García Sanjuán, del gol al golf

Ahora bien, entre los expedicionarios también existen dos tipos bien diferenciados: los que acuden simplemente como espectadores al 'British' y los que aprovechan también para jugar al golf en los campos cercanos. Y es con estos últimos con los el exfutbolista Jesús García Sanjuán ha encontrado su medio de vida a través de su agencia de viajes especializados 'Golf Escocia'.

«Mis últimos años como profesional los jugué aquí, en el Kilmarnock en el año 99 -recuerda-. Quedamos terceros y nos clasificamos para la UEFA, era un buen equipo». Estuvo dos años, pero el tercero que había firmado ya no lo cumplió al empezar a no disfrutar del fútbol. «Por entonces ya había creado una sociedad especializada en viajes y decidí cambiar de rumbo. Ya jugaba al golf y vi que había mucho interés en los españoles por jugar estos campos, que son el origen de este deporte. Yo era conocido y lo típico que aprovechas el nombre para ir destacando, conocer muchos campos y empezar a meter la cabeza».

Dado que el golfista es un deportista muy particular, es importante hablar su propio lenguaje si se quiere prosperar en este mundillo y, sobre todo, seguir en primera línea un cuarto de siglo después. «Me retiré en 2003 y ya tuve mis primeros clientes. Entonces no había móviles ni nada. Con una web y un teléfono que cogía mi madre en Zaragoza funcionábamos. El primer año hice cuatro grupos, el segundo doce, luego veintitantos... y así hasta hoy en día que muevo unas 300 personas al año».

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Sanjuán tiene su vida dividida entre St. Andrews y la capital aragonesa, con seis meses de residencia en cada una. Acompaña a sus clientes a Escocia de abril a octubre y lo hace siempre por solicitud, en grupos reducidos. «Me llaman, me dicen lo que quieren hacer y lo organizo. Yo soy ahora mismo el único proveedor autorizado para vender los 'greenfees' del Old Course en España, aunque también hay mucho interés por jugar otros grandes recorridos como Turnberry, Royal Troon o los de las Highlands».

Eso sí, sigue trabajando con éxito por su profesionalidad en el sector, no por su fama pasada. «Hay muchos grupos que no saben que yo era futbolista. A veces cuento la historia porque me preguntan cómo vine aquí, pero no es algo que ahora tenga un peso importante. De hecho, hay veces que hasta mi hijo de 16 años duda de que yo haya ganado una Recopa», comenta con sorna. Un título logrado con el famoso golf de Nayim que mantiene vivo en su recuerdo por fotografías. «Un momento antes me había cambiado Víctor Fernández y yo estaba llorando con la cabeza baja cuando llegó el tanto; debí de ser la única persona del estadio que se lo perdió», bromea.

Su conexión con el golf tiene otro punto de interés, al margen de haberse asentado en la cuna de este deporte. «Ya jugaba al golf en España aunque de extranjis, porque en el Real Zaragoza lo teníamos terminantemente prohibido. Pero, cuando fui al Villarreal, el entrenador Irulegui no nos ponía pegas y jugaba casi todos los martes con Thomas Christiansen en el campo de La Coma», destaca.

«Por allí había un chaval de 15 años que siempre quería practicar con nosotros y no era otro que Sergio García. Le pegaba a la bola como un fuera de serie y un día incluso le llevé a entrenar con el Villarreal. Estaba encantado». Es más, con el paso de los años se volvieron las tornas. «Al principio yo era el ídolo de Sergio, pero pronto él se convirtió en el mío». Otra cosa curiosa que descubrió en Escocia era que no tenía que esconderse para disfrutar de este deporte, sino más bien al contrario «Aquí mejoré mi golf porque todos los compañeros, incluso el entrenador, jugaban. Llegué con hándicap 20 y en poco tiempo bajé a 6».