Marcelino: «No cumplo los requisitos para entrenar al Real Madrid o Barça»

-¿Cómo se resucita a un equipo en una situación así?

-Nosotros no tenemos el poder de resucitar a nadie. El Villarreal pasa por una mala racha, no es normal que en cuatro meses sea el tercer entrenador. Venimos con toda la humildad y creemos en la capacidad y la actitud de estos futbolistas. Hay que intentar recuperar los grandes argumentos que demostraron en el pasado. Es una cuestión de tiempo, pero a la vez hay que optimizar rendimientos lo antes posible.

-Más allá de la salida de Emery, ¿qué falla en un equipo que en 2021 ganó la Europa League y en 2022 estaba en semifinales de Champions?

-No es un análisis que yo deba hacer, porque no estuve presente. Pero ahora que hemos aceptado esta propuesta sí hay que pensar en ayudar a modificar los resultados y progresivamente ser un equipo más sólido, eficaz, competitivo y ganador.

-¿Qué le han pedido los Roig?

-Ya nos conocemos bien ambas partes. Aunque tengamos una evolución en nuestras vidas, los valores permanecen. Estuvimos aquí casi cuatro años y también vinimos en una situación de dificultad. Confiamos todas las partes en el resto y ahora entre todos hay que encontrar soluciones. Hablar poco y trabajar mucho es una buena dinámica.

-Le tengo que preguntar por su renuncia al Olympique de Marsella, tras las amenazas ultras al presidente.

-Fue algo inesperado para todos y excepcional. Algo que no había vivido antes y espero no volver a vivirlo nunca, porque son situaciones que se alejan de la normalidad. Lo normal es que una afición aplauda, exija y si no está de acuerdo critique el funcionamiento de un equipo. Los entrenadores somos los primeros de quienes se prescinde, pero dentro de una lógica. Afortunadamente por el bien del futbol y la sociedad estas situaciones no suelen ocurrir. Ocurrió y tomamos la decisión de salir.

-¿Mandan los ultras allí?

-Como entrenador no me he preocupado de ese tema, pero está claro que su forma de actuar es condicionante. El Olympique de Marsella es un gran club, con un seguimiento social increíble en Francia y en el resto del mundo, para evolucionar y estar acorde a esa importancia social, pero la forma de trabajar es muy mejorable.

-Dijo que parecía haber alguna otra razón para que los ultras se comportasen así.

-Lo que fue reconocido por todos es que era un tema extradeportivo. Hacer una valoración deportiva tan temprana cuando sólo iban cinco jornadas, íbamos cuartos, el menos goleado con el Niza. Como autoexigencia debíamos tener más puntos y mejor juego, pero era un proceso de un entrenador nuevo, con muchos cambios en la plantilla. Fue un tema extradeportivo e inesperado, nos pilló a todos a contrapié. Sabíamos que nos iba a llevar un tiempo formar un equipo con nuestro estilo, pero creo que íbamos en el camino correcto. Ahora veremos cuál es el desarrollo del equipo (el Marsella ahora es décimo a once puntos de la Champions).

-¿Rechazó muchos proyectos el año pasado?

-Sí, bastantes. Yo me siento más cómodo cuando estoy entrenando que cuando no lo estoy y tengo que tomar una decisión de futuro. Para eso hay que ser prudente, paciente, e intentar acertar, que es muy importante cuando no estás trabajando. Conlleva mucho análisis, quieres acertar, pero siempre esperas un proyecto mejor. A mí me resulta muy difícil.

-Su nombre sonó bastante para la selección. ¿Fue una desilusión?

-El proceso fue muy corto. Desde que se decidió que Luis Enrique no siguiera, hasta la decisión de que fuese De la Fuente, pasó muy poco tiempo. Mentiría si dijera que para mí no era, es y será una ilusión entrenar a la selección. Pero también hay que decir que no hubo una posibilidad real o no fui partícipe de una terna para poder entrenar a la selección. El presidente tomó una decisión que es respetable y desde ese momento el seleccionador tiene mi total apoyo. Pasa y tienes que empezar a pensar en otras opciones. Ojalá en un futuro se confirme esa posibilidad y pueda ser seleccionador, pero ahora lo veo muy lejano.

-Y también se habló mucho de Marcelino para fichar por el Atlético cuando Simeone estuvo más cuestionado.

-Yo lo único que puedo decir es que nunca tuve la sensación de tener la posibilidad de entrenar al Atlético de Madrid porque es un equipo súper estable en el banquillo, como viene demostrando durante más de una década. Mi gran respeto profesional y personal por un grandísimo entrenador como es Simeone. El Atlético es un gran club, bien dirigido desde la cúpula y desde el banquillo, con unos resultados excelentes, pero es una posibilidad no contemplada porque no es posible.

-El otro día en una entrevista al Cholo, cuando le dijeron que Marcelino estaba confirmado, dijo sarcásticamente: «¿para el Atleti?».

-No estoy pendiente de ese tipo de situaciones. Es la primera vez que escucho esto.

-Sigue pensando que en el Top 3 de la Liga es muy difícil entrar para técnicos como Emery o usted?

-Cuando hago ese comentario es por lo que he vivido en estos 20 años como entrenador. En el Atlético hay un entrenador súper estable, y el Real Madrid y el Barcelona tienen otros perfiles. En muchas ocasiones, aquellos que han sido futbolistas de esos clubes y han tenido un papel relevante o, si no, entrenadores que han conseguido muchísimos títulos. Como esos dos requisitos no se dan en mi caso, en eso baso mi opinión. No cumplo los requisitos para entrenar al Real Madrid o al Barça.

- ¿No se ve llegando a ese Top 3?

-Mientras sea entrenador siempre intentaré aspirar a lo máximo, al mejor club posible, ilusionarme y mejorar. El entrenador sólo puede hacer planteamientos de futuro muy cortos porque dependemos absolutamente de los resultados. Pero ahora mismo sólo pienso en el Villarreal, me unen lazos de responsabilidad de revivir momentos donde fui muy feliz aquí y estamos muy contentos de volver donde se puede considerar que fue mi casa.

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-En el Valencia fue cuarto dos años consecutivos y ganó una Copa, con Peter Lim... ¿Cómo se consigue?

-Porque había un grandísimo profesional al que no conocía y luego se convirtió en un gran amigo que es Mateu Alemany, al que se dejó trabajar y tomar decisiones. En el momento que se prescindió de él, ya vemos la dinámica que sigue el Valencia. Nos apoyó en momentos de dificultad y los resultados salieron. Nos clasificamos dos veces a la Champions y una Copa del Rey ganando al Barça de Messi. Pero así es el fútbol, los dueños tienen la capacidad para tomar decisiones, acertadas o menos acertadas, y nos tuvimos que ir.

-Con todo el mundo en contra, ¿por qué cree que Lim se aferra al club?

-Es el propietario y actúa como considera. Yo no tuve mucha relación con él, afortunadamente. Sí que tuve mucha relación con Pablo Longoria y sobre todo con Mateu, que dirigía al club. Hablaría cuatro o cinco veces con Peter Lim. No era el que día a día dirigía al club, estaba a muchos kilómetros de distancia. Si quiere mantener la propiedad del club es su decisión. Lo que sí me entristece, porque estoy muy agradecido al Valencia como club y a su afición, es que un club de la entidad del Valencia esté viviendo esta situación.

-En los últimos años ha tenido varias salidas abruptas. ¿Cree que le ha faltado suerte con las circunstancias o usted también es un entrenador incómodo para las directivas?

-No lo sé. Ha habido situaciones absolutamente distintas. Hay muy pocos equipos que mantengan a un cuerpo técnico durante mucho tiempo. Antes de Valencia y Villarreal también tuve procesos muy difíciles, con cambios de propiedad en Santander, también en Zaragoza me tocó vivir un momento bastante caótico. Hay una mezcla de todo. A lo mejor nosotros no tomamos la mejor decisión en algunos casos y en otros surgieron circunstancias no previstas.

-¿Cambiaría alguna de las decisiones que tomó en algún club?

-En el único sitio donde quizá tuve una parte de responsabilidad mayor fue aquí precisamente, en Villarreal. Y si me tocara ahora y vistas aquellas circunstancias, intentaría resolverlo de otra forma. Nunca me he considerado en posesión absoluta de la verdad. Pero también te digo que estamos orgullosos de estos 20 años como entrenadores y creo que la trayectoria indica que hemos tomado muchas más decisiones buenas que no buenas. Sobre aquellas que no fueron buenas hemos reflexionado para intentar no repetir el error, y con las buenas intentamos potenciarlas para que mientras tengamos pasión e ilusión seguir trabajando en esto. Y cuando se nos acabe, nos iremos a casa.