El primero en aparecer en escena fue el propio De la Fuente, pero esquivó rápido el protagonismo y se lo cedió a su plantilla, que, poco a poco, llenó en cascada el escenario. Era Madrid la receptora y el recibimiento a Nacho, Carvajal y Morata fue atronador, pero más aún lo fue ante los nombres propios de esta Nations League: el nuevo delantero del Real Madrid Joselu, Unai Simón y, sobre todo, Rodri Hernández. El público reclamaba a voces el Balón de Oro para el excelente mediocampista del Manchester City; un organizador de élite al que, tras el adiós de Sergio Busquets, la selección se agarra como un náufrago a un salvavidas.
Los capitanes Morata y Jordi Alba mostraron el trofeo al gentío tras la presentación del grueso de la plantilla y fue en tal momento cuando el veterano lateral zurdo tuvo unas bellas palabras para el aún convaleciente Sergio Rico, el exseleccionador Luis Enrique y el legendario Busquets. También, poco después, Alba agradeció el trabajo del presidente Rubiales y Albert Luque; pero, en este caso, un sector de la hinchada respondió con pitos.
Sin embargo, la algarabía, las sonrisas y el buen ambiente fueron los verdaderos protagonistas de la celebración española. Todo lo anteriormente escrito lo materializó Fabián Ruiz: «He intentado superar a Grealish sin dormir, pero ha sido imposible».
Tras las palabras de cada jugador llegó un sentido abrazo plural; un cántico colectivo de inmensa felicidad que subraya a una generación que convive con el éxito de sus predecesores y su inevitable e inmenso peso de las expectativas. La comunión del grupo es notoria, el refuerzo a De la Fuente es global y la confianza de este grupo de jugadores ya está por las nubes.
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