Buenos Aires colapsa por la fiesta: la selección tiene que ser evacuada en helicópteros

Si las celebraciones del domingo en Buenos Aires dejaron sin habla a muchos, no fue nada comparado con lo que se vivió hoy en las calles de la capital porteña. Una locura nunca antes vista con mareas azul y blancas en todos los rincones.

Tambores, trompetas y los ya famosos cánticos colmaron todas las calles cercanas al Obelisco donde se estima había alrededor de dos millones de personas. A pesar del sol asfixiante y de las aglomeraciones nadie se quería perder este evento irrepetible en la historia del país que vio nacer a Leo Messi.

La caravana con los jugadores partió en la mañana desde el predio de la AFA en Ezeiza y se esperaba recorriera la capital hasta llegar al centro, pero las cosas cambiaron. El motivo es el increíble colapso de las calles que impedía el paso de ningún vehículo.

Finalmente el trayecto duró solo cinco horas ya que tuvieron que evacuar a los jugadores en varios helicópteros debido a que era imposible avanzar entre las multitudes de personas que colmaron toda la ciudad.

Según las estimaciones había más de cinco millones de argentinos en las calles, pensemos que solo en Madrid viven seis millones. O sea un delirio total nunca antes visto y generado, entre otras cosas, porque el presidente anunció ayer que hoy sería feriado nacional para permitir las celebraciones.

Es importante recordar que en el Gran Buenos Aires, que incluye todas las provincias de alrededor de la ciudad, viven más de 14 millones de personas que el domingo no se pudieron acercar al Obelisco a celebrar el triunfo. Por eso hoy todos se movilizaron hacia el centro porteño en un despliegue nunca antes visto.

Recorrer en estas horas las calles de Buenos Aires se siente como si el Carnaval se hubiera adelantado dos meses y el ambiente es festivo total, nadie parece cansado a pesar de que se lleven casi tres días de fiesta seguida.

Fuegos artificiales, serpentinas saltando por los aires, cervezas frías para combatir el agobiante calor de 30 grados y una fiesta impresionante solo para aquellos que no teman las multitudes de personas y el caos.

Si se mira para arriba se puede ver de nuevo a cientos de personas subidas a todos los lugares inimaginables como farolas, paradas de autobús e incluso al mismo obelisco. Una particular forma de celebración típica de los argentinos, como se vio que sucedió también con el árbol de navidad en Madrid.

En definitiva, un día irrepetible para un país entero que esperaba como nadie este título desde hace años con dos finales que se les escaparon de las manos en apenas treinta años y que se emociona con solo pensar que los jugadores por fin están trayendo la copa a casa.

Y es que, a pesar de que muchos saben que probablemente no vayan a poder ver a sus ídolos porque el colapso es total, cualquier excusa es buena para seguir celebrando que son campeones del mundo otra vez.