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Los jugadores del Barcelona celebran su victoria en Salamanca efe
Salvador Sostres

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Partido otra vez al límite de un Barça abusado por la mala fe de su presidente, el cinismo de sus jugadores y un entrenador que no sirve. Con todo destruido nada es predecible y a la vuelta de cualquier esquina puede desencadenarse la debacle. Anoche ... esta esquina era el Unionistas de Salamanca, nombre que por cierto nos tuvimos que aprender, dicho sea con todo el respeto pero para dar una idea de la fragilidad de un Barcelona que no conoce en estos momentos rival suficientemente menor para estar seguro de que no va a hacer el estrepitoso ridículo de perder. Se rozó la tragedia en Barbastro, se naufragó en Riad contra el Madrid y la cabeza de Xavi y los últimos cartuchos de Laporta temblaban en el alambre de una eliminatoria de Copa en la que había poco que ganar pero se podía ir todo al traste.

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