Rosell pone a Laporta contra las cuerdas
El ex presidente se puede enfrentar a un embargo por valor de tres millones de euros
ANDRÉS ARAGÓN
Hay quienes opinan que es propio de caballeros no humillar al enemigo derrotado. También quienes defienden la obligación de depurar responsabilidades. En la frontera entre los dos términos se encuentra el Barcelona, que puede vivir en los próximos días uno de los episodios más escabrosos ... de la guerra entre Rosell y Laporta: el ex presidente se enfrente a un embargo por valor de tres millones de euros .
El problema se remonta a 2006, cuando un socio de la entidad azulgrana presentó una demanda en la que exigía que los miembros de la junta directiva que por entonces presidía Joan Laporta presentaran un aval para cubrir las pérdidas que había dejado la recta final del mandato de Gaspart. En total algo más de 23 millones de euros , que repartidos entre Laporta y los siete directivos encausados, son casi tres por cabeza. En caso de no hacerlo, se ha ordenado al embargo cautelar de los bienes.
Laporta, que ahora ejerce la política como miembro del Parlamento catalán, acusa actual presidente del Barcelona de estar detrás de esta demanda y, por extensión, de una iniciativa que quiere desprestigiar su nombre. No en vano, en mente de todos auditoría con la que Sandro Rosell acusó al presidente saliente de haber sufrido pérdidas de más de 70 millones de euros y una deuda de casi 48. Ante eso también tendrá que responder Laporta.
Cabe recordar, por tanto, que al margen de ese primer requerimiento al que tendrá que hacer frente ex mandatario, existe esa otra demanda que aprobó la última asamblea de socios compromisarios y que también exigirá que la anterior junta directiva se haga cargo de ella. En este caso, la «acción social de responsabilidad social» sí ha sido impulsada por Sandro Rosell.
Laporta intentó sacar pecho de los grandes resultados deportivos con los que terminó su mandato, pero parece que aquello no alcanza para cubrir los presuntos «excesos de generosidad» de los que pecó. De todo lo imprevisible que ha ocurrido en el Barcelona desde que Laporta ganara las elecciones en 2003 no sólo llama la atención el asombroso crecimiento del equipo, sino también el desgaste de aquella estrecha pareja que se hizo con la presidencia hace 8 años. Son enemigos íntimos.
Es incuestionable que Sandro Rosell ha ganado en confianza según ha avanzado su mandato. Quizá demasiado. Los grandes éxitos que se siguen cosechando sobre el campo le han hecho perder ese comedimiento del que hacía gala cuando era candidato o apenas había lanzado los primeros pasos en la presidencia. Su imagen es ahora la de un presidente que no busca el contacto directo con el tradicional enemigo y, ante todo, expone a la luz pública la mala gestión de su antecesor en el cargo.
Ha ganado en seguridad. Y la invertirá en defender el acuerdo de patrocinio con Qatar Foundation.
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