Mbappé se alza sobre la Real Sociedad y mete al PSG en cuartos

Al sonar el pitido inicial, no se comportan los de Imanol Alguacil como caballos desbocados. Saben que noventa minutos es tiempo suficiente para evitar el apresuramiento. El plan consiste en llevar el control del encuentro y encontrar ocasiones a través de largas posesiones. Sin embargo, de poco sirve toda la preparación previa a un partido de estas características cuando enfrente se encuentra un jugador de la categoría de Mbappé. Avisa una primera vez, con un zurdazo alto después de una pared con Fabián. Lo hace por segunda ocasión, esta en forma de asistencia tras dejar en el camino a Traoré, pero Remiro evita el gol a bocajarro de Barcola.

Entre ellas, Nuno Mendes en propia puerta y Le Normand protagonizan las primeras llegadas blanquiazules, sin suponer apenas peligro. Pero Mbappé no perdona a la tercera. Recibe en el balcón izquierdo del área un pase de Dembelé, no consigue acomodárselo en óptimas condiciones y se queda escorado y mano a mano con Zubeldia. Se frena, arranca, amaga, recorta, se aleja el esférico un metro y dispara. Todo ello, en décimas de segundo y a una velocidad vertiginosa, concluye con un disparo de una potencia mayúscula a la cepa del poste derecho ante el que lo único que puede hacer Remiro es aplaudir. La renta parisina aumenta hasta los tres goles y el intenso inicio de los guipuzcoanos queda neutralizado.

La Real acusa el golpe. Oyarzabal está desaparecido, Kubo y Becker apenas suponen una amenaza y el centro del campo no se encuentra. Enfrente, un PSG muy cómodo que se encomienda a las arrancadas de Mbappé para terminar de sentenciar la eliminatoria, si es que no lo está ya. Barcala aprovecha un error al retrasar la posesión del capitán realista, encuentra a la estrella gala y un pie salvador de Remiro evita el cuarto. Durante los últimos quince minutos de la primera mitad, el cuadro vasco consigue limitar los destellos del delantero francés y comienza su crecimiento en el partido. Aunque Donnarumma vive muy tranquilo en su portería y únicamente un disparo lejano de Kubo, que se marcha cerca del palo, perturba ligeramente el sosiego del italiano.

Tras el paso por vestuarios, Luis Enrique da entrada a Kang-in Lee, viejo conocido del fútbol española por su pasado en Mallorca. Apenas diez minutos después, el surcoreano dibuja un envío en profundidad medido a la carrera de Mbappé. Si bien es cierto, que la explosividad francés tiene la capacidad de convertir en bueno casi cualquier pase. Deja a Zubeldia por el camino y, en el mano a mano ante el guardameta realista, un giro de tobillo camino de ser su marca registrada engaña por completo a Remiro y dobla la ventaja de la Real, dando por finiquitada la eliminatoria. Mbappé es futbolista de noches grandes, un jugador construido para brillar en la Liga de Campeones. Y así se lo hace saber a la Real Sociedad. Pero los donostiarras no quieren abandonar Europa sin un último arrebato de pundonor. Barrenetxea cabecea a la red un gran centro de Zubimendi, pero el gol es anulado por centímetros. Lo consigue en el enésimo intento Merino, quien pone el gol del honor tras una jugada embarullada.

Anoeta despide orgullosa a una Real que cuajó una fase de grupos brillante, pero la eliminatoria ante el PSG le llegó en el peor momento futbolístico de la temporada. Y Mbappé, al que esta vez Luis Enrique dejó sobre el césped los noventa minutos, fue el encargado de enseñarles a los de Alguacil que Europa no perdona y, sobre todo, que él no perdona.