Todo irá bien
El Barça regresa a la cueva
«El clásico sólo le importa al Barcelona y como excusa. El Madrid puede comparecer hasta con piedad contra el eterno rival, al que en el fondo necesita por lo menos medio vivo para que no decaiga el espectáculo»
Guardiola y sus derrotas cojonudas
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Iniciar sesiónEl Barcelona vuelve a la cueva de sus años previos a Cruyff para justificar la temporada ganando al Real Madrid. No sólo es una regresión deportiva: es también moral y política. Los equipos de fútbol tienen siempre que ver con el ambiente que les rodea ... y la decadencia de Cataluña no es ajena a la decadencia del Barça, ni al revés. El clásico de este domingo es el reflejo también de un Madrid muy establecido en su territorio moral, parecido al de su presidente y al de la presidenta de la Comunidad a la que pertenece.
A los que dicen que no se puede mezclar el fútbol y la política es importante recordarles que no hay nada más político en España que el fútbol. Nada que se parezca más a lo que somos los españoles y por lo tanto a la democracia. Barcelona y Cataluña son una misma decadencia y por los mismos motivos. El Madrid y Madrid son un mismo auge y también por unas políticas parecidas. El clásico sólo le importa al Barça y como excusa. El Madrid puede comparecer hasta con piedad contra el eterno rival, al que en el fondo necesita por lo menos medio vivo para que no decaiga el espectáculo.
Cualquier euforia que Xavi o Laporta planteen alrededor del encuentro será profundamente provinciana, como siempre que se buscan pretextos de falsa épica para no abordar las causas reales del propio fracaso. Puigdemont o Aragonès reclamando financiación o derechos en nombre de «los catalanes», cuando lo más probable es que en quince días no tengan ni mayoría, son la misma comedia. No es que España ganara: es que ellos perdieron por su cobardía y atraso, igual que este Barcelona en quiebra técnica, con un equipo envejecido, absurdo, cuya masa salarial es clamorosamente deficitaria y que encima intenta dar lecciones a los contrarios y a los árbitros con el caso Negreira de fondo y una manifiesta incapacidad para competir con los grandes.
En un clásico puede pasar cualquier cosa pero la realidad es la que es y el Barça no escapará de ella hasta que acabe con sus fantasmas, o bien sus fantasmas se forren vendiendo el club y una nueva historia empiece al margen de los socios y como sociedad anónima, y probablemente islámica.
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