Fútbol
Oviedo y Mirandés, a por la última plaza en Primera
El equipo burgalés aspira a defender el 1-0 conseguido en la ida para lograr un ascenso histórico
Los asturianos, obligados a remontar para regresar a la máxima categoría 24 años después

El Carlos Tartiere se prepara para vivir este sábado (21:00 horas) una noche histórica. Real Oviedo y Mirandés se disputan la última plaza de ascenso a Primera División en la vuelta de la final del play-off, con ventaja mínima para el equipo burgalés ... tras el 1-0 logrado en Anduva. A los asturianos les vale una victoria por un gol para forzar la prórroga, mientras que un triunfo por más de un tanto los devolvería a la élite 24 años después. Para el Mirandés, que nunca ha pisado la máxima categoría, sería la mayor gesta de su historia.
El Oviedo de Veljko Paunovic llega con una sola baja, el lesionado de larga duración Álvaro Lemos, y con dos regresos decisivos: Santi Cazorla y Fede Viñas. El capitán azul no pudo disputar la ida por molestias en su rodilla izquierda, pero ha completado el último entrenamiento con el grupo. Lo hizo con un vendaje aparatoso, pero dejando claro que, como prometió, estará en la final «sea como sea». Cazorla, símbolo del oviedismo, es el principal argumento emocional y futbolístico del equipo.
También estará disponible Fede Viñas, recuperado de un esguince de rodilla. El uruguayo se entrenó con protección y apunta al once inicial. Paunovic podría recuperar el sistema de tres centrales y carrileros que utilizó en Miranda, aunque con las incorporaciones de Cazorla y Viñas como novedades clave.
El técnico serbio subraya el momento del equipo: «Este partido es uno de los más importantes en la historia del club. Llegamos con casi todos los jugadores y en nuestro mejor momento para este encuentro clave». Sobre el componente emocional, fue claro: «Somos unos privilegiados por haber sido elegidos para jugar esta final. Es un día clave que buscamos. La necesidad no debe generar preocupación, sino motivación».
Paunovic confía en que el contexto potencie al grupo: «El hecho de no haber ganado el primer partido nos pone en una situación en la que el grupo rinde mejor, sabiendo que tiene que ganar. Esa circunstancia es favorable». Y lanzó un mensaje nítido a los suyos: «Queremos tener este partido marcado en nuestra carrera. Que no pese, que sea una presión agradable. Todo está en nuestras manos».
Desde la llegada del técnico balcánico, el Oviedo ha disputado seis partidos en casa: ganó cinco y empató uno (la vuelta de semifinales ante el Almería, suficiente para clasificarse). El Carlos Tartiere colgará el cartel de «no hay billetes» y todo indica que se batirá el récord de asistencia del siglo XXI en el estadio, actualmente en 29.418 espectadores (Oviedo-Cádiz, jornada 42).
El Mirandés, al ataque
El Mirandés afronta el reto con ilusión y sin complejos. Alessio Lisci cuenta con toda la plantilla disponible, salvo la duda de Juan Gutiérrez, que viajará con el equipo y será evaluado antes del partido. El técnico italiano rehúye el planteamiento conservador: «Salir a empatar es un suicidio. Vamos a ganar el partido con criterio».
Lisci destaca el valor emocional del momento: «Puede que sea la última vez que jueguen una final así, y sería una pena que no la disfruten». Agradeció el apoyo de los más de 300 aficionados rojillos que estarán en el estadio: «Sé que los vamos a oír, que nos van a empujar, que van a estar con nosotros en todo momento. Son fundamentales».
Para el Mirandés, a solo 90 minutos del sueño, sería un ascenso inédito. Para el Oviedo, una oportunidad de cerrar dos décadas y media de espera. En lo futbolístico, todo está abierto. En lo emocional, todo está desbordado. La historia se escribe este sábado en el Tartiere.
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