El contragolpe
El extraño deseo de Simeone de llegar a los malditos penaltis
«Esa suerte es una lotería, y normalmente en ella el equipo rojiblanco no suele resultar premiado. No se entiende el deseo del míster de llegar a toda costa a la tanda»
El Cholo frenó también a la quinta

Cualquier colchonero de pro sabía que si se llegaba a la maldita tanda íbamos a perder la eliminatoria. Esa suerte es una lotería, y normalmente en ella no solemos resultar premiados. Finales de Copa incluidas. Contamos con una larga historia de penaltis fallados por excelentes ... jugadores, como el antediluviano 'Chacho' o recientemente Griezmann. Incluso Vavá, delantero centro de la selección brasileña campeona del mundo en 1958 y 1962, falló unos cuantos.
No se entiende así ese deseo del míster de llegar a toda costa a ellos, pidiendo tranquilidad a los jugadores en vez de que atacaran con mayor insistencia, máxime cuando ahora el Real parece mucho mejor delante que detrás y tenemos delanteros magníficos. Y en palabras de nuestro propio entrenador, los penaltis en el Atleti no se entrenan. Ya nos pasó en la última final de Milán, aunque aquí cabe decir que no se debió llegar nunca a la prórroga, ya que en los noventa minutos un equipo marcó un gol legal y otro ilegal, en fuera de juego de Sergio Ramos, el mismo jugador que en la anterior final europea de Lisboa había empatado en el minuto 93, gracias a que Bale le hacía falta a Juanfran.
Pero no vaya a parecer que es el Atleti quien acusa a los árbitros de impedirle que gane títulos, jaleado por una televisión propia y una pléyade de medios afines. Supongo que no se contará entre ellos Radio Vaticana. Allí saben que el Dios de los cristianos no pone como ejemplo a los ricos y poderosos, sino a quienes cargan con su cruz y le siguen. A los humildes y a quienes más sufren. Aunque según Santa Teresa, entre pucheros y ollas también anda Dios, quizá sea mejor dejar al Ser Supremo tranquilo en asuntos balompédicos, ya que es de suponer tendrá cuestiones más importantes de las que ocuparse.
Pero a quien esto escribe no se le borra la imagen de un niño de cinco años, colchonero desde la cuna, que estaba postrado en oración para implorar el triunfo rojiblanco en el preciso momento en que Forlán marcaba el gol que le daba la clasificación europea a su equipo frente al Liverpool.
Y tras la eliminación europea, derrota dolorosísima frente al Barcelona. Los dos goles de la Araña y Sorloth en grandísimas jugadas no fueron suficientes. Al equipo le faltó fuerza física y mental para rematar la faena y acabó encajando cuatro goles. En una semana se han ido parte de nuestras ilusiones, «cuán pronto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor». (Manrique hubiera sido del Atleti).
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete