Padres, otro desvelo para el Barcelona

El Barcelona no es ajeno a ello y contempla un rígido plan de actuación para tratar de aislar a sus jugadores más jóvenes y de impedir cualquier influencia que pueda perjudicar su carrera, aunque llegue de su familia más cercana. Blindar a los futbolistas y convencer a su entorno de lo mejor para ellos junto a profesionales especializados.

No es casualidad la presencia de Alejandro Echevarría en el hospital en el que fue ingresado Mounir Nasraoui tras el apuñalamiento sufrido (este viernes recibió el alta hospitalaria). El cuñado de Laporta, sin cargo en la directiva, es una de las personas más cercanas al vestuario culé y uno de los que imponen las directrices del club, acostumbrado a lidiar con los familiares de los jugadores.

Echevarría aconsejó a Yamal no visitar a su padre el mismo día en el que fue apuñalado por la atención mediática que se hubiera generado y que podría perturbar el normal funcionamiento del centro hospitalario. El Barcelona permitió que el futbolista acudiera el jueves, pero acompañado por la seguridad del club.

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No es tampoco casualidad el mensaje que el padre de Lamine pronunció en una intervención televisiva desde la misma cama del hospital. «Hay que estar más tranquilos, por el bien de todos, por el mío y el de mi familia. Tengo que estar más tranquilo porque no me queda otra, hay que pensar que la justicia hará su trabajo y lo va a hacer seguramente, es lo más importante».

Se adivinaba en las palabras de Mounir el toque de atención del club y la actuación de Echevarría, que durante su visita hospitalaria puso el club a su disposición para consensuar con Lamine Yamal y su entorno familiar la manera de protegerles.

No es la primera vez que el Barcelona le sugería al padre del jugador que adoptara un perfil más bajo, como cuando tuvo un percance hace un año al atacar una carpa de Vox durante las elecciones.

Es una política que el Barcelona impone al entorno de los futbolistas jóvenes. Ya sucedió con Ansu Fati, cuyo progenitor, Bori Fati, solía mostrar su descontento en los medios de comunicación y telegrafiaba las negociaciones para mejorar y ampliar su contrato, además de amenazar con su marcha hasta que el club tomó cartas en el asunto y le pidió que delegara en su agente, Jorge Mendes.

Casos que no han sido los únicos, como en el pasado sucedió con Neymar o en los primeros años de Leo Messi.