Últimamente parece que estamos empeñados en cambiar algunas normas del fútbol sin tener en cuenta cuál es el espíritu de dichas reglas. Si nos fijamos en el equipamiento de los protagonistas sobre el terreno de juego, por ejemplo, el reglamento dice que «las jugadoras y ... jugadores no deberán llevar equipamiento ni objetos peligrosos».
Profundizando en esta norma, «se prohíbe todo tipo de accesorios de joyería (collares, anillos, brazaletes, pendientes, bandas de cuero o goma, etc). Los jugadores tendrán la obligación de quitárselos. Asimismo, no se permite cubrirlos con cinta adhesiva».
«Se deberá inspeccionar a los jugadores antes del inicio del partido y a los suplentes antes de que entren en el terreno de juego». Así, «si un jugador llevara equipamiento o accesorios de joyería prohibidos o peligrosos, el árbitro deberá ordenar al jugador que se quite el objeto o prenda en cuestión, o que salga del césped en la próxima detención del juego si no puede o no quiere acatar la orden».
La norma especifica que «deberá amonestarse a todo jugador que rehúse acatar esta regla o que vuelva a ponerse el objeto o prenda». Sin embargo, en esta Eurocopa femenina nos encontramos con jugadoras que sí pueden jugar con uñas a mi entender excesivamente largas y por supuesto, peligrosas.
El caso más evidente lo vamos a ver en el próximo partido de la selección española, con las uñas de la jugadora suiza Alisha Lehmann.
¿Unas uñas excesivamente largas no son más peligrosas que una pulsera de hilo? Creo que el espíritu de la regla 4 lo que busca es evitar que un jugador o jugadora porte algo peligroso hacia sí mismo o su oponente. Esperemos que no tenga que ocurrir nada importante para darnos cuenta.
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