El gran proyecto de Rubiales se desmorona

Las tensiones entre la RFEF y algunos clubes, principalmente económicas, se han sucedido desde el nacimiento de la Primera Federación (2021-22). La relación, sin embargo, parece entrar ahora en una nueva etapa, la de la fractura. Para encontrar el detonante hay que retroceder hasta el pasado 17 de enero, cuando Rubiales se reunió con los presidentes de los equipos para poner sobre la mesa dos modelos futuros de gestión para la competición. Opciones sobre las que se debería votar a finales de ese mes para que la elegida se aplicara ya a partir de la campaña 2023-24.

Mientras la primera alternativa eliminaba las ayudas federativas y mantenía el sistema de control económico vigente, la segunda sí conservaba las ayudas, pero fijando una vigilancia financiera mucho más exhaustiva. En ambos casos, la hoja de ruta pasaba por aplicar una normativa similar a la de la UEFA, que a partir de 2025 solo permitirá a los clubes gastar en salarios el 70 por ciento de sus ingresos. Fuentes federativas justifican a ABC ese mimetismo por la preocupación ante las pérdidas que sufren varios equipos y por el hecho de que algunas entidades tienen hasta el 83% de su presupuesto en base a los ingresos que reciben de la RFEF y del CSD. «Esa situación resulta insostenible», alertan desde la Federación.

A pesar de la oposición frontal de la RFEF a permitir el asociacionismo en la categoría, casi la mitad de los clubes de bronce se unieron para denunciar en una carta los «agravios» en la propuesta federativa para buscar una mejor gestión y explotación de la liga de bronce, solicitando al director de la competición, Javier Vich, una reunión urgente antes de votar. La elección no llegó finalmente a celebrarse y Rubiales, que considera que los clubes no han dejado de poner palos en las ruedas de su proyecto estrella, ha estallado y está incluso dispuesto, o al menos eso se asegura en Las Rozas, a echar marcha atrás para volver al antiguo formato de Segunda B. «Si se aprueba en comisión delegada no habría problema alguno», aclaran a este periódico desde la RFEF.

El reciente anuncio de que Vich ha asumido también la dirección ejecutiva de la Segunda Federación, el siguiente escalón inferior en la pirámide del fútbol, genera incertidumbre en algunos clubes porque él sería el hombre encargado de rediseñar los escalafones no profesionales. En la UD San Sebastián de los Reyes mantienen la calma. «Ni nos planteamos esa posibilidad», afirma su presidente, Javier Gómez, uno de los más críticos de la categoría con Rubiales. «El control económico lo llevamos pidiendo los clubes desde hace tres años, lo que pasa es que pedimos que sea detallado, trabajado y elaborado. Díganme qué parte de mi presupuesto me puedo gastar en salarios, qué avales tengo que tener, qué debo cumplir, porque esos detalles no nos los han facilitado. No puedo votar algo sobre lo que no tengo información clara. Queremos que ese control por parte de la Federación no sea solo de palabra», añade.

Y llegan las grandes preguntas. ¿Qué pasaría con los 40 clubes de la categoría si desaparece la Primera Federación? ¿Y con los 90 que forman la Segunda Federación? ¿Cómo sería la reestructuración de la pirámide del fútbol? Cuestiones aún sin respuesta, pero inquietantes para los actores del fútbol no profesional. Porque la vuelta a la Segunda B supondría que el tercer escalón de este deporte dejaría de estar formado por 40 equipos para ser ampliado a 80, o quizá más. Un aumento que mermaría los ingresos de los equipos al tener que repartirse las ayudas entre un mayor número de entidades.

La Primera Federación es deficitaria a pesar de las ayudas federativas, procedentes en su gran parte de los 20 millones que recibe por trasladar la Supercopa de España a Arabia Saudí. Pero los problemas económicos del proyecto estrella de Rubiales no tienen solo su origen en los sueldos que pagan algunos equipos, que incluso llegan a superar las cantidades que se abonan en la Segunda división. «No pasa en todos los equipos, pero hay cinco o seis que han terminado inflando el mercado», explica otro presidente de la categoría. Hay conjuntos que llevan meses denunciando que este nuevo formato, con desplazamientos mucho más largos, les está provocando un roto en sus presupuestos.

Achacan a la Federación el no haber conseguido un gran patrocinador para un campeonato que pretendía convertir en referente y de no haber cumplido las expectativas con los ingresos por televisión que se habían generado. Se esperaba un reparto de nueve millones en tres años, pero el globo acabó pinchándose. «En los dos últimos años, el producto ha sufrido una penalización en el apartado de televisión. En el primero porque la calidad de las imágenes que se daba no era buena y el operador se cayó; en este segundo año nos aseguraron que el nuevo operador iba a dar unos servicios mucho mejores y en la jornada 17 los partidos se siguen sin ver en la totalidad, por lo que no estamos generando el producto adecuado para que la afición se enganche», lamenta Javier Gómez.

El presidente de la UD San Sebastián de los Reyes también lanza otra de las reivindicaciones que demanda la categoría: a gestión de la publicidad. «Después de 18 meses no tenemos un 'naming' en la competición, no tenemos ningún anunciante generado por la Federación, a la que le cedimos la gestión de la captación de publicidad», explica.

También aparecen los reproches por el incremento de gastos en varios conceptos, como los arbitrajes. «En Segunda B pagábamos 1.500 euros por partido, en Primera Federación hemos pasado a tener que pagar 2.900», detallan desde otro club de la Primera RFEF.

Equipos de la categoría también consideran insuficientes las ayudas que llegan desde la Federación, donde existe un evidente malestar al entender que la oposición de varios equipos a sus propuestas solo pretende generar un conflicto permanente con la RFEF. Algunas entidades, según ha podido saber este periódico, no verían con malos ojos que la Primera RFEF pasara a ser organizada o comercializada por LaLiga, opción a la que se opone la Federación.

Durante los dos años con el nuevo formato, el fútbol de bronce ha perdido por el camino a Extremadura (expulsado por dos incomparecencias) y Dux Internacional de Madrid (al que no se permitió inscribir por no cumplir las exigencias económicas de la RFEF), bajas que han afeado a un competición que nació con el objetivo de lucir la bandera de la seriedad. La RFEF, tras una sentencia del TAD, tiene la patata caliente de tener que devolver el derecho de participación del club madrileño a partir de la próxima campaña en la Primera Federación, la categoría de los líos.

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La Real Federación Española de Fútbol, invocando el ejercicio del derecho de rectificación de la L.O. 2/1984 con relación al artículo anterior, se ha dirigido a este medio solicitando que conste que no es cierto que propusiera un sistema de control económico basado en una limitación a la masa salarial en el 70% de los ingresos, sino que en su escrito propuso un modelo de control acordado con los clubes basado en el modelo de licencia previa, tal y como hace la UEFA.