Ningún romance es eterno: Lucas Pérez abandona el Deportivo

Desde que comenzó 2025, se generó un ambiente enrarecido en torno al atacante. La prensa gallega hablaba de la incomodidad de Pérez en el equipo, mientras que su participación en el campo descendió con notoriedad después de ser titular indiscutible desde el inicio de la Segunda división: ante el Málaga no jugó ni un solo minuto y ante el Burgos, solo 26. Malas vibraciones que se hicieron efectivas hace unas horas, cuando el Dépor hizo oficial su marcha y el propio jugador convocó una rueda de prensa.

«Han pasado muchas situaciones y momentos de desgaste donde no he notado ni cariño ni apoyo. Este año está condicionado por mi situación personal. Con el club he hablado de muchas circunstancias y el club, este verano, hizo un esfuerzo para renovarme, pero no tengo la fuerza para firmar ese acuerdo», aseguró Pérez que, si hubiese jugado 90 minutos más de blanquiazul, habría visto cómo su vinculación, que terminaba este verano, se hubiese ampliado hasta 2026.

Además de sus críticas hacia la directiva, es evidente que su corazón ha influido en la decisión de abandonar su ciudad y su club. Lucas tiene un hijo de dos años, Irvin, con la periodista Graciela Álvarez Lobo, y ambos viven en Madrid, por lo que la distancia estaba afectando a la salud del jugador. «Mi abuela me ha inculcado que la familia es lo primero en esta vida», aseguró, además de comunicar que tiene un problema con su padre, «con el que está en trámites judiciales».

Las despedidas son siempre dolorosas, incómodas, pero ver marchar al héroe de la vuelta del Deportivo al fútbol profesional (anotó el pasado mayo ante el Barça B el gol que devolvió al equipo a Segunda) de esta manera deja muy tocado al club, que actualmente es decimoquinto con siete puntos por encima del descenso. «Me quedaban dos partidos para renovar, fui honesto con el club. Amo al Dépor y moriré del Deportivo. Hacemos daño contando esas cosas».

Noticia Relacionada

La terrible caída mortal al vacío de una paracaidista que no se abrochó el arnés

A. L. Menéndez

Ya no habrá una nueva aventura de Lucas Pérez del Deportivo. Abandonó la ciudad con solo 16 años tras fichar por la cantera del Alavés, primer paso de una aventura que le llevaría por Madrid (Atlético, Rayo Vallecano), Ucrania (Karpaty) y Grecia (PAOK Salónica). Pero en 2014, fue cedido por los helenos al Dépor, donde jugaría las siguientes tres temporadas y donde alcanzó el estatus de semidiós, sobre todo después de anotar en Primera 17 goles en la 2015-16. Esas cifras fueron las que hicieron que el Arsenal abonara 20 millones de euros a los gallegos para hacerse con sus servicios.

En Londres no tuvo mucho protagonismo (su mejor actuación fue ante el Basilea en Champions, ante el que anotó tres goles) y en 2017 volvió a ser blanquiazul, pese a que los coruñeses acabarían descendiendo a Segunda. Aún en propiedad de los londinenses, fue cedido al West Ham y al Alavés, antes de ser firmado por el Cádiz en 2021 previo paso por el Elche. En Andalucía volvió a verse a un buen Lucas y, cuando parecía que había encontrado un lugar para gastar los últimos años de su carrera, 'a saudade' invadió su mente.

En diciembre de 2022, en un hecho sin precedentes en el fútbol moderno, pagó casi medio millón de euros de su bolsillo (el Dépor abonó otro medio millón) para conseguir su cláusula liberatoria y volver al equipo de su gente, de su ciudad, que disputaba en aquel año la Primera RFEF, antigua Segunda B. Hizo historia, dio esperanza de nuevo a sus conciudadanos y consiguió el ansiado ascenso a Segunda siendo el líder absoluto del conjunto.

Un último servicio brillante, que aún retumba entre el salitre y el viento que siempre cubren la urbe custodiada por Breogán. Sin embargo, como tantas otras historias acontecidas a orillas del Atlántico, el final ha estado bañado por lágrimas.