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Río 2016|Atletismo

Ni la plata redime a Gatlin

Recupera su mejor nivel y con 34 años vuelve al podio, pero es abucheado por sus casos de dopaje

J. Gómez Peña

A Justin Gatlin (Nueva York, 34 años) le ha tocado ser el malo . No le quiere el público. El estadio olímpico le abucheó en cuanto escuchó su nombre . También le repudian las autoridades deportivas . Hasta en su selección, Estados Unidos, hay nadadoras como Lilly King que se avergüenzan de compartir con él la bandera . Gatlin, que fue campeón olímpico y tuvo el récord mundial de la prueba sagrada del atletismo, cometió dos pecados. Uno de juventud: dio positivo con 19 años al tomar anfetaminas . El otro ya como atleta consagrado y con testosterona. Se libró de una sanción de por vida porque ‘cantó’ y colaboró con la Agencia estadounidense antidopaje (USADA) para desmantelar la red tejida por su entrenador, Trevor Graham, el mismo que estaba tras la droga THG que acabó con las carreras de Tim Montgomery y a Marion Jones. Al final, por arrepentido, la sanción de Gatlin se redujo a cuatro años . Mucho, en cualquier caso. Pero él ha vuelto a su mejor nivel. Eso sí, nadie le quiere. «No soy el diablo. El pasado pasado está. Esto no es un duelo entre el bien y el mal», protesta. Pero lo es. El público adora a Bolt y a él le repudia.

Gatlin buscaba en Río , la ciudad dominada por el Cristo redentor de Corcovado, eso: la redención. «El perdón y la rehabilitación son algo que está en la cultura americana», confía. La resurrección del ángel caído . «Colaboré con las autoridades desde el principio», recuerda. «Pocos son los atletas que cuando vuelven de una sanción hacen su mejores marcas. Yo lo he hecho. Eso demuestra algo», defiende. Pero no le sirve. No logra el afecto popular . Lleva la marca negra. Un apestado por la peste del dopaje. Condenado por el jurado popular aunque haya cumplido su pena . Tras ganar esta madrugada su semifinal con 9.94 salió del estadio a toda pastilla. No quería escuchar los silbidos. El volumen subió en la final, cuando por un momento pareció tutear a Bolt. Los Juegos no olvidan su pasado.

Con 19 años, Gatlin era el velocista americano que venía. El nuevo disparo. Y ahí tropezó primero. Las anfetaminas, un estimulante. Alegó que eran para tratar una enfermedad que sufría desde pequeño: déficit de atención . La Federación internacional fue clemente y sólo le castigó un año. Le dio una segunda oportunidad . La aprovechó: ganó la final de los cien metros en los Juegos de Atenas 2004, con 9.85, y un año después, el Mundial. Con menos de 23 años, Gatlin era el rey. Le faltaba el récord del mundo y lo alcanzó en 2006: 9.77, compartido con Asafa Powell . Tres meses después la USADA desveló que bajo su piel corría la testosterona sintética . La trampa farmacológica. Su vida se derrumbó. Con dos positivo, podían sancionarle de por vida. Al final, la pena fue de ocho años, que es casi como cadena perpetua . Recurrió y logró una reducción a cuatro temporadas. Un abismo. «Dejé el atletismo durante un año. Estaba cabreado. Estaba en lo más alto. Lo tenía todo y... Pero no podía rendirme».

Los investigadores de la USADA le ofrecieron un pacto. Y Gatlin se convirtió en su garganta profunda. El atletismo estadounidense estaba en el banquillo de los acusados . Y explotó. Marion Jones, la novia de América, acabó en la cárcel por sus mentiras . Gatlin tuvo que renunciar a su récord mundial . Pero no a su carrera. Esperó cuatro años y regresó . «Mi cuerpo sabe correr rápido. Sólo tengo que recordárselo».

Regresó a las pistas en 2010 con una marca de 10.09. Vulgar. Para entonces, Usain Bolt había elevado el atletismo a otra dimensión : en el Mundial de Berlín 2009, el jamaicano voló hasta los 9.58, récord del mundo actual. El tiempo de Gatlin parecía haber pasado. Con treinta años, los velocistas se apagan . Gatlin negó esa ley: con 29 sorprendió con 9.95. Con 30 bajó de 9.80. Eso no lo había hecho nadie antes . En los Juegos de Londres 2012, unos meses después de que concluyera su sanción, fue bronce en la final olímpica . Y plata en el Mundial de 2013. A estos Juegos llegó con la mejor marca del año y como el gran rival del intocable Usain Bolt. No hay adversario para él. Gatlin, plata, es el mejor de sus perseguidores . Sólo le gana en silbidos.

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