Chicago, aupada por Obama pero en crisis
Hace más de un siglo, en 1904, Chicago renunció a organizar los Juegos Olímpicos al cedérselos a San Luis, para hacer coincidir en la misma ciudad la celebración de la Exposición Universal y los Juegos. Después de aquella ocasión fallida, la ciudad de Chicago no ... está dispuesta a dejar pasar su oportunidad de nuevo y es una de las más firmes competidoras de Madrid en la lucha por albergar los Juegos en 2016.
Más allá de las características técnicas y económicas de la candidatura, Chicago cuenta con una gran baza a su favor: Barack Obama, el presidente de Estados Unidos. No en vano, fue senador por el estado de Illinois, donde se enclava esta ciudad de más de tres millones de habitantes, no todos ellos «pro olimpiadas».
Situada en la orilla del lago Michigan, Chicago destaca por sus zonas verdes y sus espectaculares parques urbanos. La Villa Olímpica y Paralímpica cuenta con una capacidad para 16.000 deportistas y delegados, y se ha convertido en el centro del proyecto de los Juegos. La Villa extenderá el corredor que bordea el lago e incluirá el parque Grant de la ciudad, dos museos, un acuario, un planetario y las sedes de 22 deportes. Desde este espacio situado junto al lago, el 90% de los deportistas podrán dirigirse a sus lugares de entrenamiento y competición en un tiempo máximo de 15 minutos, con una red de transportes públicos y ecológicos.
Aparte de la comodidad que brinda el proyecto, con la previsión de que el 85% de las competiciones deportivas se celebren en un Anillo Olímpico de ocho kilómetros, la propuesta es aparentemente sostenible desde el punto de vista financiero y medioambiental, aunque uno de sus problemas es que es demasiado virtual.
Las sedes ya existentes acogerán 15 competiciones deportivas y las siete sedes permanentes que faltan por construir satisfarán las necesidades de la comunidad y apoyarán la iniciativa de Chicago por el deporte de la juventud urbana. De hecho, este ambicioso proyecto, que una vez que finalicen los Juegos dará lugar a un nuevo barrio residencial con viviendas económicas, al igual que ocurrirá con Madrid, se llevará a cabo aunque finalmente Chicago no sea la elegida, ya que responde no sólo al deseo de albergar la cita olímpica, sino también a las necesidades de la propia ciudad.
A pesar de que muchas sedes ya están levantadas —el 79% de los deportes se celebrarán en sus sedes actuales o en sedes provisionales— Chicago cuenta con uno de los presupuestos más altos de las cuatro candidatas, 3.300 millones de dólares, que incluyen la construcción del estadio olímpico, una infraestructura de la que no dispone. Chicago espera contar con el apoyo de las numerosas empresas del estado de Illinois y de la ciudad, muchas de ellas multinacionales, para sacar adelante el proyecto.
Las previsiones puede que no se lleven a término debido a la crisis económica, que puede dar lugar a que muchas de las empresas no inviertan. Además, el 75% de los ciudadanos no están de acuerdo con que se destine dinero de las arcas públicas para el proyecto, lo que complica su viabilidad.
En esta línea, los habitantes de Chicago no consideran coherente que el Ayuntamiento gaste grandes cantidades de dinero en los futuros Juegos, cuando va a recortar 900 puestos de trabajo de la plantilla municipal y tiene déficit. El descontento ciudadano por los Juegos ha llegado a tal punto, que se han creado grupos protesta, como «No Games Chicago».
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