Historia de los mundiales

Tres ideas en la alineación confirmadas en el campo, de tantas como se podrían comentar. Luis Enrique lleva al mundo de las selecciones la complejidad de los clubes.

La primera, los extremos. Ferran y Olmo son extensiones de Luis Enrique. Proyecciones. Son como era él. España conserva en ellos la figura del extremo, pero funcional, bidireccional, vectores laboriosos que añaden velocidad a la velocidad de la pelota.

Otra, Asensio como nueve. Ancelotti lo aproxima a la media, Luis Enrique al área; los dos al gol y la importancia. España era una rumba bailada alrededor del jamón de su zurda. Jugó de espaldas y de frente y España tuvo dos zurdas diferenciales con Alba y él, y un acúmulo de calidad en el sitio preciso, donde conectaban, chisporroteando, Pedri, Gavi y Asensio. España concentra en ese palmo de la mediapunta mucha categoría, y ahí Pedri convierte la posesión en ocasión.

Pero la obra maestra es Rodri de auxiliar de Busquets. Hay una apoteosis del toque ahí y a la vez un 'clementismo', como cuando se juntaban Hierro y Nadal. Una exageración, un cojonudismo. ¡Cómo buscaba Rodri a Busquets! Le potenciaba con balones finos y directos; no había ni un toque retórico, repetitivo, cansino, todo sustancioso y tenso logrando geometría y escalonamientos, tres alturas: Rodri-Busi-Pedri… y fractales nuevos cuando en el mediocampo entraban Asensio y él convirtiendo el triángulo en rombo y en pentágono con cinco ganglios de toque,¡pentágono para una dominación de Mundial antiguo y eurocéntrico! Dos notas: potencia en los cambios (Balde, Soler, Morata…) y , a la vez, juventud y alto CI en el juego.