Golf
Las ganas de Rahm le valieron ser segundo
El español se acercó a tres golpes de un estadounidense que se rehizo para terminar ganando la Jarra por seis
Brian Harman, un granjero que caza con arco
British Open: así hemos contado la ronda final
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónBen Curtis, Todd Hamilton o Stewart Cink ocupaban hasta ahora la lista de los campeones del British más indeseados. En un deporte de caballeros como es el golf, siempre se le da la mano al que hace el mejor resultado, pero eso no significa que ... todos los campeones sean carismáticos. Y quien guardará la Jarra de Clarete de 2023, Brian Harman, está claro que no lo es.
Rahm hace saltar la banca en Liverpool (63 golpes) y entra en la pelea por el British
Miguel Ángel BarberoEl español bate el récord de Hoylake y se coloca tercero, a seis golpes de Harman
El Open Británico de 2023 afrontó su última jornada con todas las características propias de su tradición: un clima de perros y una seria incertidumbre sobre el resultado final. Si en cualquier torneo los 18 hoyos finales se pueden hacer eternos, en el campeonato más antiguo del mundo no se puede dar nada por sentado antes de salir. Ni con cinco golpes de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, Cameron Young (-7) ni con seis sobre Jon Rahm, con dos grandes en su mochila y mucha más experiencia ganadora que sus rivales.
En una jornada así no vale con salir en plan agresivo, como hizo el español en la tercera ronda, sino que hay que ser un estratega consumado. Al igual que hace Fernando Alonso en sus carreras, hay que ser capaz de mandar en el juego propio y contar con lo que van a intentar hacer los demás. Por eso el trabajo psicológico es un factor tan determinante como pueda serlo el técnico o el táctico y hay que contar con que al líder le pueda pesar la presión en los primeros hoyos.
Con este planteamiento Rahm arrancó firmando pares sin meterse en problemas a la vez que el zurdo firmó su primer bogey en el hoyo 2 y estuvo a punto de repetir el fallo en el siguiente. Con solo cinco de desventaja al arranque del 5 Jon se fue a los matojos de la izquierda, con la buena fortuna de que le quedó un tiro limpio para atacar ese par 5 con seguridad y dejarla a la entrada de green. Fue un claro signo de que no iba a quedarse a mirar lo que hacía su contrario sino que empezaba a tomar la iniciativa justo cuando peor se le ponían las cosas.
Este agujero fue un punto de inflexión en la primera vuelta porque el español firmó un birdie después de una recuperación prodigiosa (le quedó un tiro claro y no lo desaprovechó) mientras que su oponente, desde una situación similar, sumaba un punto de más. De manera que con la diferencia reducida a tres impactos se abría una nueva puerta a la esperanza.
Harman no se viene abajo
Sin embargo, las cosas no iban a resultar tan sencillas como le hubieran gustado a los aficionados hispanos. El de Georgia no solo no se vio agobiado por el traspié sino que hizo de tripas corazón y se recompuso como todo un campeón. Volvió a tirar de su mejor herramienta, el putter, en las siguientes etapas y con dos nuevos birdies recuperó los cinco que le deban tranquilidad a su juego. Bajo la lluvia, tirando de maderas largas para los segundos golpes, necesitaba sentirse cómodo en los greens para seguir pensando en la victoria.
Rahm, mientras tanto, seguía a lo suyo, tratando de hacer de tripas corazón ante los aciertos que sentía que se iban produciendo por detrás. Después de tanta tensión, en algún momento tenía que llegarle el bajón y este se produjo en el hoyo 9, un par tres en principio intrascendente pero que le costó un bogey muy dañino. Ese tropiezo le volvió a colocar a seis de la cabeza, igual que al comienzo de la jornada, pero con nueve hoyos menos que dos horas antes. Y lo que era peor, con una dinámica que no hacía presagiar nada bueno.
Ya no era Jon el que estaba en modo ataque, sino Brian; ya no le sonreía la fortuna en los botes al español, sino al norteamericano. Y las prisas no son buenas consejeras. Con nueve banderas por delante y seis golpes por recortar, los milagros hay que pedirlos de uno en uno.
El campo, de un modo increíble, enmudeció. La esperanza que tenían los espectadores de vivir una jornada épica de golf se vio frenada por el juego de un hombre anodino en sus golpes pero tremendamente efectivo a la hora de competir. Fue gestionando su renta de manera primorosa y no dejó que nadie se le acercase. Embocó putts increíbles que salían teledirigidos hacia las cazoletas y así nadie le pudo ganar.
MÁS INFORMACIÓN
Nada que decir para quien sabe sacar el mejor partido de sus cualidades, aunque no sea el más atractivo para el espectáculo. Ni mucho menos el favorito. Con nombres como los de Rahm, McIlroy, Fleetwood o Day en liza, lo último que deseaban los golfistas era un campeón de 'major' llamado Harman. Pero una cosa son los deseos y otros los hechos: firmó un torneo de lujo y obtuvo su justo premio.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete