Rayo Vallecano: de Jenni Hermoso y la Champions, al desastre

El equipo femenino nació en 2000. Desde entonces, las guerreras franjirrojas han conseguido tres títulos de liga en años consecutivos (en las temporadas que van de 2008 a 2011), además de una Copa de la Reina, la de 2008. Hoy todos nos sabemos de memoria los logros del FC Barcelona en la Champions League, pero fue el Rayo el primero que inició la gesta del fútbol femenino español, poniendo en el escaparate europeo de clubes importantes a las vallecanas.

La fecha aún sigue marcada en rojo en la memoria rayista. Aquel 4 de noviembre de 2010 era jueves y el estadio de Vallecas, entonces llamado Teresa Rivero, abría sus puertas para albergar un partido de Champions: Rayo Femenino-Arsenal Ladies. Una cita con la historia que congregó a unos 8.000 espectadores en la grada, todo un récord en esos momentos. Aquel mítico once de aquel Rayo lo formaron Alicia, Alexandra, Burgos, Rocío, Ana Rubio, Keka, Miriam, Jenni, Sonia, Natalia y Adriana. Un auténtico equipazo en el que una jovencísima Jennifer Hermoso ya destacaba por su calidad y garra, junto a jugadoras que han sido pasado a la historia del fútbol femenino español como Sonia Bermúdez y Natalia Pablos. La victoria fue para el Rayo por 2 goles a 0, el primero marcado a los 35 segundos, desatando la locura en el castizo barrio de Vallecas. La vuelta en Londres terminó tristemente con el sueño europeo de las rayistas, después de encajar un doloroso 4-1 en Londres.

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Aitor Santos Moya

Pero, ¿qué ha pasado desde entonces para que, justo ahora, en pleno auge del fútbol femenino. el Rayo Vallecano esté en la tercera categoría? El equipo está totalmente desaparecido y a punto de descender al cuarto escalón, tras dos descensos consecutivos las dos últimas temporadas. El equipo va en caída libre. ¿Por qué? Tras la adquisición del club, que había entrado en concurso de acreedores, por Raúl Martin Presa, la política económica que se aplicó al femenino fue la de no gastar más de lo que se podía generar e ingresar, algo que parece sensato y que ahora ya vienen anunciando desde la anterior temporada distintos clubes de la actual Primera división femenina.

Durante muchas temporadas, el club franjirrojo se mantuvo en la élite por dos motivos principalmente: uno, el hecho de que fueran, junto al Atleti féminas, el único club de Madrid en Primera división, lo que les permitía acceder a las mejores jugadoras madrileñas, a pesar de que las que más destacaban pasaban del Rayo al Atlético temporada tras temporada. Y dos, el excelente trabajo que realizaba en la gestión deportiva de la sección Juan Pedro Navarro, que tenía la virtud de retener talento e incorporar a jugadoras para mantener la categoría, a pesar de que temporada tras temporada los recursos eran menguantes. La aparición en la escena futbolística femenina del Madrid CFF y del CD Tacón provocó que muchas jugadoras de cantera pasaran a formar parte de sus estructuras. El ascenso y las posibilidades que ofrecía el Madrid CFF hizo que las mejores jugadoras del Rayo, que aún continuaban en el club, fueran poco a poco abandonando el equipo de la franja. La campaña 2021-2022 se consumó el descenso a la segunda categoría; la siguiente, la 2022-2023, se repetía la situación descendiendo al tercer escalón del fútbol femenino.

El Rayo, un equipo histórico del fútbol femenino español se hace prácticamente invisible. ¿Es ese el futuro que espera a este deporte a nivel general? La intención de sus propietarios nunca ha sido la de eliminar la sección femenina, sino la de ajustar lo máximo el presupuesto para mantener un equipo competitivo, pero no ruinoso. Se trata de controlar los gastos para maximizar el rendimiento de los fondos generados por la sección masculina. Pero, ¿esa es la solución? Los 32 millones de euros que da el Estado a los clubes sólo van a la Primera división, no al resto de la estructura, y si los que están en Primera son deficitarios pese a esa ayuda, imagínense los que están abajo. El problema es que no se crean las estructuras necesarias para generar nuevos ingresos que les permitan ser autosuficientes y competitivos, y si no fueran por las ayudas y el tirón económico que supone el masculino, a años luz del femenino, muchos clubes no serían en absoluto viables. En resumen, la mala gestión es capaz de arrasarlo todo.

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