John Wall, el segundo jugador mejor pagado de la NBA, reconoce haber pensado en suicidarse

En una entrevista con la cadena estadounidense NBC Sports, el base ha confesado que sufrió graves problemas de salud mental. Wall ha jugado sólo 40 partidos en las últimas tres temporadas y, teniendo en cuenta que cada equipo de la NBA juega en la temporada regular 82 encuentros, ha disputado menos de una quinta parte de los partidos.

Sin embargo, John Wall explica que su salud mental no sólo se ha visto afectada por su lesión, sino a otros problemas familiares como los fallecimientos de su madre y su abuela: «Me desgarré el tendón de Aquiles, mi madre enfermó y falleció con 58 años, mi abuela murió un año después... todo esto en medio de la pandemia del Covid. Yo yendo a la quimioterapia viendo a mi madre dar su último aliento, vistiendo la misma ropa durante tres días, recostada en el sofá a su lado...».

Los problemas de salud mental que desarrolló Wall, le llevaron a plantearse el suicidio: «Es el lugar más oscuro en el que he estado. Quiero decir... en un momento pensé en suicidarme». La superestrella de la NBA reconoce haber tenido que acudir a terapia para superar estos problemas y sus pensamientos suicidas. Además, ha dejado una reflexión que puede ayudar a otras personas que pasan por situaciones similares: «Mucha gente piensa 'no necesito ayuda. Puedo superarlo en cualquier momento.' Pero tienes que ser fiel a ti mismo y descubrir qué es lo mejor para ti, y yo lo hice».

John Wall no es el primer jugador, ni será el último, en sufrir problemas de salud mental. La psicología en el deporte se ha convertido en un pilar fundamental, más aún después de que muchas superestrellas hayan confesado haber sufrido problemas psicológicos. Antes se podía ver como una debilidad, pero el llamamiento de muchos grandes deportistas, ha ayudado a muchos otros.

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El mejor ejemplo reciente es el de Kevin Love, estrella de Cleveland Cavaliers, que sufrió un ataque de pánico durante un partido en 2018, que le obligó a abandonar el pabellón y dirigirse a la Clínica Cleveland para recibir ayuda. Su calvario se ha prolongado en los últimos años, ya que nunca ha recuperado el nivel previo a su problema.

Otro ejemplo, más actual, es el de Demar DeRozan, jugador de Chicago Bulls, que hace cuatro años reveló las vulnerabilidades que no se pueden enmascarar con millones de dólares. Y es que, DeRozan ha confesado en numerosas ocasiones la dura infancia que vivió, en la que perdió a varios familiares y amigos, y le ha lastrado durante su carrera deportiva. El jugador de los Bulls creó un canal para el diálogo sobre cómo ninguna cantidad de dinero o éxito puede proteger a los atletas de las realidades de la vida y provocó que la asociación de jugadores empezara su programa de bienestar y salud mental unos meses después. Más adelante, la liga creó su propio canal de salud mental para ayudar a jugadores, entrenadores y personal de los equipos.

Durante la pandemia, otros jugadores como Karl-Anthony Towns, estrella de Minnesota Timberwolves, y Paul George, alero de Los Angeles Clippers, contaron cómo el aislamiento y la dureza de la enfermedad con sus familias y amigos, les afectó mentalmente y, por lo tanto, deportivamente.