FÓRMULA 1
Italia se desespera
Los aficionados, desolados en Maranello, buscan culpables y un ministro exige la dimisión de Montezemolo
Ferrari trasciende a lo deportivo en Italia, marca universal que une a los aficionados de cualquier extremo político. El «Cavallino rampante» patinó en Abu Dhabi y sus seguidores acompañaron desconsolados a Fernando Alonso en su llanto, capaz el asturiano de enamorar a la parroquia desde ... el primer día en que pisó Maranello. Allí, en la fábrica más ilustre de la Fórmula 1, repleta la plaza de la Libertad, cientos de personas se llevaron un chasco descomunal antes de buscar un culpable para justificar el tortazo. El error en el desierto desesperó a todo el país.
Los periódicos transalpinos coinciden al completo en la lectura: Ferrari estuvo «fatal» en la estrategia y picó al centrarse únicamente en Mark Webber, a priori el rival más peligroso a tenor de la clasificación. Además, ven en el triunfo de Sebastián Vettel una especie de revancha por parte de los coches energéticos ya que la gente se había pasado la semana entera hablando de tongo antes de tiempo, dando por sentado que las órdenes de equipo se iban a producir sí o sí. No hay consuelo entre los tifosi y los jefes de Ferrari se preparan para un juicio sin compasión.
En resumidas cuentas, Italia quiere un argumento de peso ya que consideran que se han cometido demasiados errores a lo largo de una temporada en la que Red Bull y McLaren han terminado por delante en el Mundial de constructores. Suele ocurrir en estos casos y ahora todo el mundo echa la vista atrás y repasa una a una las 19 carreras de este campeonato para buscar fallos en un intento baldío para justificar lo que dicen, aunque no gusten, los números. A cuatro puntos estaba el paraíso, pero ser segundos es un drama para los ferraristas, tanto que hasta un ministro sin cartera de Berlusconi, Roberto Calderoli, exige la cabeza de forma inmediata de Luca Cordero di Montezemolo, el presidente de la escudería. «Él tiene la culpa de que los fans de Ferrari sintamos vergüenza. Los estrategas en el box han echado a perder el título y no el admirable Alonso. Tiene que marcharse inmediatamente de Maranello para que no siga haciendo daño a Ferrari», escupió.
Ferrari ha vivido durante todo el Mundial una huida hacia adelante enmascarada por el buen hacer de Alonso, quien siempre afirma que la suerte se la reparten todos por igual. De la buena y de la mala, pero es cierto que al equipo rojo se ha condenado por el mal fario y por unas decisiones controvertidas. Después de un inicio esperanzador, Ferrari y Alonso se equivocaron en Sepang, negándole la mayor al hombre del tiempo y empeñados en que no iba a llover demasiado durante la clasificación. El asturiano, finalmente, salió decimonoveno y perdió todas sus opciones en la carrera. Luego, en China, y aunque al final se quedó a las puertas del podio con un cuarto puesto, las prisas le jugaron una mala pasada al español ya que pisó el acelerador antes de hora y salió con el semáforo en rojo. En Mónaco, un accidente el sábado —Alonso se culpó a sí mismo, aunque dicen que fue un problema del F10— le privó de cotas mayores y en Bélgica volvieron a discutir con el factor meteorológico en la lucha contra el reloj y también en la carrera. Y está la victoria por radio de Alemania, tan polémica que hasta que no ganó Vettel ayer no se ha dejado de hablar.
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