La Premier League echa el freno al derroche

Como avanzó 'The Times', esta semana, tras una votación de todos los clubes en la que solo se opusieron el Aston Villa y los dos de Mánchester, City y United, además de la abstención del Arsenal, la propia liga inglesa ha dado luz verde a ejecutar un meticuloso control económico a partir de la temporada 2025-26. La decisión final se tomará en una asamblea en junio, pero todo hace indicar que la competición tendrá un antes y un después en unos meses.

Este nuevo modelo, muy similar al que existe en LaLiga desde 2013, pondrá un límite salarial y se disminuirá el montante que los equipos puedan destinar para acometer nuevas incorporaciones. Y, además, el acuerdo pretende reducir las diferencias entre los clubes nobles y los más llanos. Los que no participen en torneos continentales podrán gastar hasta un 85% de su presupuesto en fichajes para apuntalar sus plantillas. En el caso de que los que sí compitan en la Champions League, Europa League o Conference League, el porcentaje se quedará en un 70%.

Y para que la competición se vuelva más igualitaria, se establecerá una curiosa norma. La idea es que todos los clubes puedan gastar como máximo un múltiplo de su presupuesto en salarios, cifra que será un porcentaje de lo que recibe el club que menos dinero ingresa por sus derechos televisivos. Es decir, que si ahora el escudo que menos cobra recibe 103,6 millones de libras (unos 120 millones de euros), el tope resultaría de multiplicar esa cantidad por el número que se establezca, por ejemplo cinco, lo que daría un límite de 518 millones de libras (unos 607 millones de euros).

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Estas medidas son una respuesta casi inmediata a varios de los escándalos que ha vivido la competición en los últimos años. En primer lugar, en esta campaña, la patronal británica sancionó al Everton con la desaparición de seis puntos por incumplir las normas de gasto, al igual que al Nottingham Forrest, recién ascendido y que fue también castigado por la Premier con cuatro puntos menos el pasado mes de marzo, por superar en casi 35 millones de euros el tope de 61 que tenía para gastar en fichajes en el trienio de 2022 a 2025.

Además, toda Inglaterra está pendiente de la investigación de la Premier sobre el Manchester City, ganador de cinco de las últimas seis ligas y acusado el año pasado de haber cometido 115 irregularidades económicas desde 2018, un caso que tendrá una resolución en 2025. Destino similar al de los mancunianos será el del Chelsea, autor del mayor despilfarro de la historia del fútbol, 829 millones de euros solo en 2023, y que también será investigado por tan extensa chequera.

Han sido las decisiones incómodas las que han puesto el foco en la liga inglesa, pero son los números los que evidencian la necesidad de un control económico. En el último mercado estival, los 20 equipos de la competición superaron con facilidad los 2.000 millones de euros en fichajes, y, según el informe Annual Football Review 2023, publicado por Deloitte, el gasto en salarios en 2021 fue de 4.306 millones, unos 215 de media por equipo, 94 más que en la liga española y más del doble de los que se gastaron en la Bundesliga (Alemania) y la Serie A (Italia).

Por supuesto, los futbolistas ya se han opuesto a la propuesta. Mediante el sindicato Asociación de Futbolistas Profesionales (PFA), han asegurado que se negarían «a cualquier medida que pusiera un tope duro a los salarios». Pero sus jefes y la Premier parecen decididos a echar el freno al derroche.