Marchesín: «Me gusta ser portero porque no hay que correr»

El progenitor de Marchesín es ginecólogo y no le interesa, ni le gusta, el fútbol. Ambos factores ayudaron al guardameta argentino a ser lo que es. «Fue mi madre, que era ama de casa, una profesión poco valorada, la que siempre estuvo encima mía y me acompañaba a todos mis viajes. A mi padre no le gusta ni nunca le gustó. No entiende de fútbol y eso fue una ventaja para mí. No tuve la presión de tener a mi papá todo el día hablando de fútbol», asegura el meta en su conversación con ABC.

Al padre de Marchesín solo le interesaba una cosa de su hijo. Que pusiera todo su amor, su pasión y su esfuerzo en lo que quisiera ser, aunque no fuera médico. «Es justo lo que él hacía, y lo que mi madre hacía, y por eso les admiro tanto. Desde el principio me apoyaron por completo a dedicarme profesionalmente al fútbol si eso es lo que yo deseaba».

Marchesín nació en San Cayetano, una pequeña localidad de 8.000 habitantes al sur de Buenos Aires. «Un pueblo tranquilo, familiar y lindo donde no hay robos ni pasa nada fuera de lo normal». Allí empezó a jugar al fútbol en el Sportivo, que junto al Independiente son los dos únicos clubes existentes. Lo hizo de delantero hasta que a los 13 años tuvo que ponerse de portero en un partido porque el ariete habitual faltó al encuentro. Ahí le cogió el gusto a los guantes, pero no fue hasta los 15 años, cuando le fichó Club Atlético Huracán, cuando se dio realmente cuenta del sacrificio que le iba a suponer llegar a la élite. «Hasta entonces, el fútbol era un hobby con mis amigos, pero mi primera pretemporada en Huracán fue muy dura. Era muy delgado, tenía unas zapatillas finitas y había que correr mucho. Ahí vi la exigencia que esto conllevaba. Si te soy sincero, me gusta ser portero porque no hay que correr».

Su ídolo de la infancia fue Casillas y de los porteros actuales admira a Courtois, Ter Stegen y, sobre todo, Neuer. «Domina el juego aéreo, el juego de pies, el uno contra uno y el control de espacios. En general me encanta la escuela alemana porque es la que mejor se ha adaptado al fútbol de hoy», explica sobre el meta alemán del Bayern. De su rival de esta tarde, destaca sus cualidades bajo palos: «En eso no hay nadie mejor que Oblak».

Marchesín siempre ha sido clave en los equipos que ha jugado. Y ganador. Entre otros títulos ha levantado la liga argentina y la Copa Sudamericana con Lanús, la liga mexicana con Santos Laguna y el América, y la portuguesa con el Oporto. Con la selección, con la que aspira a formar parte de la lista del próximo Mundial, también logró la Copa América, en 2021.

«En el Oporto, además de todos los títulos que ganamos en mis tres años allí, me nombraron el mejor portero en primera temporada y en la segunda batimos el récord histórico de porterías a cero», recuerda Marchesín, que este verano dejó el histórico club luso para afrontar un nuevo reto en el Celta de Coudet, que ha empezado en forma la temporada con siete de doce puntos en la Liga. «Tenemos un entrenador pasional que nos exige mucho, y eso es bueno. Nuestra idea es la de jugar de tú a tú, sea cual sea el rival, y ser valiente. Coudet siempre prioriza nuestro equipo a cómo juegue el rival. Vamos por el buen camino», sentencia.