El acuerdo alcanzado por la RFEF y la Liga para hacer públicas las conversaciones entre los árbitros de campo y de VAR no ha generado unanimidad en el arbitraje. Rafa Guerrero, uno de los rostros más reconocidos del mundo del silbato y árbitro asistente ... durante catorce temporadas, tiene clara su opinión: «Es una medida tan innecesaria como inútil».
Guerrero ha asegurado a ABC que el motivo de que el Comité Técnico de Árbitros haya accedido a publicar los diálogos entre sus colegiados es la desconfianza que se ha generado en torno al arbitraje desde el caso Negreira. «El arbitraje murió con Negreira», ha sentenciado.
La RFEF mantiene que el objetivo principal de esta iniciativa es dotar al arbitraje y a las competiciones de «una mayor transparencia». «¿Qué transparencia es esa», se pregunta Guerrero. «Transparencia ninguna. Transparencia sería poder escucharlas en directo. Oírlas después es como ver un partido en diferido. ¿Qué sentido tiene?».
«Transparencia también sería, por ejemplo, poder escuchar a los árbitros. Que salieran a rueda de prensa como hacen los jugadores y entrenadores. ¿Por qué no hablan? Mejor dicho, ¿por qué nos les dejan hablar?», ha afirmado indignado.
Precisamente, Rafa Guerrero es un asistente que pasó a la historia gracias a la célebre escena del «Rafa, no me jodas», una conversación entre él y Mejuto González, árbitro principal del Zaragoza-Barcelona de 1996. En un saque de esquina a favor del conjunto azulgrana, Couto le dio una patada a Aguado y Solana le propinó un manotazo en la cabeza que acabó con el portugués rodando por el suelo.
Guerrero llamó a la banda a Mejuto González, para advertirle: «Penalti y expulsión». La respuesta del colegiado fue «Venga, joder Rafa, me cago en mi madre, ¿expulsión de quién?». Aunque la escena siempre ha sido recordada como «Rafa, no me jodas», dichas palabras nunca fueron pronunciadas por el árbitro.
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