Modric juzga el futuro de España

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Javier Asprón

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Nunca se han visto las caras en una final. Hoy será esa primera vez. Croacia anda a la caza del primer título oficial de su historia; España busca algo más. Quiere la corona, claro. Pero también recuperar una identidad perdida. La clave la dio Rodri ayer, en la previa: «Crearíamos una cultura ganadora para futuros torneos. Es una oportunidad única. Recuperaríamos esa mentalidad».

Han pasado once años desde que Casillas levantó la copa de campeones en la Euro 2012. Fue el último gran éxito de un conjunto irrepetible de futbolistas, los Xavi, Iniesta, Iker, Ramos, Silva, Fernando Torres, Villa... que naufragaría dos años después en el Mundial de Brasil. Y hasta hoy.

Por el camino han ido cayendo casi todos y entrando muchos. Pero nunca ha habido el talento o la fortuna -tal vez las dos juntas- para repetir trofeo. Hace dos años, en esta misma Nations League que aún lucha por alcanzar cierto estatus, Luis Enrique estuvo cerca. Lo rozó. España perdió en la final ante la Francia de Benzema y Mbappé con un gol extremadamente polémico. Hoy resisten de aquel equipo Unai Simón, Laporte, Rodri y Mikel Merino. También Gavi y Yeremy, para quienes aquella fue la primera vez con la selección. Un ingrato bautismo.

Pero también han viajado hasta Róterdam Jesús Navas y Jordi Alba, recuperados para la causa en esta lista y que sí saben lo que es ganar títulos con la absoluta. Su motivación será importante. «Puede ser una buena táctica que hablen a sus compañeros, sí», admitía Luis de la Fuente, uno de los actores principales de esta función. Redimido de sus pecados después de ganar a Italia, afronta la final con mucha confianza. Con las inferiores ganó tres de cuatro. «Lo que da reconocimiento son los títulos, son el barniz. Pero creo que lo importante es el trabajo previo. Y yo estoy muy contento de la labor que vengo realizando», afirmó. Aunque no renuncia a ese barniz: «¡Claro que quiero ganar! No por mí. Quiero ver a la gente feliz».

De la Fuente aseguró que la final enfrenta a «los dos mejores equipos de Europa» y evitó adelantar el once. Habrá cambios respecto a la semifinal, aunque bastantes menos que los que hizo en marzo entre los partidos de Noruega y Escocia, que tantas críticas le costaron. «Los cambios no se hacen por capricho ni a ver si hay suerte. Se valoran y se razonan por muchas cosas, Los veo entrenar a diario», se justificó. Carvajal, en el lateral derecho, apunta a ser el único cambio en una defensa que sufrió más de lo necesario en la semifinal. Arriba, habrá oportunidad para Dani Olmo y Marco Asensio

Y enfrente, una Croacia que asusta, es verdad. Preocupa su competitividad, su furia, la forma en la que se agarra a los partidos. Ante Países Bajos, en su semifinal, dieron otra lección de supervivencia en la prórroga. Como ya hicieron en el Mundial ante Brasil o Japón. En realidad, como vienen haciendo en las últimas dos décadas. No hay un colectivo igual al suyo. Un pequeño país arropado por una de las aficiones más leales del planeta (habrá cerca de 25.000 en Róterdam). Y con Modric, siempre diferencial. Tantas veces decisivo. «Luka nos pone en alerta a todos», analiza De la Fuente. No será el único peligro. Llegan con más minutos en las piernas que España, pero con un día más de descanso.

A la final Croacia-España también le acompaña el escenario. De Kuip, que vio ganar a Francia la Euro 2000 y ha contemplado dos finales de Copa de Europa, coronará al nuevo campeón. No se está ante un Mundial ni frente a una Eurocopa. De hecho, está lejos de parecerse a cualquiera de ellos. Pero es un título. Uno oficial. Una oportunidad única. No sería la primera vez que un momento así logre cambiar el rumbo de un combinado nacional. Que rueda ya el balón.