Laia Codina y la amiga de Jenni Hermoso relatan «presiones» en Ibiza: «Rubiales devuelve muy bien los favores»
Ana Ecube: «Estaba sola. No hubo ni una sola persona de la RFEF que se preocupara por ella»
Irene Paredes: «Rubiales me dijo que le estaban llamando violador»
Alexia Putellas: «Rubiales no paraba de relatarle los hechos como si ella no los hubiera vivido en persona»
Madrid
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Iniciar sesiónLa jugadora de la selección Laia Codina y la amiga personal de Jennifer Hermoso Ana Ecube han testificado este jueves en el juicio contra Luis Rubiales por agresión sexual y coacciones a Jennifer Hermoso acerca de las «presiones» que, aseguran, sufrió durante la ... estancia del grupo en Ibiza para celebrar el Mundial, poniendo en el foco la actuación de los también acusados Albert Luque (exdirector de la selección) y Rubén Rivera (exresponsable de márketing).
Conforme ha explicado Codina, a Ibiza Hermoso llegó ya «triste, cansada de lo que había pasado en el avión» que les había devuelto a España desde Australia y donde «fueron constantes las veces que fueron a hablar con ella» en relación al vídeo exculpatorio que quería grabar Rubiales para salir al paso del escándalo por el beso que le había dado durante la entrega de trofeos del mundial.
«Vi dos momentos (en Ibiza). Uno, cuando llegamos, que Jenni no tenía batería en el móvil y Rivera le pide que lo cargue porque alguien tiene que llamarla. Insistió dos o tres veces seguro, en menos de media hora», ha detallado. Querían que hablase con alguien de Integridad sobre lo sucedido en la final de Sidney.
Ecube, en su testifical, ampliaría detalles sobre este episodio que se produjo durante la comida frugal que hicieron nada más llegar al hotel en la isla. «No teníamos ni comida en la mesa cuando Rivera se acercó a Jenni y le dijo que estaban intentando contactar con ella. Jenni le dijo que no tenía batería, Rubén le dijo 'dámelo y te lo cargo', ella dijo que no hacía falta, que ya lo cargaría, y el insistió y al final, por mucha insistencia porque el momento era incómodo porque estaban las jugadoras y las familias, le acabó dando el teléfono», ha asegurado.
«Luego -proseguía Codina a preguntas de la teniente fiscal de la Audiencia Nacional, Marta Durántez-, en el atardecer, estábamos en unas hamacas, tranquilas y Rivera viene cinco o seis veces mínimo pidiendo que Jennifer hable con Luque, que baje, que ha venido al hotel expresamente a hablar con ella y sigue insistiendo hasta que llega un punto en que Jenni se agobia y se pone a llorar otra vez y Ecube hace como de intermediaria y dice, tú tranquila, que yo hablo con ellos«.
Completa Ecube desde aquí: «Yo veía que no paraban y que no iban a parar. Jenni estaba superada por la situación. Vi que la situación iba a ser muy hostil para ella. Rivera me dijo que Albert Luque estaba abajo, que bajase Jenni y dije 'no va a bajar'. Yo quería protegerla. A pesar de que Jenni le había dicho que no quería hablar con él, al poco tiempo apareció en el hotel», narraba durante el interrogatorio.
Cuando bajó, Luque, al que no conocía en persona, estaba esperando y se mostró sorprendido de que Hermoso no apareciese. «Al principio era un tono amigable, le dije' no va a bajar, está muy nerviosa, la estáis agobiando y necesita descansar, está con sus compañeras y necesita descansar'. Me dijo que venía en calidad de amigo y ahí le dije que si fuese amigo, entendería que ella necesita su tiempo. Le dije que igual no venía como amigo sino de parte de la Federación y me dijo que no, que Jenni le conocía bien. Entonces le dije que como amigo, tenía que respetar su espacio», ha detallado.
Pero de acuerdo a su declaración, Luque seguía insistiendo en verla y acabó zanjando: ««Sabéis que Rubiales devuelve muy bien los favores y no os va a faltar trabajo ni a Jenni ni a ti». «Yo le dije, 'no te confundas, yo ya tengo trabajo'. Me pareció venderle mi alma al diablo. Daba a entender que si Jenni le ayudaba iba a tener un trato preferencial».
Durante la sesión se han proyectado los mensajes que Luque envió a Ecube a continuación y que ella, por el tono, decidió ocultar a Jennifer Hermoso en Ibiza para «protegerla». Le deseaba lo peor y avanzaba que le alegraría que eso ocurriese.
«Ella estaba sola. No hubo ni una sola persona de la RFEF que se preocupara por ella. Ni siquiera el psicólogo, el salvaguarda de la FIFA. Estaba claro: No había nadie que quisiera defenderla«, ha zanjado.
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