Fútbol
Pobre victoria de un Barça gris
Éric, Lewandowski y Araujo remontan el gol inicial de Reina, gestado tras un error de Joan García
La Liga: resultados y clasificación
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Iniciar sesiónHacía 25 años que el Barça no jugaba en el Carlos Tartiere, casi centenario el Oviedo, por fin en Primera. Estatua de Woody Allen en el estadio, emoción local por recibir a un gran equipo. Entusiasta afición con su equipo pero poco respetuosa con el ... minuto de silencio.
Ferran titular, se lo ha ganado, el Oviedo salió a resistir, el Barça a ganar y no parecía que la noche pudiera ponerse creativa en el tipo de final que podía tener el partido. Voluntarismo asturiano, tenían hambre, tenían ganas, pero la realidad adversa tenía anoche un peso excesivo para voltearla. A pesar de todo el Oviedo insistía, tres córners en seis minutos. El Barça contemporizaba sin preocuparse demasiado, Rashford pudo marcar de una buena volea pero Aarón la rechazó con una parada todavía mejor. La superioridad visitante se intuía más de lo que se desplegaba pero parecía cuestión de tiempo que el primer gol llegara, que el Oviedo se cansara en su presión agobiante y que el Barça abriera una camino sin regreso para su rival.
Eufórica afición, el Barça se precipitaba, ataques demasiado acelerados, poco coherentes, con más prisa por hallar rápido el premio que por dar un sentido al juego. El Oviedo presentaba unas credenciales muy meritorias pero muy inocentes. Dicho esto, muy bien su portero Aarón en otra gran parada sobre otro misil de Rashford. Joan García muy atento en lo poco que había de intervenir, que además tampoco era demasiado complicado. Primera media hora imprecisa, mediocre, aburrida, Raphinha despertó a todos de un colocado disparo al palo y el rebote lo aprovechó Araujo que otra vez se topó con la heroicidad al límite, y sobre la línea, del magnífico portero local.
La calma del Barça, su no preocupación, tuvo algunas gotas de displicencia y el Oviedo con su hambre lo aprovechó. Joan García salió de su área y con gran habilidad desbarató una prometedora llegada del Oviedo, pero en el momento de entregar el buen balón salvado a sus compañeros, se equivocó y Reina de un globo muy bien medido y sin nadie en la portería adelantó heroicamente a su equipo. Fue un error, sí, pero con un muy duro castigo para un chico que no se equivoca nunca. Al Barça le entraron las ansias, al Oviedo no se le quitaron las ganas y resistió con entereza hasta el descanso.
Primera parte extraña para el momento del Barça, ya más seguro y redondo que en las primeras jornadas. Juego desordenado, Pedri muy solo intentando poner calma, Casadó no tenía el día y contribuyó de un modo muy «central» al desorden, Olmo una vez más ausente, inexistente; Raphinha por la derecha es un jugador medio perdido. Desajuste general. De Jong empezó a calentar durante el descanso.
La sustitución era clara: Frenkie por Marc, y así fue. Era difícil no creer en la remontada, pero hay que reconocer que más por la teórica superioridad que por lo visto durante el primer tiempo. El Oviedo volvió firme del descanso, tenso, comprometido con su victoria momentánea, el Barça buscaba la pausa y no la encontraba, partido encallado, pero continuaba teniendo más tiempo del que necesitaba para darle la vuelta al resultado y en el 55 Éric García empató de un gol raro, feo, como la noche asturiana de su equipo. Fue el interruptor que los de Flick necesitaban para dejarse de tonterías y ordenar sin drama las prioridades para poderse llevar los tres puntos.
Joan García no se hundió y volvió a sus buenas paradas, Cazorla, muy intenso, tuvo su descanso en el 65 y Flick cambió Raphinha por Lewandowski para que la inspiración lo encontrara trabajando y eso fue exactamente lo que pasó a los 4 minutos de haber ingresado en el terreno de juego. Buena asistencia de De Jong, daba pena ver naufragar tanto esfuerzo de los locales. Koundé entró por el favorito del técnico alemán, Gerard Martín.
Araújo marcó el tercero y cerró la noche. Victoria gris pero sin Lamine Yamal, cuya calidad nadie discute pero sí que resulta imprescindible. Haría bien de pensar en ello en este mundo cruel de egos asesinos.
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