Es fútbol y es femenino
Lesiones que traen de cabeza a las futbolistas
«Un estudio reciente concluye que las atletas femeninas no sólo son más susceptibles a la conmoción cerebral que los hombres, sino que también las sufren de forma más severa»
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Putellas, durante un partido de la selección española
Que el fútbol femenino es diferente al masculino es una evidencia de la que ya hemos hablado en esta columna por activa y por pasiva. Mismos códigos, mismas normas, mismas reglas, pero con multitud de particulares y diferencias. Desde la relación entre jugadoras, hasta ... las aficiones, los marcajes y pases y… incluso hasta las lesiones.
Sabido es que la bestia negra entre las lesiones de los futbolistas, mujeres u hombres, es la del ligamento cruzado anterior, una dolencia de tratamiento largo y sacrificado y que si además no se cura bien, tiene enorme riesgo de repetirse con aún peores consecuencias. Hay diversas teorías, todas válidas, sobre por qué afecta más a mujeres que a hombres, pero la realidad es que ellas la sufren hasta 3 veces con más frecuencia que los hombres, según un estudio del Instituto Cugat de Barcelona. Las lesiones en el fútbol se reparten diferente entre mujeres y hombres debido, fundamentalmente, a sus diferencias fisiológicas, anatómicas y biomecánicas. ¿Y qué ocurre con las lesiones en la cabeza? ¿Pueden afectar a nivel cerebral?
A principios del mes de junio saltaban de nuevo las alarmas con el caso de Sinead Farrelly. La jugadora del neoyorquino Gotham (entrenado por el español Juan Carlos Amorós), anunciaba su retirada a sus 34 años de forma abrupta y preocupante. La causa: un síndrome de post conmoción cerebral que requerirá rehabilitación y el cese inmediato de la práctica de este deporte. «Un neurólogo le aconsejó que dejara de jugar al fútbol debido a las lesiones acumulativas en la cabeza que ha sufrido a lo largo de su carrera, dejándola expuesta a otras lesiones adicionales si continúa jugando», explica el club en un comunicado. Farrelly lo deja todo estando en la cumbre, siendo ganadora de la NWSL (National Women's Soccer League) e internacional titular con la República de Irlanda. Esta valiente jugadora de padre irlandés, aunque educada y criada en Estados Unidos, es también un icono en la lucha por mejorar las condiciones, el respeto y el trato hacia las jugadoras.
Pero, ¿son peligrosos los cabezazos en los partidos de las chicas? ¿Puede pasar a otras lo que le ha pasado a Farrelly? En el fútbol se realiza a menudo un tipo de movimiento concreto que no se da en otro tipo de deportes: el cabezazo y el remate de cabeza. Es un movimiento defensivo u ofensivo que se usa para impactar deliberadamente el balón y dirigirlo durante el juego. A simple vista parece que estos golpes son sencillas fuerzas de impacto, sin riesgo aparente de producir síntomas de conmoción cerebral.
Durante el mundial de Australia y Nueva Zelanda celebrado el pasado verano, algunas futbolistas lucieron durante el Mundial un dispositivo en su cuello denominado Q-Collar. Se trata de una pieza de silicona que tiene forma de herradura, cuya misión principal es la de proteger el cerebro de los efectos asociados a los impactos repetitivos en la cabeza. Se trata de un collar deportivo que protege el cerebro de futbolistas expuestos continuamente a golpes y cabezazos, así como a las contusiones, los traumatismos craneoencefálicos y el resto de secuelas irreversibles que estos encontronazos suelen desencadenar. El Q-collar se coloca de forma muy sencilla sobre los hombros, rodeando el cuello y presionando ligeramente la yugular. Este contacto reduce el flujo sanguíneo y consigue que una mayor cantidad de sangre permanezca en el cerebro. Como consecuencia, este se hincha y deja menos espacio entre él y el cráneo, reduciendo el efecto rebote que ocurre en su interior cuando tiene lugar impacto. Llama la atención la precaución y prevención con la que se están tratando en el fútbol femenino los impactos del balón en la cabeza. Es notorio, y todos los que nos dedicamos a esto lo sabemos, que a las jugadoras en edades formativas les cuesta muchísimo dar de cabeza al balón. Se protegen e intentan hacer todo tipo de despejes con las piernas antes de darle de cabeza. También en la élite se ven a menudo situaciones similares.
El neuropatólogo Willie Stewart, de la Universidad de Glasgow, Reino Unido, es coautor de un estudio reciente que concluye que las atletas femeninas no sólo son más susceptibles a la conmoción cerebral que los hombres, sino que también las sufren de forma más severa y que sus tiempos de recuperación son más largos. Parece ser que las células cerebrales femeninas y masculinas son estructuralmente diferentes y reaccionan de forma distinta a los impactos. Martina Anto-Ocrah, epidemióloga reproductiva de la neoyorquina Universidad de Rochester, incluso tiene estudios que relacionan la conmoción cerebral con la salud sexual femenina. Sus pruebas evidencian que las lesiones en la cabeza pueden afectar a aspectos de la función reproductiva al interferir en regiones cerebrales que controlan los niveles de hormonas sexuales (estrógenos y progesterona).
Es fundamental que los cuerpos técnicos y médicos y las propias jugadoras, sean conscientes de este tema. Es imprescindible poner al alcance de todos información veraz y contrastada sobre estas lesiones e implementar protocolos específicos femeninos para que la salud de las jugadoras no se vea comprometida. Jugar al máximo nivel sí, pero con total seguridad.