española acabó con la tercera plaza del extremeño Campillo.