La Real Sociedad se agencia una vida para Old Trafford

Es un club con tres Champions League, aquella famosa que ganó con Collina de árbitro frente al Bayern Múnich en 1999 remontando en los últimos minutos. Una entidad que ha acogido a leyendas del fútbol como George Best, Bobby Charlton, Ryan Giggs, Wayne Rooney, Cristiano Ronaldo, David Beckham o Eric Cantona trata de navegar y salir a flote en el estadio de la Real Sociedad.

El equipo donostiarra mide sin miramientos al antiguo transatlántico, lo zanrandea cuando pueda y se cobija frente a los contraataques que lanza un expilar del Real Madrid. Casemiro ha vivido en primera persona la inmersión hacia lo mediocre del Manchester United y ahí sigue, en su faceta de corcho por el centro, sacando pierna, imponiendo su corpachón, bordeando la tarjeta amarilla.

La Real no genera inquietud máxima en el equipo británico, cuyo portero Onana domina su área por envergadura y personalidad. La tropa de Imanol persigue sus objetivos por las bandas, donde Barrenechea y Kubo ejercen como estiletes, más el japonés que el vasco. Kubo es el torrente de burbujas al descorchar una botella de champán, siempre imprevisible la dirección de sus ocurrencias. Un jugador diferente.

Pero es el segundo equipo de Manchester el que fabrica ocasiones y atemoriza. Garnacho conduce un contragolpe que detiene Remiro. Elustondo saca debajo de los palos el disparo de Bruno Fernandes con aroma de gol. Y Dalot impone su carrocería frente a la defensa donostiarra en un par de lances con peligro.

El partido se detiene recién pasadas las siete de la tarde en un simulacro de pausa de hidratación veraniega. Se trata de dar alimento a los musulmanes que cumplen con el Ramadán y han hecho abstinencia, Aguerd en la Real Sociedad y Mazraoui en los ingleses.

El partido crece por el lado británico, más empuje y sentido del juego, contragolpes ganadores. Zirkzee certifica el dominio con el gol (m. 58) que complica la noche realista. El asunto pinta mal para los donostiarras, sometidos por su mal juego y el impulso rival.

Un lance afortunado, un penalti de los modernos por el vídeo y sus circunstancias, anima a la Real. La manita de Bruno Fernades acaba en penalti vía VAR y luego en gol por el tiro de Oyarzábal.

El equipo vasco se lanza a por la victoria, otro resultado que le aporte vitalidad para la vuelta en Old Trafford. Son más balones cargados al área que ocasiones claras, Oskarsson tiene la última en una carrera tratabillada que acaba en un mal tiro.