ORGANIZACIÓN
Londres 2012: La metamorfosis exprés del Estadio Olímpico
Han bastado 60 horas para retirar el escenario de 15.000 metros cuadrados de Danny Boyle y recuperar la pista de atletismo, protegida por cinco cubiertas durante la ceremonia
borja bergareche
Durante casi cuatro meses, el espacio que desde hoy alberga las competiciones de atletismo cobró vida en un gigantesco parking en una fábrica de Ford en Dagenham, donde Danny Boyle, responsable de la ceremonia de inauguración, trasladó los ensayos. Unos 11.000 voluntarios trabajaron sin ... descanso, dirigidos desde una torre de control habilitada para controlar la coreografía de masa. Hasta que, en junio, el «ejército» de Boyle se mudó al escenario real del Estadio Olímpico de Stratford que, desde hoy, da paso al deporte olímpico por excelencia.
El sábado se realizaron 333 trayectos de camión para sacar cables, camas y la campana
Durante tres meses, una legión de operarios levantó 15.000 metros cuadrados de escenario. Instalaron 3.500 luces, 24 focos de techo y seis mesas de edición, con un sistema de sonido de un millón de vatios. Un montaje espectacular para una audiencia global, que había desaparecido en apenas 60 horas tras el encendido del pebetero el viernes por la noche, en una operación de desmantelamiento en la que han participado 600 personas, según datos recopilados por «The Times».
Solo el sábado, se realizaron 333 trayectos de camión para retirar 200 millas de cableado y materiales, incluidas 320 camas de hospital, una granja, y la campana de 23 toneladas que dio inició a la celebración de «la isla de las maravillas». Diez contenedores de doce metros cada introdujeron todo el material necesario para la competición atlética : el podio de la victoria, el equipo para la «foto finish» o las marcas de salida.
Polémica por el calor de la llama olímpica
Y llegó el momento de la verdad de levantar las cinco capas protectoras que cubrieron la pista durante la ceremonia, para evitar daños en el caucho sintético proporcionado por la empresa italiana Mondo . Una máquina de limpieza motorizada pulió la superficie, que había salido intacta tras la invasión de animales, actores y atletas del viernes pasado. Las ovejas, el hip hop y James Bond darán paso desde hoy a 80.000 espectadores del atletismo, que rebosarán las 222 filas de asientos que tiene el Estadio.
La metamorfosis exprés de «la isla de las maravillas» en pista de atletismo implicaba mover el pebetero a su nueva posición en uno de los fondos del estadio. Y ha surgido ya la primera polémica, con dudas sobre si el efecto del calor que desprende nublará la visión a quienes tengan la localidad por encima de la llama olímpica, alimentada por gas regulable.
Los responsables de la inversión olímpica piensan ya, por su parte, en el destino del estadio una vez terminen los Juegos. Existen cuatro aspirantes a hacerse con un contrato de alquiler de 99 años —la propiedad seguirá en manos de la Autoridad de Desarrollo Olímpico, encargada de las infraestructuras—: una universidad del negocio del fútbol, un consorcio vinculado a la Fórmula 1, un equipo de fútbol segunda, el Leyton, del Este de Londres, y el favorito, el West Ham United.
El problema es que se presupuestaron 120 millones de euros de fondos públicos para la adaptación post-Juegos a un estadio de fútbol, y parece que serán necesarios en realidad 190 millones. Entre los trabajos extra no contemplados se citan la extensión de la cubierta, que solo cubre ahora dos tercios de las localidades, y la instalación de asientos abatibles, baños y salas VIP, entre otras mejoras. Una preocupación que, en todo caso, no debe robar un segundo a las nuevas estrellas del espectáculo olímpico como Bolt, Blake o Farah
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