Las obras no empiezan en el Camp Nou

Hay algunos vigilantes que se aburren vigilando puertas por las que no pasa nadie. El silencio es el sonido del estadio. Tampoco están los mil operarios turcos que Limak había dicho que importaría para hacerlos trabajar noche y día como si España fuera Qatar (o Turquía). Han estado buscando albergues en las afueras de Barcelona pero de momento sin fortuna.

Algunos empleados del club pasean por la explanada de delante de la tribuna y hablan entre ellos. Van de aquí para allá sin rumbo cierto y cuando llegan a un punto dan la vuelta y continúan hablando sin ir a ninguna parte concreta.

La tercera grada que Laporta añadió al proyecto original para poder vender más palcos privados afecta a la estructura general del estadio y para los nuevos permisos tendrán que recalcular toda la estructura del edificio. La supuesta rapidez con que los turcos iban a proceder fue la excusa para que la Junta les adjudicara las obras en detrimento de las empresas españolas que se habían presentado al concurso y cuya oferta fue desestimada.

Nada ha empezado aún en el Camp Nou. Tras muchos meses de negar que ésta fuera su intención, finalmente Jaume Roures se ha hecho con el museo del Barça. De momento, el museo provisional, a la espera de que terminen -y de que empiezan- las obras del Camp Nou. El jueves a mediodía no había materialmente nadie en las taquillas para comprar las entradas. La afluencia al museo -inmersivo, según su propaganda- podría calificarse de discreta. Estaba mucho más llena la tienda y se vendían camisetas de toda clase a un alto ritmo constante.

Teniendo en cuenta que el presupuesto que Laporta sometió a referendo -1.500 millones por el Camp Nou, un nuevo Palau Blaugrana, un hotel y un edificio de oficinas- se usará sólo para el Camp Nou, la oferta Limak ya no es la más barata que se presentó al concurso. Por lo visto en los primeros diez días de obras, el argumento de la celeridad va acabar siendo, por lo menos, discutible. En algún momento Laporta y su directiva tendrán que volver a explicar por qué eligieron a unos turcos sin experiencia y sin recursos para dejar en ridículo a las empresas catalanas y españolas. Más que a los socios, puede que tengan que explicarlo a la Justicia.