El Barça, a Montjuic: Cruising, funicular y un asesino ajusticiado

Con su habitual improvisación y desprecio a la realidad, el club presentó el pasado jueves, junto al Ayuntamiento, las opciones de acceso al recinto para unos abonados cuya media de edad es de 61 años, y 11.000 sobre 80.000 viven en un radio de menos de un kilómetro del Camp Nou. Lo primero que se anunció es que el coche está prohibido. Lo segundo, que se puede subir andando o campo a través, por unas escaleras mecánicas. Lo de las escaleras mecánicas será sobre todo interesante los días que los partidos terminan tarde en la noche, porque pasan cerca de unos bosquecitos muy frecuentados por hombres que buscan a otros hombres para darlo todo entre los pinarcillos. Es lo conocido por 'zona cruising' y es lo menos que se podía esperar de un club con valores como el Barça. Los socios a su edad recibirán una detallada educación práctica de cómo ser más fluidos, tolerantes e inclusivos en su sexualidad. Se espera que Maria Elena Fort, vicepresidenta del área Institucional, inaugure de manera oficial estas 'Noches con Encanto' del Barça y regale a los asistentes preservativos con el escudo de la entidad. Llegado el momento, y la oscuridad, pueden ser de gran, compasiva utilidad.

El segundo método de transporte sugerido es la bicicleta, también muy útil para los abuelos de 70-80 años que son el núcleo duro del público más fiel, y que sin duda agradecerá que a su edad le propongan echar el resto un par de veces por semana para ver a su equipo querido. El Barça, mediante su director de Sostenibilidad y el gerente de Movilidad del Ayuntamiento, presentó también el funicular de Montjuic como opción de traslado, una infraestructura del año 1928, renovada para los Juegos Olímpicos y que luego cayó en el semi abandono. Tiene una capacidad teórica de trasladar a 6.000 personas por hora, pero eso sería contando que los vagones se cargan y descargan como si todos fuéramos alemanes. Siendo mediterráneos y socios del Barça, el mejor registro no pasará de la mitad. En cualquier caso, estamos hablando de un estadio de 55.000 asientos y con un público que en general, sale como muy pronto de casa una hora y media antes de que comience el partido, de modo que los que acudan el día Cádiz llegarán con suerte al ver al Betis.

El club prometió igualmente unos buses lanzadera que saldrán de la plaza España, pero sin ofrecer más detalles ni de los horarios ni de las ubicaciones concretas, ni de cómo se organizaría el regreso. Una vez más el Barça llega mal y tarde a los acontecimientos: sin haberlos preparado, sin haberlos estudiado, sin haberse preocupado de unos socios que son mayoritariamente ancianos, o mayores, y a los que se impone una auténtica gincana y además ineficaz para llegar a la que las próximas dos temporadas será su morada.

La respuesta de los abonados ha sido contundente: sólo 12.000 de los 80.000 han renovado su abono para Montjuic y hace 10 días que las entradas para el Gamper de este martes se ofrecen a mitad de precio, por las poquísimas que se habían vendido hasta entonces.

La situación es pésima para los culés que llevan toda la vida pagando. No se les ha tenido en cuenta, no se ha pensado en ellos para suavizarles los inconvenientes de este exilio de por lo menos dos años. Y aunque ha habido improvisación, no es casualidad y hay detrás una clara intención recaudadora de la junta directiva de Joan Laporta. Los abonos son baratos, y más los de Montjuic, de modo que cada socio que no lo renueva o lo libera porque le da pereza subir es un regalo para el club, que puede revender el asiento a los turistas y a un precio mucho más abultado.