TODO IRÁ BIEN
Laporta, cada vez más solo
Que el Barça sólo tenga permiso, de momento, para derribar el viejo estadio, pero no para construir el nuevo, es una metáfora exacta de la situación del club y del destino que le espera
El Barça no tiene permiso de obras para el nuevo Camp Nou
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Iniciar sesiónJordi Llauradó dimitió como responsable del Espai Barça cuando Laporta decidió adjudicar las obras del Camp Nou a la empresa turca Limak. Pese a su renuncia, Llauradó permaneció en la junta como un directivo 'sin cartera'. El jueves, el día que tenían que empezar ... los trabajos del nuevo estadio, Llauradó decidió cesar también como directivo. Laporta, que aún no tiene permiso de obras para dar forma a la inversión más importante de la historia del club, se queda un poco más solo. Llauradó era el único directivo que era constructor y tenía por lo tanto algún conocimiento del sector.
La dimisión de Llauradó es comprable a la marcha de Jordi Cruyff y a la espantada, aunque con final feliz, de Mateu Alemany. El presidente del Madrid, Florentino Pérez, es constructor y aunque por motivos obvios de compliance no ha sido su empresa la que ha llevado a cabo la remodelación del Santiago Bernabéu, ha podido supervisar los trabajos con su criterio y experiencia que tanto dinero le han hecho ganar a lo largo de su trayectoria profesional. Lo mismo pudo decirse de José Luis Núñez, el último presidente que realizó obras de envergadura en el Camp Nou.
Ni Laporta es constructor ni lo son sus amigos de la directiva, ni su entorno de representantes y compinches con los que decide los fichajes y ventas de jugadores. Improvisación, oportunismo y regate corto sobre la nada son las características de esta junta especialista en crear cortinas de humo y falsas expectativas para que nunca se hable de lo que en realidad sucede e importa en la entidad.
Que el Barça sólo tenga permiso, de momento, para derribar el viejo estadio, pero no para construir el nuevo, es una metáfora exacta de la situación del club y del destino que le espera. La prometida rapidez con que Limak tenía que realizar las obras, y por la que se le adjudicó el concurso por delante de las constructoras españolas, sufrirá ya de entrada una demora de por lo menos un mes, hasta que los ayuntamientos queden constituidos y el nuevo alcalde de Barcelona -no se sabe aún si Xavier Trias o Jaume Colboni- estudien el proyecto y tomen su decisión. No es de club serio que después de tantos meses discutiendo no estén aún ni los más elementales papeles en regla, sobre todo teniendo en cuenta que para devolver el crédito con que las obras van a financiarse, el Barcelona tendrá que pagar sólo en intereses más de 100 millones de euros anuales a partir de enero.
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