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Fútbol

El elefante y el embarcadero

Salvador Sostres

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Joan Laporta apareció el domingo en el Camp Nou con gafas de sol para las fotos que le hicieron antes de salir al palco, y una vez hubo saludado al presidente del Valladolid se las quitó y todo el mundo pudo ver su ojo morado. ... El aspecto era el de haber recibido un puñetazo. La zona morada, por encima y debajo del ojo, es la propia de este tipo de agresión, perfectamente compatible con la vida, sobre todo nocturna, que lleva en los últimos meses el mandatario azulgrana. No sólo está gordísimo de comer -en Botafumeiro, como explicó ABC, no sólo terminó con las existencias de marisco gallego en la ciudad sino que dio en los postres despacho a cuatro porciones de distintos pasteles, con tres bolas de helado de avellana bautizadas con chocolate fundido- sino también de beber fuerte, entre vinos y destilados, algunos bastantes casposos, como esa absurda manía que tiene de añadirle al café unas gotas de Cointreau. Unos excesos conducen a otros y dado el carácter presidencial, siempre dispuesto al choque directo, no sería de extrañar que algún malentendido hubiera terminado en enfrentamiento abierto. Esto es lo que enseguida estuvo en la mente de los que le conocen y sus amigos cuando ante el asombro general, mostró su moratón desde su butaca en el palco.

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